Los hábitos del pensador sistémico
El pensamiento sistémico es una forma de ver el mundo que se centra en las relaciones entre las partes de un sistema, en lugar de centrarse en las partes individuales. Este enfoque fue desarrollado en el siglo XX por científicos y filósofos que buscaban comprender mejor la complejidad del mundo.
La historia del pensamiento sistémico se remonta a la antigua Grecia, cuando filósofos como Platón y Aristóteles reflexionaron sobre la naturaleza de los sistemas. Sin embargo, el pensamiento sistémico moderno se desarrolló a partir de la década de 1950, con el trabajo de investigadores como Ludwig von Bertalanffy, Jay Forrester y Peter Senge. Von Bertalanffy, un biólogo austriaco, fue uno de los primeros en proponer la idea de que los sistemas biológicos pueden ser analizados de manera similar a los sistemas físicos. Forrester, un ingeniero estadounidense, desarrolló el concepto de dinámica de sistemas, un método para modelar el comportamiento de los sistemas complejos. Senge, un profesor de la Universidad de Massachusetts, popularizó el pensamiento sistémico en su libro "La Quinta Disciplina".
Los hábitos del pensador sistémico son una serie de prácticas que ayudan a las personas a desarrollar un pensamiento sistémico y fueron desarrollados por la Fundación Waters, una organización sin fines de lucro dedicada a la promoción del pensamiento sistémico.
A continuación, los hábitos del pensador sistémico:
1. Intenta entender la "película completa" y busca entender el gran paisaje.
En lugar de centrarse en los detalles individuales, un pensador sistémico intenta comprender el sistema como un todo. Se pregunta a qué tipo de situación se enfrenta. Antes de enfrentarse a una situación identifica si es compleja, complicada o simple y adapta sus estrategias en función de ello. Es decir, no usa el mismo enfoque cuando está ante un problema complejo que cuando es complicado sin más. El marco conceptual Cynefin es muy útil al inicio de este tipo de procesos.
2. Amplía la visión antes de actuar sobre un sistema complejo
No se precipita, no tiene prisa. Sabe que las prisas solo llevan al desastre y a perder el tiempo. Dedica tiempo a descubrir lo más relevante sobre el sistema. Pregunta a personas con puntos de vista diferentes. Lo hace con curiosidad y con la intención de ampliar su visión, no de confirmar sus creencias. Estudia el pasado del sistema para entender por qué es cómo es.
3. Observa cómo los elementos que forman un sistema cambian a través del tiempo, generando patrones y tendencias.
Los sistemas dinámicos son construidos a partir de elementos interdependientes, cuyos valores cambian a través del tiempo. El pensador sistémico puede usar herramientas tales como el gráfico de Comportamiento vs Tiempo para registrar y observar patrones y tendencias de dichos cambios. Los sistemas están inmersos en un cambio permanente, y un pensador sistémico está atento a los patrones y las tendencias que van surgiendo a lo largo del tiempo. El pensador sistémico estudia la dinámica de sistemas y usa sus diagramas en las fases de análisis para extraer los comportamientos más relevantes y reiterativos del sistema. Estos diagramas se centran en flujos, stocks, bucles de retroalimentación y otros conceptos propios de los sistemas complejos.
4. Reconoce que la estructura de un sistema genera su comportamiento.
La estructura de un sistema, es decir, las relaciones entre sus partes, determina su comportamiento. Enfocarse en la estructura del sistema facilita un entendimiento de los resultados de un sistema. Un pensador sistémico entiende que para efectuar un cambio en un sistema debe usar el conocimiento acerca de la estructura del sistema.
5. Identifica la naturaleza circular de relaciones complejas entre causa y efecto, por ejemplo las interdependencias.
Un pensador sistémico sabe que las relaciones causa-efecto en sistemas dinámicos son más circulares que lineales, lo que significa que las causas y los efectos están interrelacionados. Las complejas relaciones de causa efecto incluyen la retroalimentación equilibrada, esto significa que el sistema en su conjunto trata de alcanzar y mantener un objetivo. Por ejemplo, el sistema de calefacción de una casa o el control automático del acelerador). Puede ser una retroalimentación de refuerzo (positiva), que a mayor causa mayor es el efecto en el tiempo. Para aumentar el entendimiento de las relaciones causa efecto, el pensador sistémico usa los diagramas causales, conexiones circulares y diagramas nivel-flujo.
6. Reconoce, afina y prueba suposiciones.
Un pensador sistémico examinará rigurosamente las suposiciones para llegar a un entendimiento en el interior del sistema. El entendimiento introduce el hecho de llevar a cabo mejoras en el rendimiento. Los humanos tendemos a hacer suposiciones sobre el mundo, pero estas suposiciones a menudo son erróneas. Un pensador sistémico no cree en los modelos, los usa, al igual que los diagramas y gráficas para entender mejor los sistemas, pero no se los cree a pies juntillas. El mapa no es el territorio. La realidad no puede ser empaquetada en un sistema con límites definidos. Hay que ponerle límites para trabajar sobre él, pero sin perder de vista la realidad. Por lo tanto, está abierto en todo momento a incorporar nuevos elementos “más allá” del sistema. El pensador sistémico está permanentemente dispuesto a cuestionar sus suposiciones y probarlas. Un hábito muy positivo es mantener vivos tus modelos, teniéndolos a la vista y adaptándolos constantemente a la nueva información.
7. Considera los temas desde un abordaje holístico y resiste al impulso de llegar a una conclusión rápida.
Para entender cómo trabaja realmente un sistema dinámico, el pensador sistémico observa al sistema desde diferentes y variados ángulos y desde diferentes puntos de vista, quizás en colaboración con otros. Los sistemas complejos a menudo tienen múltiples causas y efectos, y es importante considerar todos los factores antes de llegar a una conclusión.
8. Considera cómo los modelos mentales -actitudes y creencias derivadas de la experiencia- afectan la percepción de la realidad del momento actual y del futuro.
Los modelos mentales son creencias y actitudes obtenidas a través de la experiencia que influyen en la forma de ver el mundo de las personas y la toma de decisiones. Trabajar con un sistema dinámico requiere de un pensador sistémico cuidadoso que sea capaz de observar la forma en la que los modelos mentales afectan los resultados del sistema ahora y en el futuro. Nuestros modelos mentales, es decir, las imágenes que tenemos del mundo, influyen en nuestra forma de pensar y actuar. Un pensador sistémico desconfía de sí mismo porque está consciente de sus propios modelos mentales y de cómo pueden sesgar su visión del mundo. También es consciente de sus limitaciones cognitivas y de información. Para contrarrestarlo, usa metodologías que le obliguen a enfrentarse a sus sesgos, busca datos y argumentos que contradigan sus hipótesis y se rodea de personas que no tengan problemas en decirle lo que piensan.
9. Experimenta
Cuando tiene una razonable comprensión del sistema y ve oportunidades para mejorarlo, lanza experimentos sencillos y seguros que le ayuden a entender si va bien encaminado. Sabe que muchos de ellos fallarán, pero no le importa porque aprende de todos ellos. Cada nuevo experimento le da información valiosa sobre el sistema. Es decir, plantea la estrategia como una dirección a seguir, no como un lugar concreto y fijo al que llegar. Usa la información empírica para ir adaptando la estrategia a la realidad y aplica metodologías basadas en prueba y error como Lean Startup, Scrum o similares. Lo importante no es la metodología concreta, sino los principios que la rigen.
10. Usa la comprensión de la estructura de un sistema para identificar posibles acciones de efecto palanca.
Las acciones de efecto palanca son acciones que tienen un impacto significativo en el sistema. Un pensador sistémico utiliza su comprensión de la estructura de un sistema para identificar posibles acciones de efecto palanca.
11. Entiende la importancia de la resiliencia
Sabe que un sistema es capaz de sobrevivir gracias a su resiliencia, a su capacidad de superar las crisis. Por eso promueve la resiliencia y la redundancia y no las sacrifica a cambio de más y más eficiencia o crecimiento. El pensador sistémico es un amante de los seguros, los colchones y los sistemas de seguridad, por eso aplica metodologías de gestión de riesgos, invierte en seguros y considera siempre un margen importante de error. En una empresa esto significa introducir una cultura del ahorro para tener suficiente dinero en caja para pasar una crisis. En un equipo, significa que el equipo tenga capacidad de aumentar su carga de trabajo puntualmente sin sufrir problemas de estrés y que no haya ningún miembro imprescindible que no podamos cubrir en caso de baja o salida de la empresa. En el diseño de políticas, la resiliencia se consigue poniéndose en los peores escenarios y diseñando políticas que en esos casos no provoquen fallas en el sistema.
12. Emplea un enfoque participativo para la resolución de problemas.
Los problemas complejos a menudo requieren la colaboración de personas de diferentes disciplinas y perspectivas. Un pensador sistémico emplea un enfoque participativo para la resolución de problemas.
13. Aprende de la experiencia.
El mundo está en constante cambio, y es importante estar dispuesto a aprender de la experiencia. Un pensador sistémico es un aprendiz permanente. No da nada por supuesto. Sabe que el pasado no predice el futuro y que lo que ayer funcionó ahora podría fallar. Está abierto a nueva información. Entiende que algo que tuvo éxito dejará de tenerlo en algún momento, por eso siempre está atento y no se frustra cuando las cosas cambian. No le gusta la incertidumbre, pero ha aprendido a convivir con ella.
14. Cambia la perspectiva para aumentar la comprensión.
15. Considera las consecuencias a corto plazo, a largo plazo e inesperadas de las acciones.
Antes de toma acciones para cambiar el sistema dinámico, el pensador sistémico analiza los resultados a corto y largo plazo de la posible acción. Esta práctica incrementa la probabilidad de escoger la acción que produzca los resultados deseados. El pensador sistémico lucha contra su naturaleza cortoplacista y entiende que muchos de los resultados positivos de hoy son consecuencia de las inversiones de largo plazo de hace meses o años, por lo que se obliga a tener paciencia y a hacer inversiones en el sistema que le darán réditos en el futuro.
16. Usa el entendimiento de las estructuras del sistema para identificar posibles acciones de apalancamiento.
Basado en el entendimiento de la estructura, interdependencias y retroalimentación en un sistema, el pensador sistémico implementa acciones de apalancamiento que produzca muy probablemente los resultados no deseados. De acuerdo con Peter Senge el apalancamiento es “…ver dónde las acciones y cambios en la estructura puede conducir a mejoras significativas y perdurables”.
17. Examina un tema completamente y se resiste al impulso de negar una conclusión repentina.
Un pensador sistémico es paciente. Le tomará tiempo entender la estructura del sistema y sus comportamientos antes de recomendar e implementar una serie de acciones. Un pensador sistémico también entiende que dejarse llevar por el impulso de una solución rápida puede crear más problemas en el largo plazo. Es consciente que la tensión creada cuando una solución no es inmediatamente implementada y es capaz de soportar esa tensión mientras desarrolla un entendimiento más profundo del sistema.
18. Presta atención a las acumulaciones y sus tasas de cambio (flujos).
19. Reconoce los impactos de las demoras cuando se están explorando las relaciones de causa efecto.
El pensador sistémico reconoce que cuando una acción es tomada en un sistema dinámico complejo, el resultado de las acciones puede no ser visto por algún tiempo. Un pensador sistémico siempre tendrá en cuenta el impacto de los retardos que pueda tener el sistema cuando explora relaciones de causa efecto.
20. Examina los resultados y cambia las acciones si es necesario, algo que se conoce como “aproximación sucesiva”.
Por definición, un sistema dinámico está cambiando constantemente en el tiempo. Un pensador sistémico, en consecuencia, monitorea y evalúa el comportamiento del sistema y toma acciones cuando necesite asegurar que el sistema continúe para producir los resultados deseados.
21. Busca donde emergen las consecuencias inesperadas.
Antes de cualquier acción sea tomada para cambiar las salidas de un sistema dinámico, el pensador sistémico usa estrategias comprobadas (por ejemplo. arquetipos de sistemas o un módulo de dinámica de sistemas) para anticipar consecuencias inesperadas. El pensador sistémico no busca culpables, sino fallas en el sistema. Sabe que, salvo raras excepciones, no hay un solo culpable cuando un sistema complejo falla o hay comportamientos emergentes indeseados. Los problemas suelen ser multifactoriales y dependen más de las relaciones entre los agentes que de agentes aislados. Como es consciente de su tendencia a buscar culpables, hace un esfuerzo deliberado por detenerse y observar el sistema en su conjunto.
22. Busca analogías y metáforas derivadas de otros campos y disciplinas para comprender el funcionamiento de los sistemas.
Un pensador sistémico usa el pensamiento para abstraer los hechos y considerar la estructura subyacente del sistema. Las analogías y las metáforas derivadas de sistemas semejantes (isomorfismos) son una buena fuente de inspiración para construir modelos cualitativos que expliquen la realidad y desarrollar modelos cuantitativos que anticipen el comportamiento del sistema. Un pensador sistémico está abierto a la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad.
23. Transforma los sistemas mediante una influencia sutil y profunda.
La conciencia no es algo que esté confinado en cada una de nuestras cabezas. La conciencia es un sistema abierto, formado por el lenguaje, la sociedad y todas nuestras interrelaciones cotidianas. Cada uno de nosotros forma parte de la conciencia colectiva del mundo y los contenidos de esa conciencia se modifican constantemente por las influencias de cada uno de nosotros. Un pensador sistémico no intenta controlar el sistema sino que influye en él y entiende que el sistema tiene sus mecanismos de autorregulación y que su función es influir marcando una dirección clara, sin intentar controlar cada uno de los agentes y procesos. Un pensador sistémico no solo reconoce el potencial de cambio creativo de los procesos de retroalimentación sino que también es consciente del efecto mariposa y de los atractores extraños.
24. Actúa con humildad y compasión.
Los sistemas complejos son impredecibles, y es importante ser humilde y compasivo al tomar decisiones.
25. Busca la belleza y la armonía en el mundo.
Los sistemas complejos son a menudo sorprendentes y hermosos. Un pensador sistémico busca la belleza y la armonía en el mundo.
26. Permanece abierto al futuro.
El futuro es incierto, y es importante estar abierto a nuevas posibilidades. Un pensador sistémico permanece abierto al futuro.
27. Celebra la vida.
El mundo es un lugar maravilloso, y es importante celebrar la vida. Un pensador sistémico celebra la vida.
En conclusión, el pensamiento sistémico es una forma de ver el mundo que se centra en las relaciones entre las partes de un sistema, en lugar de centrarse en las partes individuales. Este enfoque puede ayudarnos a comprender mejor la complejidad del mundo y a tomar mejores decisiones.
Los hábitos del pensador sistémico son una serie de prácticas que ayudan a las personas a desarrollar un pensamiento sistémico. Estos hábitos se basan en la idea de que los sistemas son más que la suma de sus partes, y que el comportamiento de un sistema puede ser influenciado por las relaciones entre sus partes.
Los hábitos del pensador sistémico pueden ayudarnos a:
● Comprender mejor el mundo que nos rodea.
● Tomar mejores decisiones.
● Solucionar problemas de manera más efectiva.
● Crear un futuro más sostenible.