Ciudadano global
El ciudadano global es una persona activa, que participa y se compromete. Un actor político-cosmopolita que influye en la agenda pública en todos los niveles: local, regional y global. Son ciudadanos formados e informados, con autonomía moral desarrollada, que miran la realidad con criterio propio y operan en redes virtuales y reflexivas, alimentan la discusión, promueven el diálogo y crean conocimiento. Son personas con un mayor grado de conciencia de sus propios actos que adhieren a tres principios básicos: la defensa de los Derechos Humanos, la defensa del medio ambiente y la convicción de que la globalización tiene que estar acompañada de un mejoramiento de las condiciones de vida del planeta.
R. Falk distingue cinco imágenes de la ciudadanía globalizada: a) el reformador global, b) la elite empresarial global, c) el 'manager' del orden global en torno a problemas ambientales, d) el regionalista políticamente consciente, y e) el emergente activista transnacional.
Todas estas imágenes de ciudadanos globales formarían parte de una comunidad globalizada, que comparte la responsabilidad social, la solidaridad y el sentimiento por la equidad, así como el respeto por la naturaleza.
La ciudadanía globalizada también debería estar vinculada a una democratización global, que extienda nociones de derechos y obligaciones a escala planetaria. La extensión de la ciudadanía en nuestra época, dando por hecho la globalización de la vida y del capital, dependerá de construir y promover una agenda transnacional más sólida y un sentido de comunidad acorde, así como estimular la participación más amplia de las masas, para contribuir al proceso de una "globalización desde abajo". Dependerá también del sentido del tiempo que se tenga, y de actuar en la consideración de las generaciones aún por nacer.
Esa comunidad política global tendrá premisas en torno a la solidaridad global o a la solidaridad entre las especies vivas, en co - evolución y co - responsabilidad, distinguiendo un destino común y al mismo tiempo como reconocimiento de lo diverso y lo plural de las experiencias históricas y culturales. Por todo lo anterior, la ciudadanía global es aún un proyecto ideal, es el delta del cambio posible a través de la conformación de comunidades globales que participan del civismo global.