El Paradigma Perdido
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En 1973 Edgar Morin, conocido como “el pensador planetario de las luciérnagas más luminosas”, publica en este año una de sus obras fundamentales: ‘Le Paradigme perdu: La Nature de l’homme’ (El paradigma perdido: la naturaleza del hombre), donde presenta los conocimientos dispersos ligándolos unos con otros y proponiendo una epistemología de la complejidad.
Edgar Nahum (que más tarde adoptará el apellido “Morin”) nace en París, el 8 de Julio de 1921. El 26 de junio de 1931 Luna Nahum, su madre, muere. Edgar pasa a ser criado por su padre y Corinne Beressi, su tía materna mayor. Esta pérdida tiene un fuerte impacto en su infancia que dejará huellas indelebles durante el resto de su vida. La literatura se convierte en una cálida compañía. Tempranamente se ‘devora’ libros de las más variadas temáticas. Gran aficionado al cine, consume todo tipo de films, especialmente los de western, melodramas, operetas y aventuras. Se convierte en un entusiasta del ciclismo y la aviación. Lee a autores como Gustave Aimard, Miguel Zevaco, Jack London, Alphonse Daudet y Charles Dickens. Descubre las obras de Zola y Balzac. Entre 1935 y 1937 es fascinado por los escritores rusos Tolstoi y Dostoievski. Seguirán otros como Malraux, Proust and Céline. Comienza sus primeras lecturas filosóficas, Montaigne, Rousseau, La Rochefoucauld, La Bruyère, Voltaire and Diderot. En materia musical, se impresiona por Ludwig Van Beethoven. El Frente Popular y la Guerra Civil Española lo ayudan a reconocerse políticamente. Comienza a leer periódicos de diversas tendencias. Se compromete en acciones militantes en solidaridad con los anarquistas catalanes. En el tenso clima que precede a la Segunda Guerra Mundial, Edgar adhiere a los Estudiantes Frentistas, liderados por Gaston Bergery, que preconizaba un socialismo nacional y un rechazo a la guerra. Su padre es enlistado y se marcha a vivir con su tía paterna.
Entre 1940 y 1942 es forzado a interrumpir sus exámenes en Sorbonne cuando Francia es invadida por el ejército alemán. En Julio de 1940 huye a Toulouse, donde permanece, por primera vez, libre del excesivo control paternal. Dedica su tiempo a actividades asistenciales, como Secretario de la Asociación de los Estudiantes Refugiados. Impulsado por su amigo Jacques-Francis Rolland decide finalmente unirse al Partido Comunista, a finales de 1941. La invasión alemana al sur de Francia obliga a los amigos a huir hacia Lyon, en julio de 1942. Rolland lo invita a descubrir “Temporada en el Infierno”, de Rimbaud, que se transforma en el ‘evangelio’ de los jóvenes activistas. Entre 1942 y 1944 cada vez más envuelto en actividades ‘subversivas’, decide cambiarse el apellido Nahum por “Morin”. Vive una doble clandestinidad –como judío y comunista – actuando en la Resistencia Francesa como militante oculto del Partido Comunista. Acechado por la GESTAPO, retorna en el verano de 1943 a Toulouse, donde es recibido por una familia de obreros. Luego participa en París de acciones de resistencia que culminarían en la Insurrección de París, en agosto de 1944. Luego de la liberación de Francia, y el final de la guerra, intenta trabajar como editor en periódicos ligados al Partido Comunista Francés, como Ce Soir, y Action. Es tratado con desconfianza por miembros del PCF, por su postura crítica. Por intermedio de su amigo Pierre Le Moigne decide alistarse como voluntario del primer ejército francés en Alemania.
En 1945 se casa en París con Violette Chapellaubeau, socióloga, amiga de estudiante y compañera desde 1941.
Se muda con su esposa a Lindau, pero viaja constantemente a Berlín. Es nombrado Teniente Coronel e incorporado al gobierno militar de la zona francesa de ocupación. Estimulado por Robert Antelme, comienza a escribir su primer libro, ‘El año cero de Alemania’ (L'An Zéro de l’Allemagne), un cuadro de la Alemania destruída de 1945-46, en la cual rechaza la idea de una culpa colectiva del pueblo alemán de los horrores del nazismo.
En 1946 solicita la baja del ejército y retorna con Violette a París. La pareja es recibida por Marguerite Duras, en su apartamento de la calle Saint-Benoît, Este lugar es el escenario de intensos discusiones y encuentros con Albert Camus, Raymond Queneau and Merleau-Ponty.
Es contratado por el Ministerio de Trabajo para tomar cargo de un periódico destinado a los prisioneros de guerra alemanes en Francia. Pierde el cargo con la salida del ministro comunista Croizat. Se convierte en redactor del quincenal ‘Patriote Résistant’ de la Federación Nacional de los deportados internos residentes y patriotas’ controlada por el PCF. Es despedido del periódico luego de ser denunciado como ‘titista’ (partidario de Tito) por Pierre Courtade. Hace trabajos free-lance para los periódicos ‘Action’ y ‘Parallèlle 50’.
Sin empleo y siendo cada vez más discriminado por el PCF, Edgar Morin vive un ‘exilio interno’. Pasa sus días en la Biblioteca Nacional, escribiendo el libro ‘El hombre y la muerte’. Es en el proceso de este trabajo donde Morin formaría la base de su cultura transdisciplinar: geografía social, etnografía, prehistoria, psicología infantil, psicoanálisis, historia de las religiones, mitología, historia de las ideas, filosofía, etc. En su investigación descubre las obras antropológicas de Freíd, Rank, Ferenczi, Jung, etc.
Por causa del embarazo de Violette la pareja se muda a Vanves, donde viven con muchas dificultades económicas. Violette da clases de filosofía fuera de París. En 1947 nace Irène, la primera hija de la pareja y en 1948 la segunda, Véronique. Por sugerencia de Georges Friedman, Edgar Morin se postula para la Comisión de Sociología del CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica). Con cartas de recomendación de Merleau-Ponty, Pierre Georges y Vladimir Jankélévitch, consigue ser admitido como becario de investigaciones.
Aprovecha el primer año en el CNRS para concluir su obra ‘El hombre y la muerte’ que será editado en 1951. Aunque elogiado por importantes intelectuales, el libro no resulta resonante en el medio académico y cultural.
Es excluido del PCF por un artículo publicado en el periódico ‘France Observateur’.
En el CNRS escoge como tema de investigación la ‘sociología del cine’, para dar continuidad a su investigación sobre ‘la realidad imaginaria del hombre’, que había esbozado en ‘El hombre y la muerte’.
Sus estudios socio-antropológicos sobre cine abarcarían dos libros: ‘El Cine o el hombre imaginario’ (1956) y ‘Las estrellas: mito y seducción del cine’ (1957).
En estos años se acerca al movimiento surrealista. Funda en 1954, conjuntamente con un grupo de amigos de la calle Saint-Benoît, un comité contra la guerra en África del Norte.
Hace algunas amistades, como por ejemplo con Franco Fortini y Roberto Guiducci, líderes de un grupo de intelectuales de izquierda que publican en Italia ‘Ragionamenti’, un boletín abierto al debate.
Se entusiasma con el hecho de hacer algo similar en Francia, es entonces que nace así a fines de 1956 la revista ‘Argumentos’, dirigida por Morin hasta su último número, en 1962. Descubre las obras de Adorno, Marcase, Horkheimer, Korsch, el joven Lukács y el Heidegger de los últimos años.
Comienza con la redacción de su libro ‘Autocritique’, publicado en 1959, donde hace un primer balance de su vida y participación en el medio cultural y político de su tiempo. Vive una crisis interior. Tiene un intento frustrado en la realización de obras cinematográficas, un ‘cine-verdad’. En 1961 emprende un largo viaje por Latinoamérica. Luego de una temporada en Brasil, llega a Santiago de Chile, donde frecuenta cursos en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Visita Bolivia, Perú y México. Queda impresionado por el mundo indígena y el mundo afro-brasilero. Retorna a Francia, donde publica, en 1962, ‘L’esprit du temps’ (El espíritu del tiempo).
Durante un Congreso Mundial de Sociología, en Washington, es atacado por una fuerte fiebre que lo lleva a un estado delicado de salud. Finaliza internado en Nueva York, donde se recupera. Las primeras palabras que escribe en su lecho dicen ‘Ahora, no es solamente importante que las ideas actúen en mí, es preciso que actúen en ellos’.
Morin regresa a Francia, permanece en Montecarlo, donde comienza a esbozar ‘La vida del sujeto’. Resuelve conjuntamente con sus colegas, el cierre de la revista Argumentos. Se une a Lefort y Castoriadis en el CRESP (Centro de Investigaciones y de Estudios Sociales y Políticos). Aspiran a ‘un pensamiento que pudiese dar cuenta de la invención, la creación y del sujeto’. Escribe algunos artículos para Le Monde.
Se casa con la artista plástica Joahnne, con la cual viaja varias veces a Brasil, país por el cual siente una profunda admiración y afecto. Es invitado a participar de un gran proyecto de investigación multidisciplinario, financiada por el FGRST (Delegación General de Investigación Científica y Técnica), en la comuna de Plozevet. Pasa el año 1965 investigando, con ayuda de sus colaboradores, viviendo en una rústica cabaña, en el puerto de pescadores de Poulhan.
El resultado de las investigaciones llevan dos años para ser finalizados y generan gran polémica. La transdisciplinariedad de Morin fue considerada ‘herética’ por el DGRST.
Con una aversión cada vez más creciente al mundo académico parisino, pasa a ejercer actividades cada vez más frecuentemente fuera de París. Es invitado por Jacques Robin a convertirse en miembro del ‘Grupo de los diez’ donde profundiza en biología y descubre el pensamiento cibernético.
En 1968 Morin sustituye a Henri Lefébvre en la Universidad de Nanterre. Se involucra con las revueltas estudiantiles que empiezan a emerger en Francia. Escribe en Le Monde del 17 al 21 de Mayo, una primera serie de artículos donde intenta comprender el sentido de aquello que llamó ‘La Comuna Estudiantil’.
Viaja a Rio de Janeiro para tomar un curso en la Universidad Candido Mendes. Retorna rápidamente para acompañar los acontecimientos en Sorbonne. Publica una segunda serie de artículos en Le Monde, ‘Una revolución sin rostro’. Regresa nuevamente a Brasil, donde también es testigo de las revueltas estudiantiles en San Pablo, Salvador y Fortaleza, siendo recibido en los aeropuertos por delegaciones de los estudiantes en huelga.
Por sugerencia de Monod y John Hunt, el Instituo Salk de investigaciones biológicas invita a Morin a pasar un año en La Jolla, California. Allí conoce la revolución genético-biológica, iniciada con el descubrimiento de la estructura de doble hélice de la molécula de ADN. Se inicia en las ‘tres teorías’ que considera interrelacionadas e inseparables: la cibernética, la teoría de los sistemas y la teoría de la información.
Vuelve a Francia, pasando por Tokyo, Kyoto, Pnhom Pehn, Angkor Colombo and Kandy.
En París, inicia con ayuda de John Hunt, y aportes de Monod e François Jacob, la constitución del Centro Internacional de Estudios Bio-Antropológicos y de Antropología Fundamental.
En 1971 Morin se inicia en el pensamiento de Heinz von Förster, en la teoría de la auto-organización, etc. Lee a Prygogine, Serres y René Thom. De este proceso de encuentros, concibe la idea de un libro que se llamaría más tarde ‘La Méthode’ (El Método).
Aprovecha una estadía de tres meses en Nueva York para redactar la introducción general a ‘El Método’, además lee a Bachelard, Gottard Gunther, Tarsky, Wittgenstein, Popper, Lakatos, Feyerabend y Holton.
Publica ‘Le Paradigme perdu: La Nature de l’homme’ (El paradigma perdido: la naturaleza del hombre).
Asume como co-director del Centro de Estudios Transdisciplinarios (EHESS) cargo que ejercerá hasta 1989. Organiza con Cândido Mendes un coloquio internacional sobre ‘Crisis del Desarrollo’.
Viaja hasta Toscana, donde se refugia en el Castiglioncello de Bolgheri a escribir el primer boceto de ‘El Método’. Luego finaliza el primer volumen. En 1977 publica ‘La Méthode: La Nature, t.1’, en donde intenta presantar un conocimiento ‘enciplopedante’ en vez de enciclopédico. En otras palabras, presenta los conocimientos dispersos ligándolos unos con otros y proponiendo una epistemología de la complejidad.
Entre 1981 y 1983 publica ‘Diario de un libro’ y ‘Para salir del siglo XX’. Es honrado con la Legión de Honor por el Ministerio de Ciencia y Técnica. Lanza ‘Science avec conscience’, donde destaca los límites, posibilidades y responsabilidades de la ciencia.
Morin publica ‘Naturaleza de la URSS: Complejo Totalitario y nuevo Imperio’, en el cual profundiza su análisis del comunismo soviético y anticipa el rumbo de los acontecimientos en la era Gorbachov: ‘una evolución reformadora seguida de desintegración’. En Portugal, participa del debate ‘El problema epistemológico de la complejidad’, en Lisboa. Publica ‘La Méthode: La Conanaissance Connaissance, t.3’
Emprende investigaciones acerca de la identidad europea y la diversidad cultural. Publica su libro ‘Pensar Europa’. En 1989 publica ‘Introducción al Pensamiento Complejo’, en el cual procura explicar las ideas desarrolladas en los tres primeros volúmenes de ‘El Método’.
Aparece el cuarto volumen de su gran obra: ‘La Méthode: You read Idées: leur habitat, leur vie, leurs moeurs, leur organisation’.
Escribe el libro ‘Terre-Patrie’ (Tierra Patria), en colaboración con la periodista Anne Brigitte Kern. En 1994 publica ‘Mes Demons’ (Mis demonios), donde hace un balance de su vida y trayectoria intelectual. Es lanzada la colección de textos ‘La Complejidad Humana’, reunida y organizada por Morin. Lanza ‘Un año Sísifo’, que Morin denomina ‘Diario de un fin de siglo’, con anotaciones hechas sobre acontecimientos de su vida personal y pública. Es duramente criticado por los intelectuales franceses. Publicación de ‘Los Fratricidas: Yugoslavia-Bosnia 1991-1995’; Publicación del diario ‘Pleurer, aimer, rire, comprende - 1er Janvier.1995 - 31 janvier 9’
En 1997 publica ‘Amor, Poesía, Sabiduría’, a partir de tres conferencias realizadas sobre los respectivos temas.
Recibe la condecoración de Oficial de la Orden del Mérito, el mayor título del Gobierno Español.
Es invitado por el Ministerio de Educación de Francia, para presentar un plan de sugerencias y propuestas para una reforma educativa en el país.
Se realiza el 1er Congreso Interlatino para el Pensamiento Complejo, en Rio de Janeiro.
Publica el libro ‘La tête bien faite’ (La cabeza bien puesta).
En 1999 se crea la Cátedra Itinerante Unesco Edgar Morin para la enseñanza del Pensamiento Complejo, con sede en la Universidad del Salvador, en Buenos Aires.
Recibe de Portugal la condecoración de la Gran Cruz de la Orden de Santiago de la Espada.
Viaja hacia China y Japón, para una serie de conferencias, a partir de la traducción de sus obras a estos idiomas.
Publica el libro ‘L' Intelligence de la complexité’. En 2000 publicación ‘Los siete saberes para una educación del futuro’, con el patrocinio de la UNESCO. En Julio de 2001 recibe condecoraciones por parte de la UNESCO y la República de Francia. Además de celebrar sus 80 años. Recibe salutaciones de todas partes del mundo, al tiempo que emprende varios viajes internacionales (Bolivia, Canadá, México, Argentina, Italia y España.
En 2002 es nombrado director emérito de CNRS. Dicta varias conferencias en Francia.
Texto de Morin:
"Mi optimismo se funda en lo improbable"
Una política de civilización
Una nueva resistencia ha nacido desde la toma de conciencia ecológica, la extensión del desempleo y la desertificación de las ciudades: microtejidos de la sociedad civil tratan de reaccionar por ellos mismos y abren perspectivas de una economía evidentemente herética a los ojos de los economistas, la economía de la calidad de vida y de la convivencialidad.
Pero estas iniciativas son locales y dispersas. No hay que sistematizarlas pero sí sistemizarlas, es decir religarlas, coordinarlas para que constituyan un todo. Hay que hacerlas emerger a la política de civilización. Mientras que solidaridad, convivencialidad y ecología son pensadas separadamente, la política de la civilización las concibe en conjunto y propone una acción de conjunto. Solidarizar, responsabilizar y moralizar son interdependientes.
Hay en cada una y en todas un potencial de solidaridad que se revela en circunstancias excepcionales y hay una minoría una pulsión altruista permanente. No se trata entonces de promulgar la solidaridad pero sí de liberar la fuerza de las buenas voluntades y de favorecer las acciones solidarias.
Edgard Morin