Articulación entre el sector público y el sector social
Articulación Estado - ONG, una nueva modalidad de financiamiento social, por Carolina Biquard, directora ejecutiva de la Fundación Compromiso
Una nueva modalidad de finEn Reino Unido, el gobierno de Gordon Brown selló un acuerdo histórico (que había empezado a gestar Tony Blair) con la organización sin fines de lucro Social Finance: por siete años el gobierno inglés cedía a Social Finance la administración del programa de convictos por delitos menores de la cárcel de Peterborough; el objetivo era reducir en dicho plazo la tasa de reinicidencia en delincuencia en un 20%. Social Finance, fundada y liderada por Sir Ronald Cohen -reconocido como el padre de las finanzas de riesgo- se hacía responsable de obtener los fondos para poner en marcha el programa y recaudó 5 millones de libras esterlinas, aportados por varias fundaciones filantrópicas y la Lotería Nacional Inglesa.
Social Finance, de la mano de varias organizaciones que brindaban servicios de contención psicológica y reinserción laboral a los convictos, aspiraba a disminuir la reincidencia y, como premio, el Estado inglés devolvería a los inversores el total de los fondos, sumando un 13% de interés. Este acuerdo se basaba en lo que el Estado inglés se ahorraba al disminuir la población carcelaria (o al disminuir la reincidencia).
La revolución cultural
Imaginemos la revolución cultural que implica esta nueva modalidad de financiamiento que permite a los ONG cumplir con sus objetivos, a los inversiones recuperar su inversión con una renta y al Estado reconocer el impacto social que tiene solucionar un problema con el correspondiente ahorro para los recursos públicos.
El Estado ahorra mucho presupuesto público cuando permite que la inversión de riesgo privada asuma el financiamiento de programas de impacto social y solo reintegra esos fondos más una renta razonable, si se comprueban los resultados positivos a partir de indicadores de cambio concretos.
Una acción clave para el éxito fue que una ONG recibiera a los internos a la salida de la cárcel. Habitualmente, los convictos ya liberados salían con 50 libras y muchas veces no había nadie que los esperara, salvo la cadena del narcotráfico para retener mano de obra del delito. Algo tan de sentido común como esperarlo a la salida de la cárcel, contenerlo y darle trabajo, resultó en una retorno económico impensado en el mundo de la filantropía, para una fundación inglesa dedicada a aliviar la pobreza como la Paul Hamlyn Foundation que invirtió en el proyecto, entre otras.
Este novedoso contrato social dio nacimiento a una nueva economía que puede catalizar un cambio social, ambiental y cultural más equitativo. Se la bautizó la Economía de Impacto que, junto con la revolución digital, serán las modalidades que cambiarán la manera de trabajar y de abordar los grandes temas que nos atraviesan a los ciudadanos de tantos países.
Con la Economía de Impacto el Estado genera grandes ahorros al encontrar soluciones nuevas a problemas viejos y nuevos, mientras los especialistas en temas sociales realizan la inversión. Además, el mercado encuentra una manera efectiva y redituable de resolver grandes conflictos sociales muy costosos y dañinos para toda la sociedad y el Sector Social, el gran actor en cuestión, logra la gran articulación con el Estado y el mercado poniendo manos a la obra a la resolución de estos problemas.
Un nuevo paradigma
Hace más de 40 años que las democracias desarrolladas ven a las organizaciones del Sector Social como una alternativa muy relevante para brindar las respuestas que antes daba el Estado a distintos problemas sociales. Pero se entendía que estas organizaciones no tenían la escala ni la facultad regulatoria del Estado para convertir en política pública las soluciones efectivas e innovadoras que acercaban al tablero social.
Ahora, gracias a la Economía de Impacto, el mundo de las innovaciones sociales está viviendo un nuevo paradigma, que nutre de esperanza el futuro de todos los que queremos vivir en democracia pero que necesitamos urgentemente que la democracia nos demuestre que puede encontrar una solución a los grandes temas que la aquejan.
Sir Ronald Cohen lidera este nuevo movimiento social en el que ha involucrado al G8 y a cientos de fondos de inversión, así como a gobiernos como el de Canadá, Israel, Mozambique, Paquistán, Irlanda, por mencionar solo algunos. Crearon el Global Steering Group, un movimiento mundial para promover este método innovador de financiar servicios sociales centrado en los resultados y basado en los vínculos y la colaboración de todos los sectores de la sociedad.
Los referentes mundiales de este novedoso movimiento que está identificando nuevas oportunidades sociales para gobiernos, emprendedores sociales y para empresas, se reunirán en Buenos Aires el próximo lunes 18 y martes 19 de noviembre en el GSC Imact Summit Latin America 2019. Estamos todos invitados.