Diálogo
Según el filósofo español Raimon Panikkar, en vez del diálogo dialéctico, que se rige por la ley de las dicotomías, la racionalidad instrumental y la necesidad de que al final del mismo haya vencedores y vencidos, debemos intentar el diálogo dialogal, que no se propone convencer al otro sino que se trata de un aprendizaje de la lengua ajena –mitos, símbolos, idiomas, costumbres– para después intentar un aventurarse juntos en lo desconocido.
Todo ello, además, sobre la base de que al otro no se lo puede conocer sin antes quererlo, sin sentir que no es un extranjero sino una parte de uno, y sin entender que la vida ni se rige por la lógica ni es totalmente inteligible.
Es importante considerar que hay, o puede haber, otras entidades además de aquellas que tomamos en cuenta. El "yo" no puede agotar lo real, no es el centro. Es por ello que toda sociedad debe estar abierta y no cerrarse en su propia autointerpretación. Se debe ser capaz de aceptar un punto trascendente incomprensible, para así poder superar el esquema hegemónico del "yo" como el poseedor de una razón unitaria.
Cuando se presenta el conflicto pluralista, la manera de solucionarlo no es a través de que alguna de las partes trate de convencer a la otra, sino a través del diálogo, es decir, que el otro no es sólo uno, mero objeto de mi conocimiento, sino otro en sí mismo, que es una fuente de comprensión y no necesariamente comprensión reducible a la mía propia. Es tratar de encontrar un valor superior, que las dos partes reconozcan y que ninguna controle. Por tal razón, la actitud pluralista no asume, de antemano, situaciones no negociables. En cada caso implica una nueva creación. No se puede olvidar que el otro puede ver las cosas bajo perspectivas diferentes y, por lo tanto, necesita tratarlo de manera distinta.
Las instancias de diálogo sostenidas en el tiempo promueven la construcción de capital social, que depende en gran medida de la construcción de confianza y postula la honestidad intelectual como un valor inclaudicable.
Diálogo multicultural
Un desarrollo justo, humano, sostenible y pacífico, debe también favorecer el diálogo multicultural, el intercambio de ideas y el fomento de la creatividad. El diálogo multicultural busca comprender los fundamentos culturales de los grupos, naciones o etnias, las cuales se caracterizan por su gran diversidad, generando intercambios en beneficio de las partes. Apunta a que la gente se entienda e interactúe, respetando la singularidad y no buscando la similitud.
Esta perspectiva invita a los distintos grupos culturales a tomar conciencia de la enorme riqueza que significa la diversidad existente, representada por identidades propias en los distintos ámbitos -grupos religiosos, nacionales y étnicos-, con el objetivo de lograr una convivencia positiva y no violenta.
Al respecto, Panikkar, en vez del multiculturalismo anima al interculturalismo, una suerte de interdependencia de civilizaciones y culturas fundamentada en el cultivo de la confianza, en la fecundación mutua y en la recuperación de las palabras primordiales como vehículo de comunicación, que son las de la mística y también las del amor o las de la poesía.
Como bien sostiene Patricio Sutton, en la era de la globalización la interculturalidad representa un valor tan importante como la biodiversidad.
Diálogo multisectorial
Es llamado también "la sesión de diálogo entre múltiples interesados", ya que suele abarcar a diferentes sectores que incluyen al gobierno, a la sociedad civil y al sector privado, que tienen interés por los temas o problemas que confronta la sociedad.
En sentido amplio, el término se utiliza para referirse a un tipo de relaciones horizontales entre el Estado y las organizaciones de la sociedad civil (empresas, sindicatos, asociaciones, grupos, comunidades, etc.) con el fin de abordar conjuntamente los problemas sociales y contribuir a elaborar soluciones fundadas en el consenso.
El diálogo multisectorial se basa en la información que los distintos actores sociales se proveen mutuamente, así como la consulta con los interlocutores, previa a la realización de actos que pudieran afectarlos. Obtener información de los actores sociales y ser consultados por ellos es un derecho básico de todos los participantes.
En cualquier caso, resulta vital generar espacios, construir y animar el diálogo y la reflexión continua y plural de los seres humanos, para dejar un legado de visiones compartidas y acciones comprometidas que propicien la paz y generen soluciones durables a los retos de la humanidad.
Diálogo democrático
“El diálogo democrático es un proceso incluyente, inter-institucional y multiparte, dirigido a problemas sociales complejos, que anima a los participantes a hablar y escucharse mutuamente para construir confianza y permitir la construcción de consenso”, dice el Glosario de la Red de Diálogo Democrático de las Naciones Unidas.
Una de las grandes preocupaciones del mundo actual se centra en la necesidad de crear interacciones, encuentros, debates y diálogos para analizar los grandes temas de la agenda mundial. Por ello, cada vez más se celebran encuentros de ciudadanos de todo el mundo, líderes de opinión, representantes de la sociedad civil, de las organizaciones internacionales y, de manera general, personas en un entorno intergeneracional, para construir, mediante el diálogo, espacios de reflexión y celebración.
Las sociedades, los países, las universidades, las ONGs, las personas, requieren conocer posiciones distintas frente a temas vitales, ya que ello es una fuente de riqueza en la búsqueda de nuevas soluciones y de encontrar su propia visión. Es necesario buscar visiones divergentes, pero no para confrontarlas, sino para que coexistan y, de esa manera, disponer de una fuente para la innovación, de un potencial que permita crear lo nuevo.
En definitiva: todos los actores de la sociedad deberían considerar distintas visiones para guiar y motivar su desarrollo.
El diálogo permanente entre los integrantes de los diferentes sectores (social, público, económico), permite a las partes aprender y ampliar las perspectivas y generar asociaciones. Estas asociaciones no sólo posibilitan que se combinen habilidades, sino que proporcionan acceso a realidades y situaciones diversas que ni los gobiernos, ni las empresas ni las ONGs podrían tener por sí mismas.
Asimismo, el diálogo abierto y los consensos claros entre gobiernos, ciudadanos y otros sectores, resultan imprescindibles para enfrentar temas sustanciales tales como terminar con la desigualdad e impulsar el desarrollo.
Este diálogo debe ser ante todo participativo, plural e incluyente, y debe ser parte de un proceso para la construcción de consensos.
Expertos en estos temas señalan que la percepción de interdependencia entre los actores involucrados, el sentimiento de urgencia hacia el logro de acuerdos, y la disposición generalizada a sentarse a una mesa de diálogo, son tres condiciones necesarias para darle viabilidad a un proceso incluyente de construcción de consensos.
A partir de un proceso de diálogo se puede consensuar una agenda común y establecer mecanismos de cooperación entre las partes, siempre y cuando se satisfagan previamente los requisitos mínimos de participación, entre los cuales pueden mencionarse la generación de sinergias y la creación de un espacio de diálogo imparcial e incluyente, que trascienda las agendas de los grupos de interés particulares.
Un desarrollo justo, humano, sostenible y pacífico, debe también favorecer el diálogo multicultural, el intercambio de ideas y el fomento de la creatividad. Es por ello que resulta vital generar espacios, construir y animar el diálogo y la reflexión continua y plural de los seres humanos, para dejar un legado de visiones compartidas y acciones comprometidas que propicien la paz y generen soluciones durables a los retos de la humanidad.
Diálogo con los públicos de interés (stakeholders)
Los grupos de interés han sido siempre el centro de la gestión de las empresas. Nunca una empresa ha podido permitirse el lujo de ignorar los legítimos intereses de sus accionistas, clientes, proveedores, empleados etc., Lo que ocurre es que ahora los grupos de interés se han extendido y tienen más poder para influir en las organizaciones. En parte, este poder se debe al potencial de comunicación que los mismos poseen y aumenta en la medida que disminuye el control que lo organización puede ejercer sobre ellos.
En el pasado, era relativamente sencillo el diálogo con los grupos de interés ya que todo se reducía a una relación, principalmente de carácter económico y local, que tenía su correspondiente reflejo en los resultados de la empresa.
Sin embargo, en el entorno actual, los grupos de interés exigen mayores responsabilidades a las empresas y condicionan sus resultados y sostenibilidad, tanto si su impacto en la misma es directo o indirecto.
Es en este contexto que aumenta la importancia del diálogo con los grupos de interés para cualquier organización cuyo objetivo es ser responsable y sostenible.
Una organización no puede gestionar sus grupos de interés, pero si debe gestionar los procesos de diálogo que mantiene con ellos.
Mantener un proceso de diálogo con los distintos grupos de interés aporta diversos beneficios para la empresa, entre los que destacan:
• Mejor gestión del riesgo, que permite a los grupos de interés participar en la identificación de temas relevantes para la organización.
• Desarrollo de nuevos procesos, productos y servicios a partir de la información recopilada en el proceso de relación establecido con cada uno de los grupos de interés, favoreciendo, por tanto, la innovación en la empresa.
• Incremento del nivel de comprensión del contexto social, económico y ambiental actual y futuro, que permite identificar nuevos mercados y oportunidades de negocio.
• Incremento de la buena reputación de la empresa.
La manera en que una organización dialoga con sus grupos de interés es única, aunque pueden existir muchas similitudes en enfoques y técnicas utilizadas. Sin embargo, son las personas que trabajan en una organización quienes son los últimos responsables de este diálogo y quienes toman las decisiones al respecto.
AccountAbility, The Institute for Social and Ethical AccountAbility, ha desarrollado al respecto una serie de normas internacionales AA1000 que se basan en la necesidad que tienen las organizaciones de implicar a sus grupos de interés para identificar, comprender y responder a los temas y preocupaciones referentes a la sostenibilidad.
En el contexto de la RSE, los términos ingleses accountable y accountability se pueden traducir como “la rendición de cuentas y la asunción de responsabilidad de las organizaciones por sus actos e impactos” frente a todos sus grupos de interés. Se exige, por lo tanto, que una empresa responda, no solo a los intereses de sus accionistas, sino a las expectativas de diferentes grupos de interés, incluyendo a los accionistas, pero sin exclusividad.
Reflexión final
John Stuart Mill creía que la búsqueda de la verdad requería la combinación de ideas y proposiciones, incluso aquellas que parecen estar en oposición entre sí. Nos instó a permitir que otros hablen y luego a escucharlos por tres razones principales:
• En primer lugar, la idea de la otra persona, por controvertida que parezca hoy, podría resultar correcta. ("La opinión puede ser cierta").
• En segundo lugar, incluso si nuestra opinión es en gran medida correcta, la mantenemos de forma más racional y segura como resultado de ser desafiados. ("El que conoce sólo su lado del caso, sabe muy poco de eso").
• En tercer lugar, y en opinión de Mill, es probable que los puntos de vista opuestos contengan cada uno una parte de la verdad que debe combinarse. ("Las doctrinas en conflicto comparten la verdad entre ellos”).
El poder de la palabra ha sido tradicionalmente conocido por las comunidades étnicas: saber dialogar implica saber decir y saber escuchar. Como también lo dice el Papa Francisco, “todo diálogo es una conversación: de ida y vuelta de planteos, de escuchas, de aperturas donde la paz y la amistad social necesitan de la justicia social y de responsabilidad respetuosa de las diferencias”.
Si la cultura del encuentro conlleva al encuentro de culturas, el “diálogo de saberes” supone un proceso de relación horizontal, en el que todos los saberes son reconocidos y no se supone un único discurso válido, se ponen en interacción dos lógicas diferentes: la de conocimiento científico y la del saber cotidiano, con una clara intención de comprenderse mutuamente y que implica el reconocimiento de otro sujeto diferente, con conocimientos y posiciones diversas. Alcanzar este propósito requiere un cambio en el paradigma de la educación.
Para leer más:
Gestión del conocimiento – Diálogo
Cuatro tipos diferentes de conversación: debate, diálogo, discurso y diatriba
La ética de la razón cordial, por Adela Cortina
Videos de Adela Cortina:
● Ética cívica y adopción de acuerdos.
● Pluralismo moral y democracia deliberativa
● ¿Qué es y para qué sirve la ética?
● Ética cívica transnacional. Ciclo "La democracia hoy: el papel crítico de la sociedad civil"