Negocios en la base de la pirámide
La base de la pirámide (BdP) está compuesta por más de 4.000 millones de personas, es decir, por los dos tercios de la humanidad que permanecen excluidos de nuestro sistema económico. Las iniciativas llevadas adelante por las empresas para poner en marcha negocios responsables y sostenibles dirigidos a satisfacer las necesidades reales de las personas que subsisten con menos de dos dólares al día, son llamados “negocios en la base de la pirámide”. El objetivo último es que las empresas multinacionales consideren la BdP como el mercado que les puede ofrecer las mayores posibilidades de crecimiento y, de esta forma, contribuyan al desarrollo y a la creación de valor social.
De acuerdo con C.K. Prahalad sólo "Cuando los consumidores de la base de la pirámide tengan la oportunidad de participar y beneficiarse de la posibilidad de elegir productos y servicios que se ponen a su disposición mediante mecanismos de mercado, la transformación social y económica puede ser muy rápida". Esta perspectiva conduce a pensar que, para ser sostenible, la responsabilidad social debe ser parte de la estrategia de negocio de las empresas.
En tal sentido, se propone desarrollar modelos empresariales win-win, en los cuales se generan beneficios sociales para la comunidad, pero también nuevos negocios con alto potencial para ser replicados. El énfasis de este enfoque se pone sobre la rentabilidad de las empresas por cuanto que, de obtenerse tales rendimientos, habría un mayor compromiso empresarial, un flujo mayor de fondos para el emprendimiento y, en definitiva, una promesa cierta de sostenibilidad para ellos.
El World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) impulsa esta perspectiva de manera activa. Según esta organización, este modelo contribuye a la creación de oportunidades para los pobres mediante el desarrollo de actividades y la provisión de los activos necesarios “para que la gente viva en condiciones seguras, enfrente y se recupere de las crisis, y ofrezca oportunidades para las próximas generaciones”.
Jeffrey Sachs considera que se hace necesario reorientar la acción pública y privada hacia la inversión en seis aspectos que mejorarían las oportunidades de los pobres para participar en el mercado:
1. Capital humano (educación, salud, nutrición);
2. Capital empresarial (maquinaria, equipo, capital de trabajo);
3. Infraestructura (carreteras, telecomunicaciones, servicios públicos);
4. Capital intelectual (investigación y desarrollo tecnológico);
5. Capital natural (tierra de buena calidad, conservación de la biodiversidad y los sistemas ecológicos)
6. Capital público institucional (sistema de justicia, regulación económica, seguridad).
Dichas medidas tienen el propósito de reducir la base de los más pobres y aumentar la de la clase media, alcanzar una distribución del ingreso más equitativa, que estimule a su vez la demanda agregada, genere mayor equidad y capacidad para ordenar las cosas con justicia.
En consecuencia, el logro de impactos duraderos en la base de la pirámide requiere de estrategias complementarias que involucren múltiples actores públicos y privados, tales como las Metas del Milenio y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. De esta premisa surge otra serie de preguntas que tienen que ver con la disposición de los países ricos para financiar estas tareas, la cohesión de los Estados y de la sociedad civil para llevarlas a cabo, entre muchas otras.