Diferencia entre revisiones de «Ecologia emocional»
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Revisión actual del 14:07 29 sep 2023
La ecología emocional es el arte de la sostenibilidad emocional. Nos invita a tomar conciencia de que formamos parte de un ecosistema humano y natural, dentro del cual todos somos piezas importantes e influimos en el conjunto.
La ecología emocional es el arte de transformar y dirigir nuestra energía de manera que tenga un impacto que pueda mejorar nuestro crecimiento personal, la calidad de nuestras relaciones y promover un mejor cuidado de nuestro mundo.
Nuestras acciones y nuestra pasividad tienen un impacto en el clima emocional global, haciendo que aumenten el desequilibrio, el sufrimiento, la enfermedad y la destructividad, o el equilibrio, la armonía, el bienestar y la creatividad.
Somos responsables de la persona que somos y corresponsables del mundo que tenemos. Apostar por la sostenibilidad emocional es ser inteligente. Hay que reducir el nivel de tóxicos que emanamos, reutilizar y reciclar capacidades y habilidades adormecidas, y reparar heridas para conseguir la armonía.
Para tener una vida emocionalmente sostenible es necesario trabajar las tres 'R':
- Reducir los contaminantes emocionales
- Reciclar recursos y emociones
- Recuperar la armonía
La ecología emocional ofrece por lo tanto un paralelismo creativo entre la gestión medioambiental y la forma de entender y gestionar las emociones. Hay dos valores claves: la responsabilidad y la conciencia del impacto emocional global. Todo lo que hacemos y todo lo que dejamos por hacer tiene consecuencias dentro del ecosistema humano.
Mercè Conangla y Jaume Soler, destacados profesionales dentro del área del autoconocimiento y de la psicología personal, son los creadores del concepto de Ecología Emocional y las personas que lideran el Instituto de Ecología Emocional que lo desarrolla y aplica.
Código ético de la ecología emocional
Dado que la ecología emocional nace con voluntad de aplicarse y trata con contenidos emocionales delicados y sensibles, es preciso que se nutra de unas fuentes éticas que garanticen la máxima seriedad y respeto a las personas. Estos son los principios en los que se basa:
● Principio de unicidad
● Principio de libertad
● Principio de responsabilidad
● Principio de respeto
● Principio de sostenibilidad
● Principio de crecimiento paralelo
● Principio de coherencia
● Principio de conservación
Las leyes de la ecología emocional
1. Ley de la diversidad y riqueza de afectos: la vida natural depende de su diversidad y riqueza. Todos los afectos son necesarios.
2. Ley de la interdependencia afectiva: todas las formas de vida dependen entre sí. Somos sistemas de energía abiertos y nadie es emocionalmente autosuficiente. Todo lo bueno que hacemos tiene un impacto positivo en el Universo, lo desadaptativo perjudica a todos.
3. Ley de la gestión ecológica de los recursos afectivos: todos los seres vivos y todos los recursos son limitados. Hay que hacer una buena gestión de los afectos. Su mala gestión puede acabar agotándonos y destruyéndonos.
Las 7 leyes de la gestión ecológica de las relaciones:
1. Ley de la autonomía: ayúdate a ti mismo y los demás te ayudarán.
2. Ley de la prevención de dependencias: no hagas por los demás aquello que ellos pueden hacer por sí mismos.
3. Ley del boomerang: todo lo que haces a los demás, también te lo haces a ti mismo.
4. Ley del reconocimiento de la individualidad y la diferencia: no hagas a los demás aquello que quieres para ti, pueden tener gustos diferentes.
5. Ley de la moralidad natural: no hagas a los demás aquello que no quieres que te hagan a ti.
6. Ley de la autoaplicación previa: no podrás hacer ni dar a los demás aquello que no eres capaz de hacer ni darte a ti mismo.
7. Ley de la limpieza relacional: tenemos el deber de hacer limpieza de las relaciones que son ficticias, insanas y que no nos permiten crecer como personas.
Mente y emoción trabajan juntas para guiar nuestras acciones de cara a mejorar nuestra persona en términos individuales y también como parte de los sistemas sociales. Somos parte del problema cuando nos dejamos llevar por la vida en lugar de asumir nuestra responsabilidad, cuando no somos coherentes y no tomamos una posición clara sobre nosotros mismos y el mundo; cuando contaminamos emocionalmente, cuando dirigimos nuestra energía a la destrucción adoptando estrategias basadas en la violencia.
Ser parte de la solución consiste en elegir de forma responsable un modelo humano más amoroso, más creativo, autodependiente y pacífico. Sólo así tendremos posibilidades reales de sobrevivir como especie.
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