Diferencia entre revisiones de «Ecología emocional»

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Ser parte de la solución consiste en elegir de forma responsable un modelo humano más amoroso, más creativo, autodependiente y pacífico. Sólo así tendremos posibilidades reales de sobrevivir como especie.
 
Ser parte de la solución consiste en elegir de forma responsable un modelo humano más amoroso, más creativo, autodependiente y pacífico. Sólo así tendremos posibilidades reales de sobrevivir como especie.
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'''Responsabilidad afectiva'''
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La responsabilidad afectiva se define como saber responder de manera adecuada a las necesidades de aquellas personas con las que uno voluntariamente se vincula, teniendo siempre en cuenta que todas las acciones que se hagan tendrán cierto impacto en la otra persona.
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En este sentido, además del amor como sentimiento universal, es importante instaurar el respeto por el otro y viceversa, prestando mucha atención en mantener siempre la empatía, el afecto, la comunicación y sobre todo, proteger ese vínculo especial que nos une a los otros.
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La responsabilidad afectiva necesita de dos aspectos fundamentales para funcionar:
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1.   el respeto interpersonal
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2.   la inteligencia emocional.
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Cuando una persona crece en una familia en la que los modelos parentales y educativos no hablan acerca de los dos aspectos mencionados, se vuelve muy complicado.
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Tom Roberts, un reconocido filósofo, explicó que todas las personas tienen la obligación de responsabilizarse de la correcta gestión de sus emociones. Es una prioridad, puesto que dichas emociones tendrán un gran impacto en cualquier vínculo creado con otra persona.
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'''¿Cuáles son los pilares de la responsabilidad afectiva?'''
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La responsabilidad afectiva se centra en determinados pilares, los cuales son esenciales para comprender de qué se trata realmente. Una vez aprendidos, será más sencillo aplicarlos y pueden ser de gran ayuda para comprender ciertas situaciones.
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<u>Primer Pilar: La comunicación empática y asertiva</u>
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Se refiere a un tipo de comunicación sincera, respetuosa y por supuesto, empática, la cual es clave para llevar una relación saludable. En este sentido, es importante saber cómo dar un mensaje, es decir, la forma en la que se expresará dicho mensaje. Esto no quiere decir que hay que ser extremadamente minuciosos, ya que sería tedioso y sobre todo, agotador.
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La idea principal es desarrollar una especie de armonía relacional que, además de ser saludable, permita que el diálogo sea más fluido. El diálogo siempre debe estar orientado a llegar a diferentes acuerdos para evitar que surjan molestias y discusiones. Hay que tener presente que la comunicación es la que permite construir. De este modo, es posible crear un espacio más íntimo en el que la confianza y el respeto fluyan con normalidad. Es muy importante poder expresar lo que se siente, sin importar el momento, lo mismo para las necesidades de cada una de las partes.
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<u>Segundo pilar: Respeto total</u>
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Actualmente, existen muchos tipos de relaciones, no obstante, en cada una de ellas es importante mantener siempre el respeto total. En pocas palabras, la responsabilidad afectiva también se basa en respetar a esa persona con la que se ha creado un vínculo. Tanto el respeto como el cuidado son fundamentales y prioritarios para crear un vínculo saludable.
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<u>Tercer pilar: Establecimiento de acuerdos que deben respetarse</u>
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Uno de los primeros puntos que hay que comprender es que una relación no es una empresa, aunque sí es un equipo formado por dos personas. Por lo tanto, los acuerdos, así como las normas internas, son más que necesarios en cualquier relación.
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Asimismo, hay que descubrir cuáles son las necesidades de cada uno y sobre todo, los límites. Para lograrlo es necesario sentarse y establecer una especie de negociación. Lo ideal es dejar las cosas muy claras mucho antes de que empiecen a surgir los problemas.
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Del mismo modo, más allá de los acuerdos alcanzados, las diferencias y conflictos entre ambas partes pueden llegar a aparecer en cualquier momento. Por lo tanto, la persona que ya conoce acerca de la responsabilidad afectiva, debe comprender y más importante aún, saber cómo solucionarlos en el momento justo. La madurez resulta esencial en este aspecto, y también el hecho de tener una especie de brújula emocional que sirva de guía durante circunstancias complejas.
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<u>Cuarto pilar: compromiso para proteger la relación</u>
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Otro de los pilares importantes, tiene que ver con el hecho de que, para bien o para mal, surgirán situaciones complicadas. Por lo tanto, en lugar de huir, lo ideal es quedarse y encontrar la forma en que la relación pueda superar los momentos difíciles.
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La idea de vincularse con una persona no es repetir a diario lo que se quiere en dicha unión. Se trata de que ambos trabajen mutuamente para cuidar el vínculo a través de la dedicación, el afecto y la valentía.
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Nunca es bueno rendirse ante la primera situación de conflicto, todo lo contrario, es importante aplicar el diálogo y encontrar una solución que pueda ser beneficiosa para para ambos. .                                    
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'''¿Por qué es tan importante la responsabilidad afectiva?'''
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Cuando la responsabilidad afectiva no se aplica, puede terminar provocando muchas injusticias emocionales. Las mismas aparecen cuando una persona no reconoce que su actitud y comportamiento está afectando de una forma muy negativa a otros. Hoy en día existen muchos comportamientos individualistas. Lo que no es correcto y tampoco sano es que una de las partes exija que la otra se adapte, únicamente, a sus necesidades. Hay una frase que las personas que tienen este tipo de conductas suelen utilizar mucho: “Es que yo soy así”. En dicha frase hay un gran nivel de egoísmo y mucha inmadurez emocional, que puede provocar un daño enorme en una relación. '''                                                           '''
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Por último, tener responsabilidad afectiva no tiene nada que ver con la dependencia emocional, todo lo contrario. Si bien es cierto que la forma en la que se sienten y viven los vínculos es muy importante, esto no significa que se deba dejar de lado las necesidades propias. Cada una de las partes debe tener conciencia y ser responsable de sus propias emociones; esta debe ser una prioridad.
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Una relación sana se construye con la responsabilidad afectiva como una de las bases más importantes, en las que el equilibrio, la reciprocidad y la igualdad son fundamentales para uno y para el otro.

Revisión actual del 17:47 11 jun 2024

La ecología emocional es el arte de la sostenibilidad emocional. Nos invita a tomar conciencia de que formamos parte de un ecosistema humano y natural, dentro del cual todos somos piezas importantes e influimos en el conjunto.

La ecología emocional es el arte de transformar y dirigir nuestra energía de manera que tenga un impacto que pueda mejorar nuestro crecimiento personal, la calidad de nuestras relaciones y promover un mejor cuidado de nuestro mundo.

Nuestras acciones y nuestra pasividad tienen un impacto en el clima emocional global, haciendo que aumenten el desequilibrio, el sufrimiento, la enfermedad y la destructividad, o el equilibrio, la armonía, el bienestar y la creatividad.

Somos responsables de la persona que somos y corresponsables del mundo que tenemos. Apostar por la sostenibilidad emocional es ser inteligente. Hay que reducir el nivel de tóxicos que emanamos, reutilizar y reciclar capacidades y habilidades adormecidas, y reparar heridas para conseguir la armonía.

Para tener una vida emocionalmente sostenible es necesario trabajar las tres 'R':

- Reducir los contaminantes emocionales

- Reciclar recursos y emociones

- Recuperar la armonía

La ecología emocional ofrece por lo tanto un paralelismo creativo entre la gestión medioambiental y la forma de entender y gestionar las emociones. Hay dos valores claves: la responsabilidad y la conciencia del impacto emocional global. Todo lo que hacemos y todo lo que dejamos por hacer tiene consecuencias dentro del ecosistema humano.

Mercè Conangla y Jaume Soler, destacados profesionales dentro del área del autoconocimiento y de la psicología personal, son los creadores del concepto de Ecología Emocional y las personas que lideran el Instituto de Ecología Emocional que lo desarrolla y aplica.

Código ético de la ecología emocional

Dado que la ecología emocional nace con voluntad de aplicarse y trata con contenidos emocionales delicados y sensibles, es preciso que se nutra de unas fuentes éticas que garanticen la máxima seriedad y respeto a las personas. Estos son los principios en los que se basa:

● Principio de unicidad

Principio de realidad

● Principio de libertad

● Principio de responsabilidad

● Principio de respeto

Principio de prevención

● Principio de sostenibilidad

● Principio de crecimiento paralelo

● Principio de coherencia

Principio de acción

● Principio de conservación

Las leyes de la ecología emocional

1. Ley de la diversidad y riqueza de afectos: la vida natural depende de su diversidad y riqueza. Todos los afectos son necesarios.

2. Ley de la interdependencia afectiva: todas las formas de vida dependen entre sí. Somos sistemas de energía abiertos y nadie es emocionalmente autosuficiente. Todo lo bueno que hacemos tiene un impacto positivo en el Universo, lo desadaptativo perjudica a todos.

3. Ley de la gestión ecológica de los recursos afectivos: todos los seres vivos y todos los recursos son limitados. Hay que hacer una buena gestión de los afectos. Su mala gestión puede acabar agotándonos y destruyéndonos.

Las 7 leyes de la gestión ecológica de las relaciones:

1. Ley de la autonomía: ayúdate a ti mismo y los demás te ayudarán.

2. Ley de la prevención de dependencias: no hagas por los demás aquello que ellos pueden hacer por sí mismos.

3. Ley del boomerang: todo lo que haces a los demás, también te lo haces a ti mismo.

4. Ley del reconocimiento de la individualidad y la diferencia: no hagas a los demás aquello que quieres para ti, pueden tener gustos diferentes.

5. Ley de la moralidad natural: no hagas a los demás aquello que no quieres que te hagan a ti.

6. Ley de la autoaplicación previa: no podrás hacer ni dar a los demás aquello que no eres capaz de hacer ni darte a ti mismo.

7. Ley de la limpieza relacional: tenemos el deber de hacer limpieza de las relaciones que son ficticias, insanas y que no nos permiten crecer como personas.

Mente y emoción trabajan juntas para guiar nuestras acciones de cara a mejorar nuestra persona en términos individuales y también como parte de los sistemas sociales. Somos parte del problema cuando nos dejamos llevar por la vida en lugar de asumir nuestra responsabilidad, cuando no somos coherentes y no tomamos una posición clara sobre nosotros mismos y el mundo; cuando contaminamos emocionalmente, cuando dirigimos nuestra energía a la destrucción adoptando estrategias basadas en la violencia.

Ser parte de la solución consiste en elegir de forma responsable un modelo humano más amoroso, más creativo, autodependiente y pacífico. Sólo así tendremos posibilidades reales de sobrevivir como especie.

Responsabilidad afectiva

La responsabilidad afectiva se define como saber responder de manera adecuada a las necesidades de aquellas personas con las que uno voluntariamente se vincula, teniendo siempre en cuenta que todas las acciones que se hagan tendrán cierto impacto en la otra persona.

En este sentido, además del amor como sentimiento universal, es importante instaurar el respeto por el otro y viceversa, prestando mucha atención en mantener siempre la empatía, el afecto, la comunicación y sobre todo, proteger ese vínculo especial que nos une a los otros.

La responsabilidad afectiva necesita de dos aspectos fundamentales para funcionar:

1.   el respeto interpersonal

2.   la inteligencia emocional.

Cuando una persona crece en una familia en la que los modelos parentales y educativos no hablan acerca de los dos aspectos mencionados, se vuelve muy complicado.

Tom Roberts, un reconocido filósofo, explicó que todas las personas tienen la obligación de responsabilizarse de la correcta gestión de sus emociones. Es una prioridad, puesto que dichas emociones tendrán un gran impacto en cualquier vínculo creado con otra persona.

¿Cuáles son los pilares de la responsabilidad afectiva?

La responsabilidad afectiva se centra en determinados pilares, los cuales son esenciales para comprender de qué se trata realmente. Una vez aprendidos, será más sencillo aplicarlos y pueden ser de gran ayuda para comprender ciertas situaciones.

Primer Pilar: La comunicación empática y asertiva

Se refiere a un tipo de comunicación sincera, respetuosa y por supuesto, empática, la cual es clave para llevar una relación saludable. En este sentido, es importante saber cómo dar un mensaje, es decir, la forma en la que se expresará dicho mensaje. Esto no quiere decir que hay que ser extremadamente minuciosos, ya que sería tedioso y sobre todo, agotador.

La idea principal es desarrollar una especie de armonía relacional que, además de ser saludable, permita que el diálogo sea más fluido. El diálogo siempre debe estar orientado a llegar a diferentes acuerdos para evitar que surjan molestias y discusiones. Hay que tener presente que la comunicación es la que permite construir. De este modo, es posible crear un espacio más íntimo en el que la confianza y el respeto fluyan con normalidad. Es muy importante poder expresar lo que se siente, sin importar el momento, lo mismo para las necesidades de cada una de las partes.

Segundo pilar: Respeto total

Actualmente, existen muchos tipos de relaciones, no obstante, en cada una de ellas es importante mantener siempre el respeto total. En pocas palabras, la responsabilidad afectiva también se basa en respetar a esa persona con la que se ha creado un vínculo. Tanto el respeto como el cuidado son fundamentales y prioritarios para crear un vínculo saludable.

Tercer pilar: Establecimiento de acuerdos que deben respetarse

Uno de los primeros puntos que hay que comprender es que una relación no es una empresa, aunque sí es un equipo formado por dos personas. Por lo tanto, los acuerdos, así como las normas internas, son más que necesarios en cualquier relación.

Asimismo, hay que descubrir cuáles son las necesidades de cada uno y sobre todo, los límites. Para lograrlo es necesario sentarse y establecer una especie de negociación. Lo ideal es dejar las cosas muy claras mucho antes de que empiecen a surgir los problemas.

Del mismo modo, más allá de los acuerdos alcanzados, las diferencias y conflictos entre ambas partes pueden llegar a aparecer en cualquier momento. Por lo tanto, la persona que ya conoce acerca de la responsabilidad afectiva, debe comprender y más importante aún, saber cómo solucionarlos en el momento justo. La madurez resulta esencial en este aspecto, y también el hecho de tener una especie de brújula emocional que sirva de guía durante circunstancias complejas.

Cuarto pilar: compromiso para proteger la relación

Otro de los pilares importantes, tiene que ver con el hecho de que, para bien o para mal, surgirán situaciones complicadas. Por lo tanto, en lugar de huir, lo ideal es quedarse y encontrar la forma en que la relación pueda superar los momentos difíciles.

La idea de vincularse con una persona no es repetir a diario lo que se quiere en dicha unión. Se trata de que ambos trabajen mutuamente para cuidar el vínculo a través de la dedicación, el afecto y la valentía.

Nunca es bueno rendirse ante la primera situación de conflicto, todo lo contrario, es importante aplicar el diálogo y encontrar una solución que pueda ser beneficiosa para para ambos. .                                    

¿Por qué es tan importante la responsabilidad afectiva?

Cuando la responsabilidad afectiva no se aplica, puede terminar provocando muchas injusticias emocionales. Las mismas aparecen cuando una persona no reconoce que su actitud y comportamiento está afectando de una forma muy negativa a otros. Hoy en día existen muchos comportamientos individualistas. Lo que no es correcto y tampoco sano es que una de las partes exija que la otra se adapte, únicamente, a sus necesidades. Hay una frase que las personas que tienen este tipo de conductas suelen utilizar mucho: “Es que yo soy así”. En dicha frase hay un gran nivel de egoísmo y mucha inmadurez emocional, que puede provocar un daño enorme en una relación.                                                            

Por último, tener responsabilidad afectiva no tiene nada que ver con la dependencia emocional, todo lo contrario. Si bien es cierto que la forma en la que se sienten y viven los vínculos es muy importante, esto no significa que se deba dejar de lado las necesidades propias. Cada una de las partes debe tener conciencia y ser responsable de sus propias emociones; esta debe ser una prioridad.

Una relación sana se construye con la responsabilidad afectiva como una de las bases más importantes, en las que el equilibrio, la reciprocidad y la igualdad son fundamentales para uno y para el otro.