Evolución de la conciencia
La “evolución” puede ser entendida como la habilidad de un ente para responder a la complejidad de las condiciones de vida.
Desde el Big Bang hasta nuestros días, desde la energía inicial pionera de todo lo que somos hasta la especie humana de la que formamos parte, cualquier proceso evolutivo ha estado siempre caracterizado por tres etapas claramente diferenciadas:
- En una primera etapa, los entes aprenden a ser viables e independientes en sus entornos de vida.
- En una segunda etapa, y a medida que las condiciones de vida se vuelven más complejas, los entes independientes se unen para crear estructuras agrupadas.
- Finalmente, en una tercera etapa, aparecen estructuras de grupos independientes que cooperan entre sí para formar entes de orden superior.
Hay miles de ejemplos de ello: cuando los átomos se vuelven viables e independientes, se unen con otros átomos para formar moléculas, las cuales a su vez cooperan con otras moléculas para formar células.
Estas células, una vez devenidas viables e independientes, se unen con otras células para formar organismos, los cuales a su vez cooperan con otros organismos para crear entes de orden superior, como sería el caso, entre otros, de los seres humanos.
Parece pues evidente que, para evolucionar como especie, debemos en primer lugar ser viables e independientes, para posteriormente irnos agrupando y formando estructuras que cooperen entre ellas.
Yendo todavía más lejos, lo primero de todo es tomar conciencia de ello. Tomar conciencia de lo que representa la evolución y de la importancia de la misma. En relación a este concepto de “conciencia”, una de las definiciones que podemos encontrar en la Real Academia Española es “el conocimiento claro y reflexivo de la realidad”. Es decir, se trata de conocer la realidad, tener claro lo que sucede y por qué sucede, y reflexionar acerca de todo ello.
Por todo lo anterior, “la evolución de la conciencia” no es nada más que el conocimiento y la reflexión acerca de la etapa evolutiva en la que nos encontramos, ya sea a nivel individual como seres humanos o a nivel colectivo como sociedades.
Este conocimiento y esta reflexión pasan por aminorar el ritmo, tomarse una pausa, abrir la mente para ver mucho más allá de lo que nuestras creencias nos imponen. Tomar, en definitiva, las riendas de nuestras vidas.
Las Etapas de Nuestra Evolución
Caractericemos a continuación cada una de las tres etapas evolutivas:
- En la primera etapa evolutiva, nos movemos en base a necesidades básicas como las fisiológicas, las de seguridad, las de pertenencia y las de autoestima. Actuamos bajo el control automático de nuestro ego (nuestro falso Yo) y de nuestras creencias más limitantes, de forma casi totalmente inconsciente. Nuestras motivaciones son la autopromoción y la conservación, con valores asociados a la seguridad, la tradición, la conformidad, el poder y el logro. Al fin y al cabo, nuestro objetivo final en esta primera etapa es la de ser viables e independientes.
- En la segunda etapa evolutiva, nos movemos en base a necesidades de crecimiento como las del conocimiento y la comprensión. El control automático del ego deja paso paulatinamente al control autónomo del alma (nuestro auténtico Yo), empezando a ser conscientes de todos y cada uno de nuestros actos. Nuestras motivaciones son las de apertura al cambio, con valores asociados al hedonismo, la estimulación y la autodeterminación. Al fin y al cabo, en esta etapa tenemos como objetivo entender que nuestra evolución pasa por tomar el control de la vida, cambiando nuestra forma de operar mediante uniones que devengan estructuras cada vez más complejas.
- Por último, en la tercera etapa evolutiva, nos movemos en base a necesidades transpersonales como las de la autorrealización. Actuamos única y exclusivamente de forma autónoma y consciente, desde lo más profundo de nuestra alma. Las motivaciones que nos mueven son las de autotrascendencia, con valores asociados a la benevolencia y el universalismo. Al fin y al cabo, nuestro objetivo final en esta tercera etapa es cooperar en todos los ámbitos, entendiendo que formamos parte de un mismo y único mundo, la supervivencia del cual depende de todos y cada uno de nosotros.
Dicho esto ¿cuál de las tres etapas mencionadas crees que está más alineada con nuestro ritmo de vida actual.?
Creo que está todo dicho.
Quizás lo que nos falta es evolucionar como especie humana, empezar a tomar conciencia de lo que somos, de lo que hacemos, de la vida en el planeta Tierra en general.
Quizás debemos dejar de centrarnos tanto en la eficiencia, la competencia, el mantenimiento, la autoprotección, el bienestar exterior, la separación, el miedo y la desconfianza, para centrarnos más en la resiliencia, la colaboración, el cambio, la autoexpansión, la felicidad interior, la integración, la libertad y la confianza.
Quizás debemos pasar de la individualidad a la colectividad, del interés propio al bien común, del desconocimiento y la inconsciencia al empoderamiento y la toma de conciencia.
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