Principio de trascendencia
Trascender es hacer que nuestra vida sea un ejemplo de acciones, enseñanzas, frutos compartidos y de muchas cosas positivas; es decir dejar un legado a la posteridad.
La vida en su esencia individual tiende a perpetuar las formas, tiende a automatizar las respuestas necesarias al medio, es básicamente conservadora en el sentido de que la inercia del pasado, de lo aprendido y de las costumbres y actitudes desarrolladas tienen un peso fundamental.
Esto es necesario para hacer más fácil la existencia, para dar solidez y consistencia al ser vivo frente a los retos ambientales y de los competidores. Si un ser vivo no fuese “sólido’ en su comportamiento, si no fuese firme y constante, no tendría la suficiente fuerza para resistir la presión del medio.
Perecería en un mar de dudas y de infinitas posibilidades. Pero esta solidez también puede ser un lastre, un peso ante la necesidad de adaptarse a cambios importantes o nuevas circunstancias.
Así, mediante la individualidad un ser vivo permanece, pero mediante la trascendencia es capaz de cambiar, adaptarse y evolucionar; es decir, dejar de ser lo que era para convertirse en otra cosa.