Actitud
Definición RAE:
1. Postura del cuerpo, especialmente cuando expresa un estado de ánimo. Las actitudes de un orador. La actitud agresiva del perro. 2. Disposición de ánimo manifestada de algún modo. Actitud benévola, pacífica, amenazadora, de una persona, de un partido, de un Gobierno. |
La actitud es el comportamiento de un individuo frente a la vida. En este sentido, se puede decir que es su forma de ser o de actuar. También puede considerarse como cierta forma de carácter que impulsa y orienta la acción hacia la determinación.
Una actitud es la forma en la que un individuo se adapta de forma activa a su entorno y es la consecuencia de un proceso cognitivo, afectivo y conductual.
Por eso, la psicología social se encarga de estudiar las actitudes de los seres humanos para predecir posibles conductas. Cuando se observan las actitudes de un individuo, es factible prever su modo de accionar.
La actitud también puede orientarse a la adaptación en un intento por minimizar los conflictos
Basándose en diversas definiciones de actitudes, se ha definido la actitud como una organización duradera de creencias y cogniciones en general, dotada de una carga afectiva a favor o en contra de un objeto definido, que predispone a una acción coherente con las cogniciones y afectos relativos a dicho objeto.
Actitud positiva y afectiva
Según Jack H. Curtis: “Las actitudes son predisposiciones a obrar, percibir, pensar y sentir en relación a los objetos y personas”.
Es lo que nos impulsa hacer algo y una disposición de voluntad manifestada ante el mundo, que determina el modo en que enfrentamos las diversas situaciones de la vida.
Es importante establecer también la diferencia entre actitudes positivas y negativas.
- Las actitudes positivas son aquellas que colaboran con el individuo para conseguir enfrentar la realidad de una forma sana y efectiva
- Las actitudes negativas son las que entorpecen esta relación del individuo con su entorno.
La libertad del individuo reside en poder elegir entre una actitud y otra a cada momento.
Las actitudes no sólo modifican el comportamiento individual, sino también grupal. Una persona con una actitud positiva frente a los problemas, puede conseguir incentivar al grupo a salir adelante y a mejorar; mientras que una con una actitud negativa, consigue «infectarlo» pero para guiarlo en una conducta que lo llevará al fracaso.
Desde el punto de vista afectivo, es posible encontrar algunas actitudes básicas en el hombre, que servirán para describir su comportamiento social del mundo.
Baruch de Spinoza, en su “Ética” describe al amor como la tendencia a compartir penas y alegrías de nuestros semejantes, mientras que al odio lo describe como la tendencia a alegrarnos del sufrimiento ajeno y a entristecernos por su alegría.
Si a estas actitudes les agregamos el egoísmo, como tendencia a interesarnos solo por nosotros mismos y a la negligencia como tendencia a desinteresarnos por todos, tenemos prácticamente cubierta la totalidad de las actitudes afectivas posibles.
Podemos decir que todo ser humano posee, en distintas proporciones, algo de amor, algo de odio, de egoísmo y de negligencia, preponderando una de ellas en cada caso. En tal sentido, la actitud del amor implica compartir penas y alegrías.
Beneficios de la actitud positiva
-Colabora para enfrentar la realidad de una forma sana y efectiva
- Permite aportar soluciones, ser más creativos y tener un mayor autoconocimiento, así como un mejor manejo de nuestras emociones.
- Implica acercarnos a las situaciones difíciles de una manera más constructiva y resolutiva..
- Es parte de la adaptación, con lo cual colabora para gestionar los conflictos y minimizar los conflictos
- A nivel personal y también grupal, permite enfrentar los problemas y estimula a salir adelante y mejorar.
- Ayuda a reconocer nuestras fortaleza y potenciarlas, beneficiando tanto la autoestima como la salud mental.
- Amplía y mejora las relaciones interpersonales, dado que la mayoría de las personas prefieren rodearse de un entorno que les aporte bienestar, alegría, optimismo y motivación para sus vidas.
Algunas teorías sobre la actitud
Es posible hablar de una “actitud característica” en cada persona, por lo que habrá tantas actitudes distintas como personas existan en el mundo. Dicha actitud, precisamente, caracteriza a cada ser humano y no es algo fijo o permanente, sino que puede cambiar debido a la educación o bien a la influencia recibida desde el medio social.
Por lo tanto, es más bien una motivación social antes que una motivación biológica. A partir de la experiencia, las personas adquieren una cierta predisposición que les permite responder ante los estímulos.
- Actitud desinteresada es la que lleva a una persona tener presente a otra no como un medio para conseguir algo, sino como un fin para alcanzar un beneficio propio. Para conseguirla hacen falta cuatro cualidades: disponibilidad, apertura, aceptación y solicitud.
- Actitud integradora es la que tiene una persona que busca no sólo su beneficio sino también el de quienes la rodean. Se basa en una estrecha comunicación entre dos personas cuyo objetivo es la unificación y la integración.
En las teorías del aprendizaje las actitudes se aprenden al igual que todo en la vida. Captamos nueva información y aprendemos los sentimientos, acciones y pensamientos que se encuentran relacionados con ellos. En esta línea de pensamiento se concibe a las personas como seres sujetos pasivos donde el aprendizaje es el detonador de la actitud que puedan tomar. La misma depende íntimamente de la cantidad de elementos positivos y negativos que haya aprendido el sujeto.
Las teorías de la consistencia cognitiva afirman que las personas buscan la coherencia en su vida y que en base a conseguirla es que varían sus actitudes y pensamientos para sentir una unicidad en su ser interno. En este caso la actitud tendría que ver con la sucesión de acciones que aseguren un equilibrio para el individuo.