Revolución Árabe: Caída del gobierno de Mubarak
2011 ha sido el año de las llamadas primaveras árabes. La reivindicación de más libertad y mejores condiciones humanas ha sacudido buena parte de los gobiernos autoritarios del norte de África. La presión de las masas en las plazas de las principales ciudades árabes obligó a los autócratas de Túnez, Egipto y Libia, en este caso con la muerte de su dirigente, Muamar el Gadafi, a la renuncia, para dar paso a la celebración de elecciones democráticas que, en el caso de Egipto, se ven dificultadas por parte de las autoridades militares que asumieron el poder tras la marcha de Mubarak.
Otros países árabes, como Yemen, y algunos países del Golfo, han vivido manifestaciones similares y, en el caso de Siria, la feroz represión del régimen de El Asad, con más de cinco mil muertos, está a punto de convertirse en una guerra civil. Ni la presión internacional ni el aislamiento de la Liga Árabe han logrado que el régimen de Damasco haya cedido ni un milímetro. También se ha dado el caso de países como Marruecos y Argelia, que han iniciado reformas políticas para dar más opciones a sus ciudadanos. El movimiento de la primavera árabe está en pleno desarrollo y los partidos islamistas moderados, a la turca, son los que parecen tener más opciones en el futuro.
En el terreno de las operaciones contra el terrorismo islamista, la muerte de Osama bin Laden en Pakistán no ha despejado el horizonte. La retirada de las tropas estadounidenses de Iraq, después de ocho años de ocupación, proyecta un velo de preocupación sobre el futuro del país, golpeado estos días por mortíferos atentados, mientras la guerra de Afganistán sigue constituyendo, como la nuclearización del régimen iraní, la principal preocupación de las cancillerías.