Diálogo
Según el intelectual español Raimon Panikkar, en vez del diálogo dialéctico, debemos intentar el diálogo dialogal, que no se propone convencer al otro sino un aprendizaje de la lengua ajena –mitos, símbolos, idiomas, costumbres...– para después intentar un aventurarse juntos en lo desconocido, y ello sobre la base de que al otro no se lo puede conocer sin antes quererlo, sin sentir que no es un extranjero sino una parte de uno, y sin entender que la vida ni se rige por la lógica ni es totalmente inteligible. Es importante considerar que hay o puede haber otras entidades además de aquellas que tomamos en cuenta. El "yo" no puede agotar lo real, no es el centro. Es por ello que toda sociedad debe estar abierta y no cerrarse en su propia autointerpretación. Se debe ser capaz de aceptar un punto trascendente in-comprensible, para así poder superar el esquema hegemónico del "yo" como el poseedor de una razón unitaria. Cuando se presenta el conflicto pluralista la manera de solucionarlo no es a través de que alguna de las partes trate de convencer a la otra, sino a través del diálogo, es decir que el otro no es sólo uno, mero objeto de mi conocimiento, sino otro en sí mismo, que es una fuente de comprensión y no necesariamente comprensión reducible a la mía propia. Es tratar de encontrar un valor superior, que las dos partes reconozcan y que ninguna controle. Por tal razón la actitud pluralista no asume, de antemano, situaciones no negociables. En cada caso implica una nueva creación. No se puede olvidar que el otro puede ver las cosas bajo perspectivas diferentes y, por lo tanto, necesita tratarlo de manera distinta.