¿De qué hablamos cuando hablamos de estrategia?
La mayoría de los directivos y ejecutivos son conscientes que no dedican tiempo en cantidad suficiente para fijar estrategias de competitividad y crecimiento. Muchas veces en las empresas existe el preconcepto de que dedicar tiempo a pensar es perderlo, y las consecuencias están a la vista.
La estrategia organizacional fija el sentido, evalúa los recursos y los convierte en acción; nos posiciona frente a la sociedad y alinea nuestra estructura con los objetivos y con el pacto cultural de la organización. Se constituye de esta forma en una línea rectora de la cual podremos deducir estrategias específicas para las diversas áreas. Cuanto mayor sea el grado de alineación que logremos desarrollar con la estrategia, mayores serán nuestras posibilidades de alcanzar los objetivos y el impacto esperado.
A continuación, algunos elementos y características propios de la estrategia:
1. La estrategia define objetivos: el más importante constituye el cumplimiento de la Misión de la empresa.
La estrategia siempre debe estar siempre alineada con la Misión, Visión y el Propósito de la organización.
2. Para poder definir nuestros objetivos estratégicos, es preciso tener en cuenta los objetivos de los otros. Nuestros objetivos son interdependientes.
Nuestra estrategia debe siempre considerar la estrategia de los otros.
3. Las decisiones estratégicas siempre se toman en un contexto de conflicto.
La decisión de ingresar en un determinado segmento significa entrar en competencia con otras empresas que persiguen el mismo fin.
4. Las decisiones estratégicas poseen un alto grado de incertidumbre.
Esto significa que no se cuenta con una certeza probabilística acerca de la eficacia de estas decisiones y que los valores de las variables intervinientes no son conocidos por completo de antemano.
Las estrategias enfrentan siempre un alto grado de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad.
5. El cambio constante en las condiciones del contexto en el que se mueven todas las empresas y los procesos de innovación obligan a una reformulación permanente de la estrategia, a una reflexión en acción.
La estrategia debe revisarse y reformularse continuamente.
En suma, las decisiones estratégicas son una hipótesis a partir de la cual consideramos que la empresa alcanzará los fines que se ha propuesto.