Principio de libertad y libre albedrío
Es la capacidad de autodeterminación de la voluntad, que permite a los seres humanos actuar como deseen. En este sentido, suele ser denominada comúnmente como libertad individual. Según el Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española: "la libertad es la facultad que tiene el ser humano de obrar o no obrar según su inteligencia y antojo; es el estado o condición del que no está prisionero o sujeto a otro; es la falta de coacción y subordinación; es la facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas, de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres".
En fin, de libertad encontraremos infinidades de acepciones y conceptos; pero para enfocarnos en los aspectos más resaltantes de éste significado tendríamos que penetrar en los puntos de vista histórico, religioso y ético.
En Francia, en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la libertad se consagra como Derecho Fundamental en el artículo 2 y se define en el 4 en estos términos: "La facultad de hacer todo aquello que no perjudique a otro".
Como conducta personal, la libertad se entiende en el sentido más amplio y a la vez ingenuo. Con sentido más moral, la libertad se circunscribe a hacer cuanto no daña a otro, con la imprecisión consiguiente al daño y a la autoridad para apreciarlo. En aspecto más jurídico, la libertad consiste en el derecho de hacer cuanto las leyes permiten y todo lo que no prohíben.
En cuanto al libre albedrío, es un concepto que ha sido discutido durante cientos de años, especialmente en contextos filosóficos y religiosos. Suele tomar su pleno sentido en oposición a conceptos tales como: esclavitud, sujeción y opresión, entre otros.
El término libertad se vincula también al de la soberanía de un país en su vertiente de ‘libertad nacional’. Aunque desde estas perspectivas tradicionales la libertad puede ser civil o política, el concepto moderno incluye un conjunto general de derechos individuales, como la igualdad de oportunidades o el derecho a la educación.
Para un manejo sencillo de las clasificaciones de la libertad, esta se ha divido en dos muy sencillas:
a. Libertad–de: Significa libertad de obstáculos, de vínculos o de restricciones, sean estos de orden físico o de orden moral.
b. Libertad–para: Significa libertad para alcanzar un objetivo o para realizar un valor o para llegar a una meta, es de tipo interna y reside en la voluntad.
Libertades cívicas
Otros conceptos relacionados directamente con la libertad en general son las libertades cívicas, que son respetadas o no por diferentes tipos de gobierno. A diferencia de la libertad a secas, las libertades cívicas son la capacidad de realizar diferentes actos sin que el estado penalice la actividad.
• Libertad de expresión
• Libertad religiosa o de culto
• Libertad de prensa
• Libertad de derecho (de iure).
La libertad de expresión es el derecho de todo individuo a expresar ideas libremente, y por tanto sin censura. Es un derecho fundamental defendido bajo el artículo 19º de la [Declaración Universal de los Derechos Humanos, y la mayoría de los sistemas democráticos también lo señalan. De ella deriva la libertad de imprenta.
Sin embargo el mismo artículo de la DUDH restringe el derecho "a las establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás". En la práctica es un pretexto para que los estados vulneren, en mayor o menor medida, esta libertad. Otra restricción es la de hacer propaganda a favor de la guerra (Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos).
La libertad de culto es una libertad que refiere a la opción de cada ser humano de elegir libremente su religión y poder ejercerla públicamente, sin ser víctima de opresión, discriminación o intento de cambiar su creencia. En las democracias modernas generalmente el Estado garantiza la libertad religiosa a todos sus ciudadanos, pero en la práctica la elección del credo está dado generalmente por costumbres familiares y sociales, asociándose frecuentemente ciertas sociedades a ciertas religiones. Además las situaciones de discriminación religiosa siguen siendo muy frecuente en distintas partes del mundo, registrándose casos de intolerancia, preferencia de una religión por sobre otras y persecución a ciertos credos.
La libertad de prensa es el derecho de poder expresarse libremente a través de cualquier medio de comunicación (radio, televisión, Internet, diarios, etc.) sin temor a tener represalias por los puntos expuestos en documentales, trabajos, opiniones o comunicaciones que una persona exprese.
La libertad de Derecho postula que la ley que nos quita una parte de nuestra libertad nos asegura la porción que nos queda, confiriéndonos los derechos de seguridad personal, de protección para el honor y de prosperidad; de modo que el sacrificio que hacemos para adquirir tan preciosos bienes es mucho más pequeño que la adquisición. La libertad, pues, de los ciudadanos, será mayor o menor según la mayor o menor gravedad de los obstáculos que la ley oponga a sus acciones o actos; y tales pueden ser las leyes de un estado que absorban casi enteramente la libertad de los individuos que lo componen.
La libertad y sus límites
Como es lógico, el reconocimiento de una libertad ilimitada haría imposible la convivencia humana, por lo que son necesarias e inevitables las restricciones a la libertad individual. La libertad se define como el derecho de la persona a actuar sin restricciones siempre que sus actos no interfieran con los derechos equivalentes de otras personas.
La naturaleza y extensión de las restricciones a la libertad, así como los medios para procurarlas, han creado importantes problemas a los filósofos y juristas de todos los tiempos. Casi todas las soluciones han pasado por el reconocimiento tradicional de la necesidad de que exista un gobierno, en cuanto grupo de personas investidas de autoridad para imponer las restricciones que se consideren necesarias. Más reciente es la tendencia que ha subrayado la conveniencia de definir legalmente la naturaleza de las limitaciones y su extensión.
El equilibrio perfecto entre el derecho del individuo a actuar sin interferencias ajenas y la necesidad de la comunidad a restringir la libertad ha sido buscado en todas las épocas, sin que se haya logrado alcanzar una solución ideal al problema. Las restricciones son en no pocas ocasiones opresivas. La historia demuestra que las sociedades han conocido situaciones de anarquía junto a periodos de despotismo en los que la libertad era algo inexistente o reservado a grupos privilegiados.
Desde estas situaciones hasta su evolución hacia los estados de libertad individual cristalizados en los gobiernos democráticos, conocidos en algunos círculos como ‘la menos mala de las soluciones’ respecto a ese deseo natural del hombre por ser libre.
Existe un marco legal donde se encuentra la libertad. Es decir, la libertad esta encerrada dentro de la ley, aparentemente. Este marco comienza con la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Libertad absoluta
La libertad humana no es absoluta, por cuanto ella debe detenerse ante la esfera de la libertad de los otros hombres con quienes convivimos.
De allí que la libertad sea una entidad relativa y podríamos conceptuarla como la no sujeción a algo. Pero esta concepción, vaga y generalizada, debe delimitarse; así decimos: libertad física, o sea no sujeción a algo material; libertad biológica, o sea vida independiente de otros organismos; libertad política, o sea gobierno propio que es independencia con respecto a lo externo y posibilidad de elegir gobernantes o de ser elegido en lo interno; libertades públicas; libertades civiles; libertades económicas; etc.
En el mundo de la cultura, la libertad puede ser individual o colectiva. La libertad colectiva consiste en la independencia con respecto a otros Estados.
La libertad individual puede ser pública o privada, o sea libertad política y libertad civil, dentro de la vieja denominación de Aristóteles.
Así tendremos que una aproximación al concepto de libertad nos la hace mostrar como un derecho, como un derecho imprescindible e inalienable de la persona humana, insito a ella y por ende perteneciente indisolublemente a su naturaleza.
Esto nos conduce a la concepción de la libertad como un derecho natural, un derecho natural fundamental y primordial.
El libre albedrío
El libre albedrío o libre elección es la creencia de aquellas doctrinas filosóficas que sostienen que las personas tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones. Muchas autoridades religiosas han apoyado dicha creencia, mientras que ha sido criticada como una forma de ideología individualista por pensadores tales como Baruch Spinoza, Arthur Schopenhauer, Karl Marx y Friedrich Nietzsche. El concepto es comúnmente usado y tiene connotaciones objetivas, al indicar la realización de una acción por un agente no condicionado íntegramente y ligado por factores precedentes y subjetivos, en el cual la percepción de la acción del agente fue inducida por su propia voluntad.
El principio del libre albedrío tiene implicaciones religiosas, éticas, psicológicas, jurídicas y científicas. Por ejemplo, en la ética puede suponer que los individuos pueden ser responsables de sus propias acciones. En la psicología, implica que la mente controla algunas de las acciones del cuerpo, algunas de las cuales son conscientes.
La existencia del libre albedrío ha sido un tema central a lo largo de la historia de la filosofía y la ciencia. Se diferencia de la libertad en que conlleva la potencialidad de obrar o no obrar.
La libertad personal
En cuanto a la libertad personal, es importante tener en cuenta que psicológicamente somos libres de hacer lo que queramos. Esto implica que somos libres de elegir entre hacer el bien o el mal, y, salvo que estemos viviendo en un país gobernado por un régimen autoritario, no existe ninguna fuerza oculta o manifiesta que nos impida decidirnos con libre albedrío. Por lo tanto, somos los únicos responsables de nuestras acciones. De allí reside nuestra enorme responsabilidad en saber usar cuerda y prudentemente dicha libertad. Sin embargo, moralmente no somos libres de manera alguna.
Si aspiramos a seguir considerándonos seres humanos, moralmente estamos obligados a hacer el bien y evitar el mal. De tal forma que, si no lo hacemos, asumimos la responsabilidad del mal realizado o del bien dejado de realizar.
Cuando hacemos el bien, no hemos hecho otra cosa que lo que debíamos hacer, somos simplemente seres "humanos". Mientras que cuando elegimos hacer el mal, nos convertimos en anormales por realizar algo indebido, pasamos a ser como una máquina que funciona al revés: una monstruosidad. Imaginemos por un momento qué sucedería si los demás tampoco hicieran el bien…¿en qué se convertiría el mundo? Podemos hacer lo queremos, pero no todo nos resulta conveniente.