Decálogo del buen político
Los diez "mandamientos" de Luigi Sturzo (1871-1959) para los políticos fueron publicados por primera vez en un diario italiano en 1948, pero conservan toda su actualidad.
Y constituyen una lectura altamente recomendable para electores y potenciales elegidos en la coyuntura que vive Argentina.
Sturzo fue un sacerdote italiano que, inspirado en la Encíclica Rerum Novarum del papa León XIII, promovió la participación de los católicos en la política, algo que consideraba no sólo positivo, sino necesario. Él mismo incursionó en política. Fue alcalde de la pequeña comuna de Caltagirone, en Catania, Sicilia.
"Está difundida la opinión de que a la política no se le aplica la moral común"
En 1919, junto al prestigioso estadista Alcide de Gasperi y otros laicos, fundó el Partido Popular Italiano, que muy pronto conquistó gran influencia política. Enfrentado con Benito Mussolini y su ascendente movimiento fascista, debió exiliarse en 1924 y sólo pudo regresar a Italia en 1946, concluida la Segunda Guerra Mundial. Fue nombrado senador vitalicio.
"Está difundida la opinión de que a la política no se le aplica la moral común", escribió el padre Sturzo en la introducción y fundamento a su decálogo.
Es innegable que también en Argentina la actividad política tiene un alto grado de desprestigio y que se la asocia a la mentira, al doblez, a la pura ambición personal e incluso a la corrupción. Más aun, se considera que esos son sus rasgos inherentes. "La política es así", es la frase resignada que se escucha. Es hora de que esa concepción empiece a cambiar.
Por eso son tan valiosos los principios que este teólogo y político italiano sistematizó en su decálogo. Pero hay que tener en cuenta que devolverle a la actividad política excelencia y prestigio no es tarea de una minoría, sino responsabilidad de todos.
"Mi experiencia me hace concebir la política como saturada de ética, inspirada en el amor al prójimo, ennoblecida por la finalidad del bien común"
Del "Decálogo del buen político" de Don Luigi Sturzo circulan varias versiones, con leves diferencias. Aquí se han sintetizado algunas de ellas en una sola.
Introducción
"Hay quien cree que la política es un arte que se aprende sin preparación, se ejercita sin competencia, se actúa con malicia. Está incluso difundida la opinión de que a la política no se le aplica la moral común, y se habla con frecuencia de dos morales, la de las relaciones privadas, y la otra (que no sería moral ni moralizante), la de la vida pública. Mi experiencia larga y penosa me hace en cambio concebir la política como saturada de ética, inspirada en el amor al prójimo, ennoblecida por la finalidad del bien común"
Decálogo
1. La primera regla del arte de la política es ser sincero y honesto. Promete poco y realiza lo que has prometido. Es una creencia común que la mentira es obligatoria en política. No es así: además de ser de naturaleza inmoral, es siempre más dañina que útil.
2. Ser veraz no impone revelar secretos o realizar afirmaciones inoportunas. El silencio es de oro, especialmente en política: hoy se habla demasiado, empleando verdades, verdades a medias, verdades aparentes, fingimientos y mentiras. El arte de la política educa en decir lo necesario, callar lo que no debe ser revelado y evitar la mentira.
3. Quien está demasiado prendido al dinero, no debe dedicarse a la política ni aspirar a cargos en el gobierno. El amor por el dinero lo conducirá a faltar gravemente a sus propios deberes.
4. Rechaza, desde el mismo momento en que llegues al poder, cualquier propuesta que tienda a la inobservancia de la ley por una presunta ventaja política. La infracción de esa ley cometida con otros, por ejemplo, colegas y/o subordinados, se transformará en una cadena de la cual no te podrás liberar: a esa primera falta le seguirán, indefectiblemente, otras.
5. No te rodees de aduladores. La adulación hace mal al alma, excita la vanidad y altera la visión de la realidad.
6. No te creas indispensable, porque a partir de ese momento cometerás muchos errores. Si esto te lo dicen los demás, cuídate de ellos como de enemigos: te desviarán del camino correcto.
7. Es más fácil desde el NO llegar al Sí, que desde el Sí tener que retroceder al NO. Frecuentemente el NO es más útil que el Sí. Un sabio consejo indica no comprometerse sin haber reflexionado a tiempo y haberse formado el convencimiento de poder mantener la palabra empeñada.
8. Es una buena costumbre, en política, dedicar atención a las pequeñas, honestas exigencias del ciudadano individual, como si se tratase de asuntos importantes. La paciencia del político debe imitar la paciencia que Dios tiene con los hombres. No desesperes jamás.
9. Trata de convertir, si te es posible, a tus colaboradores en el Gobierno en amigos, nunca en favoritos. El amigo que pide demasiado, debe ser mantenido a distancia. Los favores que los amigos podrán obtener de ti, deben ser honestos, en el marco de la legalidad, y no deben generar resentimientos justificados.
10. Es una buena costumbre, también para el político, hacer cada noche un examen de conciencia, así como es útil formular, cada mañana, buenos propósitos. Si a pesar de ello la noche te encuentra con las manos vacías, sin haber logrado los buenos propósitos de la mañana, piensa que esto le sucede a la mayoría, y sirve para que sigas siendo humilde, aunque la gloria humana aletee alrededor de tu pequeña cabeza.