De la economía lineal a la economía circular: El desafío actual
Unos 60 billones de toneladas de recursos naturales se extraen cada año en el mundo para la producción de los bienes y servicios que consumimos los seres humanos. Esto equivale a que anualmente nos gastamos una cantidad de recursos naturales del planeta, similar al peso de más de 41.000 edificios como el Empire State de Nueva York -que pesa unas 365.000 toneladas-, o lo que es lo mismo, consumimos en recursos unos 112 Empire State cada día.
Lo peor es que estas cifras representan un 50% más de extracciones que hace 30 años y esto va en aumento. Se espera que el gasto de recursos alcance los 100 billones de toneladas anuales en el año 2030.
Casi la mitad de la extracción global de recursos se realiza en Asia, seguido de Norteamérica, con el 20% y Europa y Latinoamérica, con el 13% cada una. A nivel individual en promedio, un habitante de un país rico consume al año hasta diez veces más recursos naturales que un habitante de un país pobre.
Además del agotamiento de los recursos naturales, el incremento en la extracción implica cada vez más problemas ambientales, reflejados en el cambio climático, y problemas sociales, como violaciones de los derechos humanos y malas condiciones de trabajo, con mayores impactos negativos en los países pobres.
Hemos vivido por mucho tiempo en lo que los expertos llaman una economía lineal, basada en un modelo de producción de “extracción, fabricación, utilización y eliminación”, gastando grandes cantidades de recursos limitados –agua, energía, otros- y generando además enormes cantidades de desechos.
Alternativa de residuos cero
El sistema lineal de producción y consumo en el mundo no ha cambiado desde la primera revolución industrial y todavía se basa en la extracción de materia prima, la producción de bienes, el consumo y la generación de residuos.
La propuesta de la economía circular parte de la idea de que los recursos naturales no son ilimitados y que en su extracción y en la producción se generan altos volúmenes de residuos imposibles de gestionar.
Por tanto, promueve principalmente un cambio en este sistema hacia un enfoque más sostenible, regenerativo a partir de su diseño para mantener el valor de los recursos (materiales, agua, suelo y energía) y de los productos, y limitando los insumos de materias primas y energía, evitando residuos y mitigando impactos negativos para el medioambiente, el clima y la salud humana.
Se plantea que el modelo funciona de forma eficaz en todo tipo de escala. Para ello debe darse un ciclo continuo de desarrollo positivo que conserve y mejore el capital natural, optimice el uso de los recursos y con ello se logre minimizar los riesgos del sistema al gestionar una cantidad finita de existencias y unos flujos renovables.
Características y principios básicos
En términos teóricos, la economía circular parte del principio de eco-concepción; esto es la consideración de los impactos medioambientales desde la concepción y a lo largo del ciclo de vida de un producto.
• Busca establecer un modo de organización industrial en un mismo territorio, caracterizado por una gestión optimizada de los stocks y de los flujos de materiales, energía y servicios.
• Privilegia el uso de un bien frente a la posesión.
• Prioriza el segundo uso, esto es reintroducir en el circuito económico aquellos productos que ya no se corresponden con las necesidades iniciales de los consumidores; así como el reciclaje, la reutilización o reparación de ciertos residuos o partes de los mismos, que todavía pueden funcionar para la elaboración de nuevos productos.
• Busca aprovechar energéticamente los residuos que no se pueden reciclar.
Hacia un cambio de modelo
Se espera que el desarrollo de la economía circular aporte a una significativa disminución en el uso de los recursos, así como en la producción de residuos y limite el consumo de energía. Además, se proyecta como un impulsor de una reorientación productiva de los países hacia una forma verdaderamente sostenible.
Además de los beneficios ambientales, esta actividad emergente generaría riqueza y empleo en los países, generando además ventaja competitiva en el contexto de la globalización. Según estimaciones de la Comisión Europea, si se aplica toda la normativa vigente en materia de residuos con base en los principios de la economía circular, se crearían más de 400.000 empleos solo en la Unión Europea.
La economía circular es una alternativa atractiva y viable que ya han empezado a explorar distintas empresas en el mundo. Un requisito fundamental para lograr la transición hacia una economía circular es la innovación, pues son necesarias nuevas tecnologías, procesos, servicios y modelos empresariales, así como un cambio integral en los patrones de comportamiento de los consumidores.