Diferencia entre revisiones de «Equidad intergeneracional»

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Situación en la cual las futuras generaciones tienen el derecho a una herencia adecuada que les permita un nivel de vida no menor al de la generación actual. (Heywood & Watson 1995.
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El principio de equidad intergeneracional supone que debemos entregar a las generaciones venideras un mundo que desde la estabilidad ambiental les brinde las mismas oportunidades de desarrollo que tuvimos nosotros. Este principio tiene relación directa con la base ética del orden ambiental, la solidaridad y su paradigma.
  
Principio de equidad intergeneracional:
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Pero, ¿la generación actual tiene obligaciones en cuanto a la protección del medioambiente para las generaciones futuras? o ¿éstas también tienen derechos? Los deberes no siempre están ligados a derechos, pero los derechos siempre lo están a deberes. El argumento en contra de los derechos de las generaciones futuras es que los derechos sólo existen cuando hay unos intereses reconocibles, y esto sólo es posible si se identifica a individuos que tengan intereses que proteger. Puesto que no se pueden identificar a los individuos de las generaciones futuras, no se puede hablar de sus derechos.  
Supone que debemos entregar a las generaciones venideras un mundo que desde la estabilidad ambiental les brinde las mismas oportunidades de desarrollo que tuvimos nosotros. Este principio tiene relación directa con la base ética del orden ambiental, la solidaridad y su paradigma.
 
  
Pero, ¿la generación actual tiene obligaciones en cuanto a la protección del medio ambiente para las generaciones futuras? o ¿éstas también tienen derechos?
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Sin embargo, esos derechos pueden ser considerados como colectivos y no como individuales. Los derechos existen sea cual sea el número y la identidad de los individuos que componen cada generación. Cuando las generaciones futuras toman cuerpo, sus miembros adquieren el derecho a utilizar la Tierra y a beneficiarse de ella, y la obligación de cuidar de ella para sus contemporáneos y para quienes les sucedan. La Declaración de la UNESCO enuncia nuestra obligación de proteger el medioambiente para las generaciones futuras; no menciona los derechos de las generaciones futuras.
Los deberes no siempre están ligados a derechos, pero los derechos siempre lo están a deberes. El argumento en contra de los derechos de las generaciones futuras es que los derechos sólo existen cuando hay unos intereses reconocibles, y esto sólo es posible si se identifica a individuos que tengan intereses que proteger. Puesto que no se puede identificar a los individuos de las generaciones futuras, no se puede hablar de sus derechos. Sin embargo, esos derechos pueden ser considerados como colectivos y no como individuales. Los derechos existen sea cual sea el número y la identidad de los individuos que componen cada generación.
 
Cuando las generaciones futuras toman cuerpo, sus miembros adquieren el derecho a utilizar la Tierra y a beneficiarse de ella, y la obligación de cuidar de ella para sus contemporáneos y para quienes les sucedan. La Declaración de la UNESCO enuncia nuestra obligación de proteger el medio ambiente
 
para las generaciones futuras; no menciona los derechos de las generaciones futuras.
 
  
Otro problema se refiere a nuestra relación con la naturaleza. Se puede considerar de distintas maneras: como dueños de la naturaleza; como participantes en el sistema natural, con la responsabilidad de protegerlo; o como colaboradores. El principio de equidad intergeneracional supone que el ser humano forma parte del medio ambiente y que, en tanto que ser pensante, tiene el deber de cuidar de él para las generaciones futuras. Ésta idea se recoge en la Declaración de la UNESCO y, antes de ella, en el concepto de desarrollo sostenible, uno de los grandes temas de la Cumbre de Río de 1992.
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Otro problema se refiere a nuestra relación con la naturaleza. Se nos puede considerar de distintas maneras: como dueños de la naturaleza; como participantes en el sistema natural, con la responsabilidad de protegerlo o como colaboradores. El principio de equidad intergeneracional supone que el ser humano forma parte del medioambiente y que, en tanto que ser pensante, tiene el deber de cuidar de él para las generaciones futuras.  
La equidad intergeneracional empieza a entrar en la jurisprudencia internacional.
 
Prueba de ello es que, en 1996, como consecuencia de una demanda de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Tribunal Internacional de Justicia señaló, en un dictamen consultivo sobre la legalidad de la amenaza del uso de armas nucleares, que el medio ambiente "representa el espacio vivo, la calidad de vida y la propia salud de los seres humanos, incluidas las generaciones venideras". El voto particular del juez Weeramantry, su vicepresidente, afirma el principio de "equidad intergeneracional" y señala que "los derechos de las generaciones futuras han superado el estado embrionario de la lucha por su reconocimiento. Han penetrado en el derecho internacional a través de importantes tratados, de dictámenes y de grandes principios jurídicos reconocidos por las naciones civilizadas".
 
  
Desde la perspectiva económica, podemos afirmar que los paradigmas económicos actuales: capitalista, socialista y los sistemas mixtos, se basan en el supuesto implícito del crecimiento económico continuo e ilimitado (Gutiérrez, 2007). Este supuesto, hace que problemas intergeneracionales, intrageneracionales, interespecies, de equidad y sustentabilidad sean ignorados o al menos pospuestos. La solución más fácil para estos problemas parecería ser el crecimiento adicional. La teoría económica convencional se refiere a una economía como sana si mantiene tasas de crecimiento continuas y altas. Los límites energéticos y de recursos que enfrenta el crecimiento, según estos paradigmas, serán eliminados por la utilización inteligente de nuevas tecnologías (Costanza & Wainger, 1991). La ecología política reúne a todos estos paradigmas bajo el nombre de productivistas.  
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Esta idea se recoge en la Declaración de la UNESCO y, antes de ella, en el concepto de desarrollo sostenible, uno de los grandes temas de la [https://es.wikipedia.org/wiki/Cumbre_de_la_Tierra_de_R%C3%ADo_de_Janeiro Cumbre de Río de 1992], cuando la equidad intergeneracional empieza a entrar en la jurisprudencia internacional. Prueba de ello es que, en 1996, como consecuencia de una demanda de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Tribunal Internacional de Justicia señaló, en un dictamen consultivo sobre la legalidad de la amenaza del uso de armas nucleares, que el medioambiente "representa el espacio vivo, la calidad de vida y la propia salud de los seres humanos, incluidas las generaciones venideras".  
  
Se señala a éstos como los principales impulsores del crecimiento exponencial y el máximo culpable del agotamiento y degradación de los recursos naturales(Sanjuán, 1999).Frente a esta realidad, enfrentamos la necesidad de la revisión de la teoría económica para lograr el reconocimiento del propio sistema económico como un sistema abierto a la Biósfera. Este es uno de los planteamientos fundamentales de la economía ecológica (Martínez Alier, 1999). Sin embargo, esto requeriría un salto de paradigma científico. En este sentido un enfoque ambiental podría ser más accesible ya que se busca una ampliación y reformulación de la teoría económica existente, en especial del crecimiento económico.
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El voto particular del juez Weeramantry, su vicepresidente, afirma el principio de "equidad intergeneracional" y señala que "los derechos de las generaciones futuras han superado el estado embrionario de la lucha por su reconocimiento. Han penetrado en el derecho internacional a través de importantes tratados, de dictámenes y de grandes principios jurídicos reconocidos por las naciones civilizadas".
En este sentido, también se ve como fundamental, la reformulación de los principios, supuestos de los modelos básicos de la teoría económica. Además de la creación de criterios para tomar en cuenta las restricciones y variables impuestas por el medioambiente a cualquier economía.
 
  
Claramente, esta revisión no implica eliminar el hiato subyacente entre naturaleza y hombre presente en las teorías científicas, modelos sociales y éticos existentes - incluida la teoría económica (Jonas, 1995). Por el contrario, lo que se plantea es la ampliación de la teoría económica tradicional del crecimiento para incluir variables y supuestos ambientales.  
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Desde la perspectiva económica, podemos afirmar que los paradigmas económicos actuales, capitalista, socialista y los sistemas mixtos, se basan en el supuesto implícito del crecimiento económico continuo e ilimitado. Este supuesto, hace que problemas intergeneracionales, intrageneracionales, interespecies, de equidad y sustentabilidad sean ignorados o al menos pospuestos. La solución más fácil para estos problemas parecería ser el crecimiento adicional. La teoría económica convencional se refiere a una economía como sana si mantiene tasas de crecimiento continuas y altas. Los límites energéticos y de recursos que enfrenta el crecimiento, según estos paradigmas, serán eliminados por la utilización inteligente de nuevas tecnologías. La ecología política reúne a todos estos paradigmas bajo el nombre de productivistas.
De todas maneras, en el ámbito teórico, este desafío es grande y requieren un gran esfuerzo metodológico y epistemológico.  
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Analizar criterios de eficiencia y equidad, es decir, de optimalidad entre generaciones (Blanchard & Fischer, 1989)de las asignaciones de recursos para determinar las características de un modelo de desarrollo que sea sostenible.
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Se señala a éstos como los principales impulsores del crecimiento exponencial y máximos culpables del agotamiento y degradación de los recursos naturales. Frente a esta realidad, enfrentamos la necesidad de la revisión de la teoría económica para lograr el reconocimiento del propio sistema económico como un sistema abierto a la biósfera. Este es uno de los planteamientos fundamentales de la [https://es.wikipedia.org/wiki/Econom%C3%ADa_ecol%C3%B3gica economía ecológica].
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Sin embargo, esto requeriría un salto de paradigma científico. En este sentido, un enfoque ambiental podría ser más accesible ya que se busca una ampliación y reformulación de la teoría económica existente, en especial del crecimiento económico. También se ve como fundamental la creación de criterios para tomar en cuenta las restricciones y variables impuestas por el medioambiente a cualquier economía.
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Claramente, esta revisión no implica eliminar el hiato subyacente entre naturaleza y hombre presente en las teorías científicas, modelos sociales y éticos existentes. Por el contrario, lo que se plantea es la ampliación de la teoría económica tradicional del crecimiento para incluir variables y supuestos ambientales. De todas maneras, en el ámbito teórico, este desafío es grande y requiere un gran esfuerzo metodológico y epistemológico. Analizar criterios de eficiencia y equidad entre las asignaciones de recursos a las distintas generaciones para determinar las características de un modelo de desarrollo que sea sostenible.
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'''Más información'''
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'''El paradigma de la inequidad cero'''
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''Autores: Carlos March, director de InnContext-Innovando Contextos. Fundación Avina. Mora Straschnoy, socióloga.  Master en Políticas Sociales.''
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Combatir la pobreza es administrarla. Las políticas asistenciales convierten a las personas en objetos de asistencia en lugar de constituirlos en sujetos de cambio. Tanto los gobiernos como la inversión privada destinan cada vez más recursos a combatir la pobreza y cada vez hay más pobres en el mundo. En la actualidad, la cantidad de pobres a nivel global equivale al incremento poblacional de los últimos 50 años. El modelo de desarrollo actual no logra incluir a nadie. Las formas de invertir los recursos destinados a combatir la pobreza tienen tres problemas graves:
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• se destinan a la ayuda del individuo y no a cambiar las condiciones de calidad de vida colectiva, lo que genera mitigación de pobreza individual y consolidación de inequidad estructural;
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• los recursos tangibles e intangibles se aplican de manera dispersa y los recursos humanos se involucran de manera atomizada lo que produce mayores costos, pérdidas de tiempo, desgaste de las personas y resultados de bajo impacto y escala;
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• las políticas sociales están absolutamente desarticuladas lo que provoca mitigaciones parciales y temporales en lugar de soluciones integrales y definitivas.
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InnContext-Innovando Contextos, iniciativa de la Fundación Avina dedicada a diseñar e implementar estrategias para convertir contextos hostiles en favorables, desarrolló el “Paradigma de la inequidad cero”, que consiste en crear las condiciones para pasar de la administración de pobreza a la eliminación de la inequidad.
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'''Paradigma de la inequidad cero'''
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La inequidad es la peor pobreza porque es su causa. Medir pobreza y destinar presupuesto sin implementar políticas públicas contra la inequidad, equivale a hacer un torniquete debajo de la herida. Según la OCDE, en el año 2013 se invirtieron 134 mil millones de dólares en ayuda oficial para combatir la pobreza. Sin embargo, los pobres en el mundo no disminuyen. La pobreza en una condición individual que implica que una persona carezca de lo necesario para vivir acorde a los estándares de dignidad humana. Por su parte, la inequidad social es la condición de carencia estructural que genera pobreza y es causada por seis motivos:
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• bienes públicos de baja calidad;
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• débil institucionalidad pública;
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• carencia de entramado social;
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• incapacidad de organización colectiva; - negación de acceso a oportunidades;
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• informalidad de los activos económicos.
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Cuando en contextos de inequidad –América Latina es la región más inequitativa del mundo– los programas de gobierno se limitan a implementar planes de asistencia y no se estructuran políticas públicas para abordar los seis ejes descriptos, el resultado entonces se reduce a administrar pobreza para perpetuarla en lugar de terminar con la inequidad que la genera.
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'''Bienes públicos de baja calidad'''
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El primer factor de inequidad se da cuando un sector de la población convive con la inexistencia de bienes públicos de calidad, porque una sociedad que carece de aquellos bienes y servicios que deben estar a disposición de todos en igual cantidad o calidad, niega la inclusión social en escala. Un hospital es un bien público no porque lo maneje el Estado, sino porque la persona con más recursos y la persona más necesitada de una comunidad reciben la misma cantidad y calidad de servicio, más allá de quien lo administre. Si el sistema de salud brinda atención deficiente a los segmentos vulnerables y deriva la atención de calidad al sistema privado de prepagas, entonces solo los sectores más acomodados podrán pagarla y la salud deja de ser un bien público, porque ya no garantiza la inclusión de toda la población en los mismos estándares de calidad de vida. Por lo tanto, la primera política de un gobierno debe ser articularse con la sociedad civil y el sector empresarial para producir, administrar, distribuir y custodiar bienes públicos de calidad. Pues los tres actores aportan cada uno elementos distintivos a la generación de bienes públicos: el Estado suma escala, el sector empresarial calidad y las organizaciones sociales especificidad.
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'''Débil institucionalidad pública'''
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La debilidad de la institucionalidad pública es otro aspecto determinante de inequidad, pues quienes más sufren la falta de institucionalidad son los sectores que viven en la pobreza, aquellos que no tienen manera de impedir que los impactos de la discrecionalidad en la administración de los recursos públicos, de la concentración de poder y abuso institucional, del asistencialismo (mezcla de asistencia con cinismo), de la corrupción estructural y del delito organizado deterioren sus condiciones de vida. No hay pobreza cero sin corrupción y discrecionalidad cero. Para enfrentar la debilidad institucional deben implementarse las herramientas de la democracia participativa y formar ciudadanos capaces de reclamar la plena vigencia del estado de derecho, así como el empresariado debe asumir un activo rol de ciudadanía empresaria.
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'''Carencia de entramado social
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Otra característica de inequidad social es la falta de entramado social. Los sectores pobres tienen vínculos acotados a un entorno reducido, con relaciones en posición socioeconómica aislada y con limitados o nulos contactos con aquellos que facilitan el acceso a posibilidades de escalamiento social. La falta de vínculos de calidad atenta contra la consolidación de la movilidad social ascendente, expone a las personas a la falta de espacios de contención, las pone a la intemperie frente al abuso de poder tanto de las instituciones públicas como de los poderes fácticos y no crea barreras con el delito organizado como el narcotráfico y la trata de personas con fines de explotación laboral o sexual. El Estado debe generar las condiciones para que los espacios públicos sean los ámbitos de construcción de vínculos transversales en lo social y económico, como alguna vez lo fue el sistema de educación pública en América Latina, que por ejemplo forjó la clase media argentina.
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'''Incapacidad de organización colectiva'''
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La limitada o nula capacidad que tienen los sectores vulnerables para organizarse colectivamente es otra de las causas que genera la inequidad que los somete a la pobreza. Poblaciones fragmentadas, víctimas del clientelismo político, incapaces de crear las condiciones de organización social para defender sus derechos, controlar la discrecionalidad de los gobernantes e incidir en la calidad de vida colectiva, están condenadas a ser objeto del asistencialismo que fomentan dirigentes políticos que fracturan el entramado social. El Estado debe promover la formación cívica que brinde a la comunidad las capacidades para organizarse colectivamente desde un rol social de sujetos de cambio, capaces de definir la propia calidad de vida, incidir en la calidad de vida colectiva y acotar el poder discrecional de los dirigentes. Además, el Estado tiene que facilitar la formalización de las organizaciones sociales, modificando los actuales regímenes legal, fiscal y laboral que mantiene al 90% de las entidades en la informalidad, impidiendo el acceso a personería jurídica y poder cumplir con los requisitos formales necesarios para recibir donaciones.
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'''Negación de acceso a oportunidades'''
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El acceso equitativo a oportunidades es un factor determinante para definir el estándar de inclusión social. Las políticas públicas deben facilitar los medios para que los habitantes de una comunidad accedan de manera equitativa a las capacidades que aseguren estándares elevados de dignidad humana, garantizando los derechos humanos y los servicios públicos en estándares de calidad. Restablecer la calidad del sistema de educación público estatal en imprescindible pues la educación es la fuente primaria de acceso equitativo a oportunidades. La ley 1420 de educación universal y gratuita garantizó que cantidades de habitantes adquirieran un piso de formación necesaria para poder desempeñarse en los diversos ámbitos que componen una sociedad. Es imperioso ahora crear la ley 1420 de la calidad educativa, la que garantice que además de cantidad, los estándares de excelencia educativa estarán al servicio de todos los habitantes de una comunidad.
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'''Informalidad de los activos económicos'''
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Este concepto está desarrollado por el economista peruano Hernando de Soto que sostiene que “un Gobierno y una economía de mercado modernos son inviables sin un sistema integrado de propiedad formal. Los activos extralegales no pueden acceder al crédito para expandir su capacidad de desarrollo. La extralegalidad, al carecer de seguridad jurídica, no es alcanzada por el sistema de inversiones. Pero, al mismo tiempo, la economía extralegal se mueve en función de contratos sociales mediante los cuales las poblaciones más pobres comienzan a forzar una mayor redistribución del poder. Ya son varios los ámbitos que comienzan a reconocer que las instituciones legales solo sobrevivirán si responden a las necesidades sociales. Se plantean pasos a seguir para que lo extralegal fluya hacia la legalidad: encontrar los verdaderos contratos sociales sobre la propiedad, integrarlos a la ley oficial y diseñar una estrategia política que haga posible la reforma. Encontrar la manera de formalizar y legalizar los circuitos de la economía informal e ilegal permitirá, además de convertir activos en capital, desarrollar economías de escala significativas. De Soto explica el sentido de la propiedad: “La propiedad no es una cualidad primaria de los activos sino la expresión legal de un consenso económicamente significativo acerca de ellos. (…) La propiedad no consiste en los activos mismos sino en los consensos entre personas respecto de cómo estos deben ser poseídos, utilizados e intercambiados” .En las barriadas circulan millones de dólares. El desafío es cómo llevar legalidad a los circuitos marginales. Cómo convertir activos en capital vivo. El potencial de los activos para generar nueva producción requiere ser expresado de manera tangible, en un sistema de registros de propiedad formal.
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Estos seis factores de la inequidad requieren que los gobiernos dejen de encarar la pobreza como problema de los pobres, para pasar a definir políticas públicas desde la perspectiva de la inequidad, que requiere abordarla como problema de los estados.

Revisión del 02:49 23 jun 2020

El principio de equidad intergeneracional supone que debemos entregar a las generaciones venideras un mundo que desde la estabilidad ambiental les brinde las mismas oportunidades de desarrollo que tuvimos nosotros. Este principio tiene relación directa con la base ética del orden ambiental, la solidaridad y su paradigma.

Pero, ¿la generación actual tiene obligaciones en cuanto a la protección del medioambiente para las generaciones futuras? o ¿éstas también tienen derechos? Los deberes no siempre están ligados a derechos, pero los derechos siempre lo están a deberes. El argumento en contra de los derechos de las generaciones futuras es que los derechos sólo existen cuando hay unos intereses reconocibles, y esto sólo es posible si se identifica a individuos que tengan intereses que proteger. Puesto que no se pueden identificar a los individuos de las generaciones futuras, no se puede hablar de sus derechos.

Sin embargo, esos derechos pueden ser considerados como colectivos y no como individuales. Los derechos existen sea cual sea el número y la identidad de los individuos que componen cada generación. Cuando las generaciones futuras toman cuerpo, sus miembros adquieren el derecho a utilizar la Tierra y a beneficiarse de ella, y la obligación de cuidar de ella para sus contemporáneos y para quienes les sucedan. La Declaración de la UNESCO enuncia nuestra obligación de proteger el medioambiente para las generaciones futuras; no menciona los derechos de las generaciones futuras.

Otro problema se refiere a nuestra relación con la naturaleza. Se nos puede considerar de distintas maneras: como dueños de la naturaleza; como participantes en el sistema natural, con la responsabilidad de protegerlo o como colaboradores. El principio de equidad intergeneracional supone que el ser humano forma parte del medioambiente y que, en tanto que ser pensante, tiene el deber de cuidar de él para las generaciones futuras.

Esta idea se recoge en la Declaración de la UNESCO y, antes de ella, en el concepto de desarrollo sostenible, uno de los grandes temas de la Cumbre de Río de 1992, cuando la equidad intergeneracional empieza a entrar en la jurisprudencia internacional. Prueba de ello es que, en 1996, como consecuencia de una demanda de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Tribunal Internacional de Justicia señaló, en un dictamen consultivo sobre la legalidad de la amenaza del uso de armas nucleares, que el medioambiente "representa el espacio vivo, la calidad de vida y la propia salud de los seres humanos, incluidas las generaciones venideras".

El voto particular del juez Weeramantry, su vicepresidente, afirma el principio de "equidad intergeneracional" y señala que "los derechos de las generaciones futuras han superado el estado embrionario de la lucha por su reconocimiento. Han penetrado en el derecho internacional a través de importantes tratados, de dictámenes y de grandes principios jurídicos reconocidos por las naciones civilizadas".

Desde la perspectiva económica, podemos afirmar que los paradigmas económicos actuales, capitalista, socialista y los sistemas mixtos, se basan en el supuesto implícito del crecimiento económico continuo e ilimitado. Este supuesto, hace que problemas intergeneracionales, intrageneracionales, interespecies, de equidad y sustentabilidad sean ignorados o al menos pospuestos. La solución más fácil para estos problemas parecería ser el crecimiento adicional. La teoría económica convencional se refiere a una economía como sana si mantiene tasas de crecimiento continuas y altas. Los límites energéticos y de recursos que enfrenta el crecimiento, según estos paradigmas, serán eliminados por la utilización inteligente de nuevas tecnologías. La ecología política reúne a todos estos paradigmas bajo el nombre de productivistas.

Se señala a éstos como los principales impulsores del crecimiento exponencial y máximos culpables del agotamiento y degradación de los recursos naturales. Frente a esta realidad, enfrentamos la necesidad de la revisión de la teoría económica para lograr el reconocimiento del propio sistema económico como un sistema abierto a la biósfera. Este es uno de los planteamientos fundamentales de la economía ecológica.

Sin embargo, esto requeriría un salto de paradigma científico. En este sentido, un enfoque ambiental podría ser más accesible ya que se busca una ampliación y reformulación de la teoría económica existente, en especial del crecimiento económico. También se ve como fundamental la creación de criterios para tomar en cuenta las restricciones y variables impuestas por el medioambiente a cualquier economía.

Claramente, esta revisión no implica eliminar el hiato subyacente entre naturaleza y hombre presente en las teorías científicas, modelos sociales y éticos existentes. Por el contrario, lo que se plantea es la ampliación de la teoría económica tradicional del crecimiento para incluir variables y supuestos ambientales. De todas maneras, en el ámbito teórico, este desafío es grande y requiere un gran esfuerzo metodológico y epistemológico. Analizar criterios de eficiencia y equidad entre las asignaciones de recursos a las distintas generaciones para determinar las características de un modelo de desarrollo que sea sostenible.

Más información

El paradigma de la inequidad cero

Autores: Carlos March, director de InnContext-Innovando Contextos. Fundación Avina. Mora Straschnoy, socióloga. Master en Políticas Sociales.

Combatir la pobreza es administrarla. Las políticas asistenciales convierten a las personas en objetos de asistencia en lugar de constituirlos en sujetos de cambio. Tanto los gobiernos como la inversión privada destinan cada vez más recursos a combatir la pobreza y cada vez hay más pobres en el mundo. En la actualidad, la cantidad de pobres a nivel global equivale al incremento poblacional de los últimos 50 años. El modelo de desarrollo actual no logra incluir a nadie. Las formas de invertir los recursos destinados a combatir la pobreza tienen tres problemas graves:

• se destinan a la ayuda del individuo y no a cambiar las condiciones de calidad de vida colectiva, lo que genera mitigación de pobreza individual y consolidación de inequidad estructural;

• los recursos tangibles e intangibles se aplican de manera dispersa y los recursos humanos se involucran de manera atomizada lo que produce mayores costos, pérdidas de tiempo, desgaste de las personas y resultados de bajo impacto y escala;

• las políticas sociales están absolutamente desarticuladas lo que provoca mitigaciones parciales y temporales en lugar de soluciones integrales y definitivas.

InnContext-Innovando Contextos, iniciativa de la Fundación Avina dedicada a diseñar e implementar estrategias para convertir contextos hostiles en favorables, desarrolló el “Paradigma de la inequidad cero”, que consiste en crear las condiciones para pasar de la administración de pobreza a la eliminación de la inequidad.

Paradigma de la inequidad cero

La inequidad es la peor pobreza porque es su causa. Medir pobreza y destinar presupuesto sin implementar políticas públicas contra la inequidad, equivale a hacer un torniquete debajo de la herida. Según la OCDE, en el año 2013 se invirtieron 134 mil millones de dólares en ayuda oficial para combatir la pobreza. Sin embargo, los pobres en el mundo no disminuyen. La pobreza en una condición individual que implica que una persona carezca de lo necesario para vivir acorde a los estándares de dignidad humana. Por su parte, la inequidad social es la condición de carencia estructural que genera pobreza y es causada por seis motivos:

• bienes públicos de baja calidad;

• débil institucionalidad pública;

• carencia de entramado social;

• incapacidad de organización colectiva; - negación de acceso a oportunidades;

• informalidad de los activos económicos.

Cuando en contextos de inequidad –América Latina es la región más inequitativa del mundo– los programas de gobierno se limitan a implementar planes de asistencia y no se estructuran políticas públicas para abordar los seis ejes descriptos, el resultado entonces se reduce a administrar pobreza para perpetuarla en lugar de terminar con la inequidad que la genera.

Bienes públicos de baja calidad

El primer factor de inequidad se da cuando un sector de la población convive con la inexistencia de bienes públicos de calidad, porque una sociedad que carece de aquellos bienes y servicios que deben estar a disposición de todos en igual cantidad o calidad, niega la inclusión social en escala. Un hospital es un bien público no porque lo maneje el Estado, sino porque la persona con más recursos y la persona más necesitada de una comunidad reciben la misma cantidad y calidad de servicio, más allá de quien lo administre. Si el sistema de salud brinda atención deficiente a los segmentos vulnerables y deriva la atención de calidad al sistema privado de prepagas, entonces solo los sectores más acomodados podrán pagarla y la salud deja de ser un bien público, porque ya no garantiza la inclusión de toda la población en los mismos estándares de calidad de vida. Por lo tanto, la primera política de un gobierno debe ser articularse con la sociedad civil y el sector empresarial para producir, administrar, distribuir y custodiar bienes públicos de calidad. Pues los tres actores aportan cada uno elementos distintivos a la generación de bienes públicos: el Estado suma escala, el sector empresarial calidad y las organizaciones sociales especificidad.

Débil institucionalidad pública

La debilidad de la institucionalidad pública es otro aspecto determinante de inequidad, pues quienes más sufren la falta de institucionalidad son los sectores que viven en la pobreza, aquellos que no tienen manera de impedir que los impactos de la discrecionalidad en la administración de los recursos públicos, de la concentración de poder y abuso institucional, del asistencialismo (mezcla de asistencia con cinismo), de la corrupción estructural y del delito organizado deterioren sus condiciones de vida. No hay pobreza cero sin corrupción y discrecionalidad cero. Para enfrentar la debilidad institucional deben implementarse las herramientas de la democracia participativa y formar ciudadanos capaces de reclamar la plena vigencia del estado de derecho, así como el empresariado debe asumir un activo rol de ciudadanía empresaria.

Carencia de entramado social Otra característica de inequidad social es la falta de entramado social. Los sectores pobres tienen vínculos acotados a un entorno reducido, con relaciones en posición socioeconómica aislada y con limitados o nulos contactos con aquellos que facilitan el acceso a posibilidades de escalamiento social. La falta de vínculos de calidad atenta contra la consolidación de la movilidad social ascendente, expone a las personas a la falta de espacios de contención, las pone a la intemperie frente al abuso de poder tanto de las instituciones públicas como de los poderes fácticos y no crea barreras con el delito organizado como el narcotráfico y la trata de personas con fines de explotación laboral o sexual. El Estado debe generar las condiciones para que los espacios públicos sean los ámbitos de construcción de vínculos transversales en lo social y económico, como alguna vez lo fue el sistema de educación pública en América Latina, que por ejemplo forjó la clase media argentina.

Incapacidad de organización colectiva

La limitada o nula capacidad que tienen los sectores vulnerables para organizarse colectivamente es otra de las causas que genera la inequidad que los somete a la pobreza. Poblaciones fragmentadas, víctimas del clientelismo político, incapaces de crear las condiciones de organización social para defender sus derechos, controlar la discrecionalidad de los gobernantes e incidir en la calidad de vida colectiva, están condenadas a ser objeto del asistencialismo que fomentan dirigentes políticos que fracturan el entramado social. El Estado debe promover la formación cívica que brinde a la comunidad las capacidades para organizarse colectivamente desde un rol social de sujetos de cambio, capaces de definir la propia calidad de vida, incidir en la calidad de vida colectiva y acotar el poder discrecional de los dirigentes. Además, el Estado tiene que facilitar la formalización de las organizaciones sociales, modificando los actuales regímenes legal, fiscal y laboral que mantiene al 90% de las entidades en la informalidad, impidiendo el acceso a personería jurídica y poder cumplir con los requisitos formales necesarios para recibir donaciones.

Negación de acceso a oportunidades

El acceso equitativo a oportunidades es un factor determinante para definir el estándar de inclusión social. Las políticas públicas deben facilitar los medios para que los habitantes de una comunidad accedan de manera equitativa a las capacidades que aseguren estándares elevados de dignidad humana, garantizando los derechos humanos y los servicios públicos en estándares de calidad. Restablecer la calidad del sistema de educación público estatal en imprescindible pues la educación es la fuente primaria de acceso equitativo a oportunidades. La ley 1420 de educación universal y gratuita garantizó que cantidades de habitantes adquirieran un piso de formación necesaria para poder desempeñarse en los diversos ámbitos que componen una sociedad. Es imperioso ahora crear la ley 1420 de la calidad educativa, la que garantice que además de cantidad, los estándares de excelencia educativa estarán al servicio de todos los habitantes de una comunidad.

Informalidad de los activos económicos

Este concepto está desarrollado por el economista peruano Hernando de Soto que sostiene que “un Gobierno y una economía de mercado modernos son inviables sin un sistema integrado de propiedad formal. Los activos extralegales no pueden acceder al crédito para expandir su capacidad de desarrollo. La extralegalidad, al carecer de seguridad jurídica, no es alcanzada por el sistema de inversiones. Pero, al mismo tiempo, la economía extralegal se mueve en función de contratos sociales mediante los cuales las poblaciones más pobres comienzan a forzar una mayor redistribución del poder. Ya son varios los ámbitos que comienzan a reconocer que las instituciones legales solo sobrevivirán si responden a las necesidades sociales. Se plantean pasos a seguir para que lo extralegal fluya hacia la legalidad: encontrar los verdaderos contratos sociales sobre la propiedad, integrarlos a la ley oficial y diseñar una estrategia política que haga posible la reforma. Encontrar la manera de formalizar y legalizar los circuitos de la economía informal e ilegal permitirá, además de convertir activos en capital, desarrollar economías de escala significativas. De Soto explica el sentido de la propiedad: “La propiedad no es una cualidad primaria de los activos sino la expresión legal de un consenso económicamente significativo acerca de ellos. (…) La propiedad no consiste en los activos mismos sino en los consensos entre personas respecto de cómo estos deben ser poseídos, utilizados e intercambiados” .En las barriadas circulan millones de dólares. El desafío es cómo llevar legalidad a los circuitos marginales. Cómo convertir activos en capital vivo. El potencial de los activos para generar nueva producción requiere ser expresado de manera tangible, en un sistema de registros de propiedad formal.

Estos seis factores de la inequidad requieren que los gobiernos dejen de encarar la pobreza como problema de los pobres, para pasar a definir políticas públicas desde la perspectiva de la inequidad, que requiere abordarla como problema de los estados.