Inclusión financiera

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La inclusión financiera significa, para personas físicas y empresas, tener acceso a productos financieros útiles y asequibles que satisfagan sus necesidades —transacciones, pagos, ahorros, crédito y seguro— prestados de manera responsable y sostenible.

Poder tener acceso a una cuenta de transacciones es un primer paso hacia una inclusión financiera más amplia, ya que permite a las personas guardar dinero y enviar y recibir pagos. Una cuenta de transacciones también puede servir como puerta de acceso a otros servicios financieros. Por ello, garantizar que las personas de todo el mundo puedan tener acceso a una cuenta de transacciones es el centro de atención de la Iniciativa de Acceso Universal a Servicios Financieros para 2020 (UFA2020) del Grupo Banco Mundial (GBM).

El acceso a servicios financieros facilita la vida cotidiana y ayuda a las familias y a las empresas a planificar desde los objetivos a largo plazo hasta las emergencias imprevistas. Es más probable que, en calidad de titulares de cuentas, las personas usen otros servicios financieros, como créditos y seguros, para iniciar y ampliar negocios, invertir en educación o salud, gestionar riesgos y sortear crisis financieras, todo lo cual puede mejorar su calidad general de vida.

La inclusión financiera y los Objetivos del Desarrollo Sostenible

La inclusión financiera se está convirtiendo en una prioridad para las autoridades, los órganos encargados de las reglamentaciones y los organismos de desarrollo a nivel mundial. Se ha determinado que es un factor que propicia 7 de los 17 de Desarrollo Sostenible.

El Grupo de los Veinte (G-20) se comprometió a promover la inclusión financiera en todo el mundo y reafirmó su compromiso de aplicar los Principios de Alto Nivel del G-20 para la Inclusión Financiera Digital.

Desde 2010, más de 55 países se han comprometido a implementar la inclusión financiera, y más de 30 de ellos han puesto en marcha o están preparando una estrategia nacional al respecto. Las investigaciones realizadas en el GBM indican que el ritmo y el impacto de las reformas aumentan cuando un país aplica una estrategia nacional de inclusión financiera.

Los países que han logrado más avances son los que han creado un entorno normativo y reglamentario propicio, y han fomentado la competencia, permitiendo a las instituciones bancarias y no bancarias innovar y ampliar el acceso a servicios financieros. Sin embargo, la creación de este espacio innovador y competitivo debe ir acompañada de reglamentaciones y medidas de protección del usuario apropiadas, que garanticen la prestación responsable de servicios financieros.

A medida que los países han acelerado sus esfuerzos con miras a la inclusión financiera, ha quedado en evidencia los obstáculos similares que les impiden avanzar. Para superarlos es necesario:

• Garantizar que el acceso y los servicios financieros lleguen a las poblaciones difíciles de alcanzar, como las mujeres y los pobres de las zonas rurales.

• Aumentar la capacidad y los conocimientos financieros de los ciudadanos para que puedan entender los diferentes servicios y productos financieros.

• Asegurar que todos tengan documentos de identidad válidos y que se puedan legalizar fácilmente y a un bajo costo.

• Idear productos financieros útiles y pertinentes, que se adapten a las necesidades de los usuarios.

• Establecer marcos sólidos de protección del usuario de servicios financieros, y adaptar las pertinentes entidades responsables de la reglamentación y la supervisión, por ejemplo, utilizando la tecnología para mejorar la supervisión (tecnología al servicio del cumplimiento de las reglamentaciones del sector financiero).

• En todo el mundo, la falta de documento de identidad dificulta abrir una cuenta bancaria, tener acceso al capital o al crédito.

Un sistema financiero incluyente contribuye a la reducción en la desigualdad de ingresos, además de que fomenta y respalda el crecimiento económico del país en el que se implementa. Los intermediarios financieros juegan un papel importante para la distribución y transferencia de los recursos económicos de una manera eficiente. Con base en datos del Museo Interactivo de Economía, a escala mundial, alrededor de 2,500 millones de personas no cuentan con un instrumento bancario básico (cuenta bancaria, ya sea de ahorro o crédito) mientras que tres cuartas partes de la población mundial de clase baja, no poseen una cuenta bancaria debido a los costos y los papeleos necesarios para obtenerla.

Inclusión financiera y tecnología

La tecnología financiera digital, y en particular el aumento del uso de teléfonos móviles a nivel mundial, han facilitado la ampliación del acceso a servicios financieros a un costo más bajo y con menos riesgo a las pequeñas empresas y poblaciones difíciles de alcanzar. Esto obedece a que:

• Los documentos de identidad digitales hacen más fácil que nunca abrir una cuenta.

• La digitalización de los pagos en efectivo ha permitido que más personas empiecen a usar cuentas de transacciones.

• Los servicios financieros por telefonía móvil permiten que haya un acceso conveniente aún en las zonas remotas.

• La mayor disponibilidad de datos sobre los clientes permite a los proveedores diseñar productos financieros digitales que se adaptan mejor a las necesidades de las personas no bancarizadas.

Para más información

Inclusión financiera: la ruta digital a las finanzas centradas en el ciudadano