Principio del mínimo consenso

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La palabra consenso es de origen latín “consensus”.  El consenso es un acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos. Se conoce como consenso al acuerdo o conformidad de ideas u opiniones que pertenecen a una colectividad.

El consenso permite alcanzar la paz, y una convivencia armónica en la cual se respete la decisión de la gran mayoría de los individuos. Por su parte, lo contrario de consenso es disenso, lo cual alude a la discordancia que existe entre los individuos en relación a una idea en particular, no obstante esto no es siempre sinónimo de enfrentamiento, sino de tolerar la opinión de los demás a propósito del bien común. Los sinónimos de consenso son consentimiento, asentimiento, aprobación, unanimidad, conformidad, acuerdo.

Consenso social

En sociología, el consenso social se refiere al acuerdo de pensamientos, sentimientos, y acciones que caracterizan a un grupo o sociedad determinada. Por ejemplo, con respecto a sus objetivos, funciones, premios, entre otros factores, que explica la importancia para la manutención y existencia del equilibrio social

Consenso y alteridad

La alteridad concepto filosófico que consiste en cambiar el propio pensamiento por el de otro individuo, tomando en cuenta las creencias y conocimientos del otro. Etimológicamente, el término alteridad es de origen latín “alter” que significa “otro”. Como tal, alteridad es colocarse en posición de otro individuo.

Decisión por consenso

La decisión por consenso es un proceso de decisión que busca no solamente el acuerdo de la mayoría de los participantes, sino también persigue el objetivo de resolver o atenuar las objeciones de la minoría para alcanzar la decisión más satisfactoria.

A la vez consenso significa:

a) un acuerdo general,

b) un proceso para alcanzar dicho acuerdo.

La toma de decisión por consenso trata fundamentalmente del proceso.

Se ha dicho que el verdadero consenso implica «satisfacer las necesidades de todos». La toma de decisión por consenso intenta denigrar el papel de facciones o partidos y promover la expresión de voces individuales. El método también aumenta la probabilidad de soluciones imprevistas o creativas al yuxtaponer ideas disímiles, pues busca minimizar la objeción; es muy popular en organizaciones voluntarias, donde las decisiones se llevan a cabo cuando generalmente existe una aprobación amplia. El método de consenso es deseable cuando es improbable forzar el cumplimiento de la decisión, igual como si cada participante adoptara independientemente una misma decisión unánime.

También encontramos toma de decisión por consenso en grupos donde los participantes tienen diferentes áreas de conocimiento, pero trabajan para una meta común. Ejemplo de ello incluye equipos de diseño de proyectos de alta tecnología los cuales deben integrar opiniones de diferentes personas con diferentes áreas de conocimiento.

Las opiniones minoritarias deben tomarse en consideración a diferencia de circunstancia donde la mayoría puede tomar la acción y obligar la decisión sin ninguna consulta adicional con los votantes minoritarios. A menudo se piensa que para alcanzar el consenso se requiere más tiempo y esfuerzo. Por ello algunos grupos reservan el método de decisión por consenso para decisiones particularmente complejas, arriesgadas o importantes. Sin embargo, existen muchos ejemplos de grupos que emplean la toma de decisión por consenso de forma que les permite considerar tanto las opiniones minoritarias como tomar decisiones de una manera eficiente y a tiempo.

Principios clave

Más que una lista de alternativas conocidas, debate en corto tiempo, voto, y aceptación o rechazo por algún porcentaje de mayoría, un proceso de decisión por consenso implica, identificar y discutir las inquietudes, generar nuevas alternativas, combinar elementos de múltiples alternativas y confirmar que las personas entienden una propuesta o un argumento.

Esta forma otorga poder a las minorías, a aquellos con objeciones difíciles de plantear, y a aquellos que son menos diestros en el debate. Así pues, la toma de decisión por consenso puede verse como una cierta raíz de la democracia.

Los grupos igualitaristas que buscan reducir la cantidad de poder delegado a los líderes, representantes o encargados de la agenda, a menudo usan los métodos de consenso. Tales métodos pueden reducir el monto del daño o pérdida impuesta sobre las minorías (o individuos). Los métodos de consenso pueden ser apropiados cuando el riesgo personal (o emocional) de los miembros es alto, cuando la confianza es baja, y cuando se dispone tiempo para una discusión prolongada. El consenso puede usarse para remediar patrones de toma de decisión basados en costumbres, subordinación o descuido.

Al igual que cualquier toma de decisión grupal, la toma de decisión por consenso puede quitar poder a aquellos que no están presentes en el foro de debate, pues no se puede esperar que aporten algo a las nuevas medidas que se proponen (aun cuando pudieran haber tenido la oportunidad de aportar algo a las alternativas previas al debate). Por lo tanto, la mayoría de los sistemas de toma de decisión por consenso ponen énfasis especial en la participación.

Según Luis Castelli, "cada uno habla desde su conocimiento y experiencia, y su modo de estructurar lo que piensa no puede sino surgir desde alli. Y es por eso que aparecen las posiciones antagónicas. Porque cada uno ve el problema como 'su problema'. Si viste muchos problemas y muchas formas de abordarlos desde posiciones antagónicas diferentes, te volvés más comprensivo. Eso no quiere decir que se arribe a una solución de perfecto equilibrio, ya que muchas veces no ocurre. La tarea es acercarse lo más posible a ese punto. O colaborar para que suceda".

Si el consenso no es unánime, ¿quién debe acordar?

La unanimidad es un acuerdo común alcanzado por la totalidad de un grupo a la hora de tomar una decisión.

Un sano proceso de toma de decisión por consenso usualmente alienta y expone las discrepancias con rapidez, maximizando la oportunidad de acomodar las opiniones de las minorías.

Muchos grupos consideran la decisión unánime como una señal de acuerdo, solidaridad y unión. Sin embargo, existe evidencia que las decisiones unánimes pueden ser una señal de coerción, temor, poder persuasivo o elocuencia, inhabilidad para comprender las alternativas, o simple impaciencia con el proceso de debate.  

Conviene evitar pedir lo que particularizaría cierto asunto o problema, pero sobre el cual nuestros compañeros de viaje no estarían de acuerdo. Si exis­ten problemas en los cuales cunde el desacuerdo en cuanto a nuestra manera de apreciar las cosas, ¿tenemos la suficiente sabiduría para callarnos a fin de hallarnos plenamente de acuerdo los unos con los otros?

Tal o cual cosa que es excelente en sí misma, deberá ser dejada por el momento a un lado si ello ha de causar turbación en la concordia fraternal que necesitamos para poder avanzar. Será entonces necesario esperar el 'momento oportuno' para exponerla o realizarla. Esperar que los corazo­nes se hayan dispuesto a que sea aceptada por todos 'unánimemente'. Este tiempo de espera y ejercicio, a pesar de las apariencias, no es tiempo perdido.

Consenso y democracia

Como bien nos explica Carlos March, la democracia es un sistema de construcción colectiva que permite que mucha gente que no se conoce pueda colaborar entre sí en un proyecto colectivo. Tenemos que aprender que los espacios colectivos son espacios de resignación constructiva: resigno parte de lo mío, para poder construir con el otro, en eso reside lo colectivo.

Cuando pensamos en términos de articulación, siempre la pensamos desde la lógica del consenso, y el consenso requiere estar de acuerdo tanto con el objetivo y como con la estrategia para poder alcanzarlo. Y eso es algo muy difícil de conseguir cuando tenemos que convivir con la diversidad, y nos guste o no, vivimos en sociedades diversas.

Para poder articularnos en cultura de paz y ética del cuidado, hay dos conceptos que resultan clave en este proceso. El primero es la síntesis de contradicciones: ¿hasta dónde podemos llegar juntos? Recorremos juntos un tramo del camino, y después, cada uno sigue por su lado, pero al menos pudimos avanzar juntos un trecho. El segundo es la convergencia: ponernos de acuerdo en un objetivo, pero que cada uno pueda llegar a través de su propia estrategia, es decir, coincidimos en un objetivo en común, pero lo vamos alcanzando de forma individual, cada uno desde su propia vocación, mirada y estrategia, y eso nos permite ampliar el rango de diversidad de miradas y actores. En este sentido, es necesario que se haga presente el liderazgo articulador, que deja de lado el ego personal, para lograr que la persona correcta llegue al lugar adecuado.  

Traducción de un artículo de Joss Tantram

"Nosotros construimos demasiados muros y no suficientes puentes". - Isaac Newton

¿Cuántas veces podemos decir honestamente que realmente estamos de acuerdo 100 por ciento con otra persona sobre un tema?

A menudo esto se debe a que la búsqueda de los puntos de desacuerdo con otras personas es una de las maneras que establecemos para legitimar nuestra experiencia, además de nuestro sentido del yo.

En pocas palabras, mientras que podríamos estar casi totalmente de acuerdo con alguien sobre un tema, también podemos estar motivados para encontrar y resaltar los matices de dónde y cómo nuestra comprensión nos proporciona un análisis más preciso, pragmático o relevante.

La intención de este comportamiento es bastante clara: nos permite sentirnos bien con nosotros mismos y superiores a los demás como un aspecto de nuestra contribución. Sin embargo, el resultado público de esta forma de actuar puede impedir el progreso. Al poner de relieve y centrarse en los puntos de menor importancia, se puede minar la posibilidad de consenso y la acción en cosas realmente importantes.

En el marco de la sostenibilidad, la práctica de discutir los matices de todo es bastante agravante y perversa.

Son muchos los que acuerdan con que la actual configuración de los negocios es insostenible, que el capitalismo y las diferentes formas de crear valor deben cambiar, y que la humanidad necesita responder con rapidez, de manera innovadora y creativa, con el fin de construir un mundo equitativo, flexible y sostenible. A pesar de esto, también argumentan interminablemente sobre por qué resulta imposible o muy difícil implementar los cambios necesarios, poniendo nuevos objetivos por delante.

¿Cuáles son los niveles de mínimo consenso qué necesitamos para poder trabajar juntos desde visiones compartidas, consensuadas y comprometidas?

Para reducir el tiempo que pasamos en desacuerdo por cosas que son mucho menos importantes que las cosas sobre las que estamos de acuerdo, un enfoque potencial es considerar el grado de consenso que se requiere en una situación dada. Preguntarnos:

¿Qué es aquello en lo que realmente necesitamos acordar para poder trabajar juntos?

Los niveles de consenso deseado para la acción colectiva se pueden explorar haciendo otras preguntas acerca de trabajar juntos:

• ¿Queremos trabajar juntos?

• ¿Cuál es el propósito ?

• ¿Cuáles son los beneficios?

• ¿Qué necesitamos para acordar?

• ¿Sobre qué podemos estar en desacuerdo sin que ello nos impida avanzar juntos?

• ¿En qué temas acordamos no discutir en este momento, pero sí lo vamos a hacer más adelante? ¿Cuándo?

Dado que las respuestas a las preguntas anteriores determinan el potencial del trabajo conjunto, las siguientes preguntas perfeccionan los niveles de consenso que podrían ser necesarios:

• ¿Comprendemos y compartimos nuestro enfoque y propósito?

• ¿Hay temas que no están acordados?

• ¿¿Qué cosas son lo suficientemente buenas para encontrar una base de entendimiento en común?

• ¿Qué partes no son lo suficientemente buenas y deben ser revisadas?

• ¿Qué principios o valores tenemos que compartir para que el trabajo conjunto sea posible?

•¿Qué debemos acordar para que lo mejor no sea enemigo de lo bueno?

• ¿Cuál es un punto de quiebre más allá del cual no seremos capaz de contribuir de manera constructiva?

• ¿Cuándo es el momento de dejar de hablar y hacer algo porque ya estamos bastante de acuerdo en el qué y en el cómo?

Consenso mínimo y máximo

Si realmente queremos hacer una contribución positiva a un futuro sostenible, tenemos que ir más allá de nuestros egos y averiguar exactamente los niveles de consenso que se requieren para una acción conjunta.

Hay muchas definiciones de consenso, pero tomemos aquella que define el consenso como: "Acuerdo general, caracterizado por la ausencia de oposición sostenida a cuestiones sustanciales por cualquier parte importante de los actores involucrados."

Una descripción directamente aplicable al principio del consenso relacionado con el desafío del desarrollo sostenible fue articulada por el autor, académico y político Michael Ignatieff, quien definió minimalismo como una perspectiva capaz de aceptar el hecho de que "gente de diferentes culturas pueden continuar en desacuerdo acerca de lo que es bueno, pero sin embargo estar de acuerdo sobre lo que es inaceptable y está indiscutiblemente mal."

De todas formas, el rol que juega el consenso en los momentos de cambio siempre resulta complejo.

A través de la historia humana, los cambios han tenido lugar con frecuencia a instancias, o por capricho, de individuos que han tenido la oportunidad y la capacidad de tomar decisiones sin tener en cuenta las opiniones de los demás y las consecuencias para otros.

Para quienes tenemos la suerte de vivir en países democráticos que buscan alguna forma de consenso, poder dar nuestro punto de vista se relaciona directamente con nuestro concepto de libertad.

Del mismo modo, la mayoría de quienes estamos interesados en contribuir a un mundo sostenible y equitativo creemos que el consenso es un componente fundamental para lograr un cambio: “no se puede vivir en un mundo equitativo, donde sólo se escuchan ciertas y determinadas voces”.

Buscando el mínimo consenso

Todo proceso exitoso que involucra a múltiples stakeholders comienza con el desarrollo de un nivel adecuado de consenso para poder seguir avanzando.

Esto significa que todo el conjunto de actores involucrados estuvo de acuerdo en cumplir con el nivel de consenso necesario para la consecución de un objetivo común (podían estar en desacuerdo en muchas cosas, pero el desacuerdo no era más grande que el propósito más amplio de su trabajo conjunto).

Si queremos lograr un mundo sostenible y equitativo, tenemos que trabajar juntos. Para eso resulta clave encontrar los puntos fundamentales de consenso y el propósito compartido. Está claro que a nivel mundial, los seres humanos muestran un grado sorprendente de acuerdo sobre lo que aspiran para ellos y sus hijos. Una mirada a la Encuesta Mundial de Valores ofrece un amplio testimonio de ello.

El desarrollo y la aplicación del principio de consenso mínimo podría ser una manera de comenzar a hacer realidad esta necesidad de cambio sobre la que acordamos.

A continuación, algunos ejemplos de principios omniabarcantes sobre los que no debería existir disenso entre las partes, y en el caso de ser así, se tendría que dialogar todo lo que fuera necesario antes de seguir avanzando:

1. La integralidad entre el mundo y la Tierra.

2. El cuidado de la Vida, la dignidad humana, los derechos humanos y la cultura de paz.

3. La búsqueda de lo bello, lo bueno y lo verdadero, como resultado de una construcción de a dos.

4. El diálogo y la mediación como la mejor forma de resolver conflictos.

5. La defensa de la República, el estado de derecho, el imperio de la ley, los derechos humanos universales, y la Libertad.

6. El reconocimiento de la dimensión espiritual en el ser humano, y ser conscientes de que todos somos imperfectos y tenemos nuestra propia sombra.

7. El valor de estar juntos por sobre el valor en estar de acuerdo.

8. La energía del compartir por sobre la energía del convencer.

9. El fin no justifica los medios.

10. El paradigma de la sustentabilidad como una propuesta superadora del paradigma actual.

Una decisión por consenso, no obstante, no implica un consentimiento activo de cada uno, sino más bien una aceptación en el sentido de no negación. Este tipo de modalidades de decisión encontró su fundamento en la democracia griega. También hay interpretaciones del vocablo, que se refieren al consenso como formador de las sociedades (en oposición a los conflictualistas, quienes encuentran en Hobbes la explicación más general de sus interpretaciones sobre la existencia de la sociedad), hablando de una naturaleza humana tendiente en mayor o menor medida a la igualdad de conjuntos de creencias, con distintos argumentos y elementos teóricos en cada caso.

Por último, cuando de alcanzar el mínimo consenso se trata, recordemos la máxima agustiniana: “en lo esencial unidad, en lo opinable (o dudoso) libertad, y en todo caridad y amor”.

Encontrando el máximo consenso en la Unanimidad

Unánimes = de común acuerdo = de un mismo acuerdo = de un solo ánimo y en consecuencia todos unidos, en un solo y mismo pensar y sentir.

La unanimidad es un acuerdo común alcanzado por la totalidad de un grupo a la hora de tomar una decisión.

Conviene evitar pedir lo que particularizaría cierto asunto o problema, pero sobre el cual nuestros compañeros de viaje no estarían de acuerdo. Si exis­ten problemas en los cuales cunde el desacuerdo en cuanto a nuestra manera de apreciar las cosas, ¿tenemos la suficiente sabiduría para callarnos a fin de hallarnos plenamente de acuerdo los unos con los otros?

Tal o cual cosa que es excelente en sí misma, deberá ser dejada por el momento a un lado si ello ha de causar turbación en la concordia fraternal que necesitamos para poder avanzar. Será entonces necesario esperar el 'momento oportuno' para exponerla o realizarla. Esperar que los corazo­nes se hayan dispuesto a que sea aceptada por todos 'unánimemente'. Este tiempo de espera y ejercicio, a pesar de las apariencias, no es tiempo perdido.

¿Andarán dos juntos si no estuvieran de acuerdo?

Pues bien, los hermanos están llamados en su marcha a reali­zarla en la misma senda y a manifestar los mismos rasgos y carácter. En nuestras relaciones cotidianas y en el colectivo, caminaremos cada vez más juntos en la medida que pongamos en práctica la 'unanimidad'.

Conviene evitar pedir lo que particularizaría cierto asunto o problema, pero sobre el cual nuestros hermanos no estarían de acuerdo.

Si exis­ten problemas en los cuales cunde el desacuerdo en cuanto a nuestra manera de apreciar las cosas, ¿tenemos la suficiente sabiduría para callarnos a fin de hallarnos plenamente de acuerdo los unos con los otros?

¡Concordar! estar de acuerdo desde el corazón, y ¡cuán necesario es!

La unanimidad preside todo y a una voz –"una misma voz"– una sola y misma cosa.

Para leer más:

Manual para la construcción de consenso

Consenso

Pautas básicas para la construcción de consensos