Aquellas cosas que nunca tienen que cambiar dentro de la empresa
Abordando el cambio
Los momentos de cambio generan mucho malestar en los integrantes de una organización, e instancias de gran preocupación y angustia, mucho más aún en estos tiempos de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad.
Por lo tanto, es muy importante reducir estos “ruidos” al máximo, para que la empresa pueda continuar con sus operaciones como de costumbre y avanzar en el camino de la transformación dual: continuando con los negocios, al mismo tiempo que se van introduciendo los nuevos aprendizajes.
De modo que antes de comenzar a hablar de cambios, lo primero en lo que deberemos enfocarnos, tanto a nivel personal como grupal, es en la definición de aquellas cosas que nunca deberían cambiar dentro de la organización, que son aquellas cosas que forman parte de nuestra identidad y de nuestra idiosincrasia, y que nos han permitido sortear con éxito la infinidad de problemas y tormentas que hemos debido enfrentar desde la fundación de la empresa hasta hoy.
Son "aquellas cosas” que le aseguran a nuestra gente, que a pesar de los cambios que se avecinan, se va a conservar un alto grado de continuidad con "aquellas cosas" que en el pasado se venían haciendo bien.
Porque en realidad, a lo largo de este taller, más que un cambio, aquello que vamos a estar enfrentando es una transformación. En este sentido, debemos abrazar el desafío que implica “la alfabetización de la transformación”.
De acuerdo con biólogo y pensador chileno Humberto Maturana, a pesar de que a primera vista parecerían estar apuntando a lo mismo, cambio y transformación tienen dos significados muy diferentes.
Mientras que cambio implica ir en otra dirección, transformación tiene que ver con cambios que se suceden alrededor de algo que se quiere conservar. Y lo que nosotros necesitamos para seguir evolucionando como organización y creando valor sostenible, es una transformación, pero para eso primero tenemos que tener en claro que es aquello que queremos conservar.
Maturana nos recuerda que en Matríztica, la escuela del pensamiento del sur del mundo, tienen una ley sistémica que dice: “siempre que en una colección de elementos en un sistema, ciertas configuraciones de relaciones comienzan a conservarse, se abre un espacio para que todo cambie en torno a la configuración de las relaciones de aquello que se ha decidido conservar”. Y es justamente este espacio, el que debe dar lugar a que surjan las nuevas ideas, los nuevos conceptos, las nuevas propuestas, que después la empresa deberá escuchar, acoger, y brindar la oportunidad para que sean.