Calma

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Definición RAE:

1. Estado de la atmósfera cuando no hay viento.

2. Cesación o suspensión de algo. Calma en los dolores, en los negocios.

3. Paz, tranquilidad.

El vocablo griego kaûma, que puede traducirse como “bochorno”, llegó al latín como cauma. En el castellano derivó en calma: un estado de quietud, serenidad, sosiego o reposo.

Se habla de calma cuando alguien o algo está en paz, sin que existan sobresaltos.

En ocasiones la calma es una condición o una cualidad que se le pide a una persona.

Dada la diversidad que podemos apreciar en cualquier grupo de personas, la calma no es una cualidad que se encuentre en igual grado en todos los seres humanos, sino que cada uno puede experimentarlo de forma diferente. En el habla cotidiana, solemos decir que alguien es «tranquilo» si su carácter no lo lleva a enojarse con facilidad, si habla de forma suave y pausada; en este caso, podemos decir que se trata de un individuo que experimenta la calma con frecuencia.

Por lo general, los seres vivos apreciamos la calma, ya que se trata de la sensación opuesta al miedo, a la percepción del peligro.

La calma interior es un estado de equilibrio emocional en el cual nos sentimos en paz con nosotros mismos y el entorno. No significa que no se enfrenten dificultades o que se ignoren los problemas; más bien, implica que se es capaz de afrontarlos con serenidad y resiliencia. En el actual contexto de estrés y demanda constante, encontrar la calma interior es cada vez más relevante para la propia calidad de vida y bienestar.

Beneficios de la calma

  • Nos permite enfrentar con serenidad las actividades cotidianas y también los contratiempos.
  • Le da plenitud de sentido a lo que hacemos, porque nos da tiempo para apreciarlo, observarlo, vivirlo.
  • Nos ayuda a utilizar las palabras justas, en el momento justo, ya que le da valor al acto de comunicarnos.
  • Podemos expresar de forma más clara nuestros pensamientos y sentimientos, y así evitar malentendidos.
  • Nos permite apreciar el silencio propio y de los demás.
  • Despierta nuestra percepción y sentidos.
  • Nos posiciona en la acción más que en la reacción.
  • Posibilita que tomemos decisiones asertivas.