Diligencia
Definición RAE:
1. Cuidado y actividad en ejecutar algo. 2. Prontitud, agilidad, prisa. |
La diligencia es la virtud cardinal que combate directamente la pereza. Su origen etimológico, del latín diligere, “cuidar”, ya nos señala su esencia: el esmero y atención en ejecutar cualquier tarea. Esta virtud también se relaciona con la caridad ya que está motivada por el amor y el compromiso hacia los demás.
Como cualquier virtud, la diligencia se desarrolla practicándola.
Un maestro es diligente cuando trae las pruebas corregidas a tiempo y prepara sus lecciones con dedicación. Un médico es diligente cuando atiende a sus pacientes con cuidado y evita hacerles esperar innecesariamente. Un padre o madre de familia demuestra diligencia al aprovechar cada oportunidad para formar y animar a sus hijos. Asimismo, un líder diligente es aquel que se anticipa a las necesidades de su equipo, ofreciéndoles apoyo y oportunidades de crecimiento.
La diligencia implica una prontitud de ánimo, una agilidad interior y exterior, y una prisa serena en realizar el bien con amor y alegría. Es lo opuesto al descuido, la informalidad, la impuntualidad, la desidia y la desgana. Es una laboriosidad que se manifiesta en todas nuestras tareas y compromisos.
En su calidad de virtud, la diligencia abarca nuestra relación con Dios, con nosotros mismos y con los demás:
- Diligencia con Dios: Cumplir con nuestros compromisos espirituales (oraciones, promesas, mandamientos, etc.) con amor y devoción.
- Diligencia con uno mismo: Evitar la pereza, establecer metas claras y cumplirlas con constancia y esfuerzo.
- Diligencia con los demás: Poner entusiasmo y cuidado en las acciones que realizamos para quienes nos rodean
Beneficios de la diligencia
- La diligencia permite alcanzar metas de manera eficiente y con resultados de calidad, evitando el caos que genera la procrastinación.
- Practicar la diligencia fomenta la disciplina, la responsabilidad y el autocontrol, virtudes clave para el crecimiento personal.
- Las personas diligentes suelen ser percibidas como confiables y comprometidas, lo que fortalece la confianza y el respeto en sus vínculos sociales y laborales.
- Una actitud diligente impacta positivamente en el entorno, ya que facilita el trabajo en equipo y mejora la calidad de vida de quienes nos rodean.
- Al realizar las tareas con cuidado y amor, las personas diligentes experimentan un sentido de propósito y alegría en su vida diaria.