Globalización económica
La globalización económica es una de las tres dimensiones más importantes, comúnmente mencionadas en la literatura académica, siendo las otras dos la globalización política y la globalización cultural.
El término globalización económica es utilizado para referirse al proceso de creciente interdependencia económica del conjunto de países del mundo, provocada por el aumento del volumen y de la variedad de las transacciones internacionales de bienes y servicios, así como de los flujos internacionales de capitales y, aunque en menor medida, de la mano de obra, al mismo tiempo que por la difusión acelerada y generalizada de la tecnología.
El proceso de globalización al que se ha asistido en las últimas décadas no se limita exclusivamente al ámbito económico, sino que tiene otras dimensiones. En este sentido, vale la pena destacar la definición de globalización que da el Fondo Monetario Internacional y en la que precisamente resalta los efectos no económicos derivados del proceso de globalización económica: "el crecimiento de la integración de las economías de todo el mundo mediante el comercio y los flujos financieros, el desplazamiento de la mano de obra y la transferencia de conocimientos tecnológicos a través de las fronteras internacionales y sus efectos culturales, políticos y medioambientales".
En las últimas décadas y, en especial, desde los años noventa, se ha producido un cambio sustancial en el escenario global en el que se desarrolla la economía mundial y en el que las autoridades económicas nacionales adoptan sus decisiones de política económica. Los fenómenos que han motivado este cambio de escenario son de muy diverso tipo, desde geopolíticos (fin del comunismo, aparición de nuevos competidores, etc.), hasta demográficos (envejecimiento de la población, transformación de las estructuras familiares, etc.). Sin embargo, muy probablemente el máximo responsable de este cambio en las reglas del juego de la economía mundial se encuentra en el acelerado proceso de globalización económica que se ha registrado.
La globalización de las actividades económicas y financieras se ha traducido en importantes modificaciones en la realidad económica internacional, de tal forma que hoy podemos afirmar que se ha configurado una economía mundial cualitativamente distinta de la que existía hace unas décadas.
La globalización económica tiene como agentes fundamentales a las grandes empresas multinacionales, tanto financieras como no financieras, que se han implantado en la mayor parte de los países, aumentando los flujos comerciales y de capitales entre unos y otros y haciendo que los mercados estén cada vez más integrados y globalizados. No obstante, no son los únicos agentes del proceso globalizador. Por otro lado, los Gobiernos nacionales han jugado un papel relevante al haber adoptado los cambios normativos liberalizadores necesarios para potenciar el proceso. Los organismos internacionales también han sido un agente importante defendiendo las bondades del proceso. Y, por último, las propias economías domésticas también han sido un agente activo adaptándose a las oportunidades y retos que supone el proceso de globalización.
La globalización económica en perspectiva histórica
En contra de lo que en ocasiones se considera, la globalización económica no es un fenómeno nuevo y que no se haya producido en anteriores períodos históricos. Por el contrario, hace un siglo, en el período que va desde finales del siglo XIX hasta el inicio de la I Guerra Mundial, se asistió también a una etapa de elevada internacionalización de la economía mundial. En esa época se alcanzó un grado de apertura comercial y financiera notable que, teniendo en cuenta las diferencias en los medios de transporte y comunicaciones, sería relativamente comparable al existente en la actualidad.
No obstante, el actual proceso de globalización económica presenta ciertos rasgos diferenciadores:
• En el actual proceso de globalización económica se encuentran implicados la mayor parte de los países del mundo, hecho que no se producía a principios del siglo XX.
• El grado de movilidad de la mano de obra es en la actualidad menor del que se registró en la anterior ola globalizadora. Tanto en términos absolutos como relativos, las migraciones desempeñaron entonces un papel mucho más relevante.
• La canalización de recursos financieros en los dos períodos es distinta. En el anterior período de globalización los flujos financieros iban desde la metrópoli, Gran Bretaña, hacia las colonias. Mientras que en el actual proceso globalizador Estados Unidos ha sido un demandante neto de recursos financieros.
• El papel que en la actualidad juegan los flujos financieros internacionales de capital como motor del proceso globalizador tienen una dimensión mayor de la que tuvieron en el pasado.
• A principios del pasado siglo el Estado del Bienestar y las políticas de estabilización macroeconómicas no existían y, por lo tanto, no era posible criticar y oponerse a los posibles efectos que el proceso globalizador puede tener sobre ambos aspectos; todo lo contrario a lo que ocurre en el momento presente.
Hace un siglo, al igual que ocurre en la actualidad, muchos consideraban el proceso de globalización económica al que asistían como algo irreversible. Sin embargo, no lo fue. Dos conflictos mundiales y la Gran Depresión interrumpieron el proceso y hubo que esperar hasta la década de los cincuenta para que se reiniciara tímidamente un proceso de internacionalización de las economías que se aceleró a partir de mediados de los ochenta.
Dimensiones de la globalización económica y sus factores desencadenantes
En las últimas décadas, pero, sobre todo, con gran intensidad desde mediados de los años ochenta, se ha asistido a un acelerado proceso de globalización de la economía mundial, resultado del aumento en la movilidad internacional de los bienes y servicios, del capital e incluso del trabajo, así como de la internacionalización de las instituciones y de la difusión acelerada y generalizada de la tecnología.
En este proceso podríamos distinguir dos dimensiones en el proceso de globalización económica: lo que podríamos denominar "globalización real", consecuencia del incremento en el comercio internacional de bienes y servicios y, en menor medida, de la mano de obra, y lo que se suele denominar "globalización financiera", derivada del continuo crecimiento de los flujos internacionales de capital.
En cuanto al comercio internacional, es necesario destacar que en las tres últimas décadas su crecimiento ha doblado al experimentado por la producción mundial. Los factores que se encuentran detrás de este fenómeno de creciente apertura exterior podemos agruparlos en dos grandes categorías:
• Factores institucionales, asociados con los procesos de liberalización comercial, ya sean a nivel regional o multinacional.
• Factores económicos: Los avances en el ámbito de los transportes y las comunicaciones, que han permitido una importante reducción en los costos de transporte, la aparición de nuevos competidores en la esfera internacional, el aumento de la inversión extranjera directa y la expansión de las multinacionales.
Por otro lado, los flujos de mano de obra también han aumentado notablemente. No obstante, su cuantía sigue siendo relativamente pequeña, lo cual, sin duda, está relacionado no solo con la existencia de diferencias lingüísticas y culturales, sino con las restricciones de tipo legal a la entrada de emigrantes que mantienen los países desarrollados. En cualquier caso, difícilmente se puede sostener que los flujos de mano de obra constituyan un elemento fundamental de la creciente globalización de la economía mundial.
Algo muy distinto ocurre con los flujos internacionales de capital, que, sin lugar a dudas, han sido la principal fuente de globalización de las economías. Así, sea cual sea el indicador que utilicemos para medir las transacciones financieras internacionales, comprobaremos que desde principios de los setenta y, sobre todo, en la década de los noventa, han experimentado un crecimiento espectacular. Sirva, a título de ejemplo, señalar que en 1980 los activos exteriores de los siete países más industrializados apenas superaban el 20 % de su PIB, mientras que en la actualidad superan el 200 % de su producción. Asimismo, mientras que en 1989 el volumen de operaciones diarias en el mercado de divisas era de aproximadamente de 600 mil millones de dólares, en 2007 se habían multiplicado prácticamente por cinco, superando los 3 billones de dólares.
Este enorme crecimiento de los flujos internacionales de capital es el resultado de un conjunto de factores diversos, entre los que destacan:
• La progresiva liberalización de los movimientos internacionales de capital que se inició a principios de los setenta y que se intensificó en los años ochenta.
• La liberalización y desregulación de los mercados financieros nacionales.
• El rápido proceso de innovación financiera, que se tradujo en la aparición de nuevos mercados, instituciones y, especialmente, de nuevos instrumentos financieros, entre los que destacan los denominados instrumentos derivados.
• El rápido desarrollo del fenómeno de la inversión institucional (fondos de pensiones, fondos de inversión, etc.).
• La reducción en los costos de transacción e información, asociada, principalmente, a los avances registrados en materia de comunicaciones.
A diferencia de lo que ocurría en el pasado, cuando los flujos internacionales de capital se originaban como consecuencia del comercio internacional, actualmente, su parte más significativa obedece a la búsqueda de ganancias a corto plazo en los distintos mercados. De hecho, y como ejemplo de ello, resulta apropiado señalar que se calcula que tan solo alrededor del 5 % de las transacciones que se realizan en los mercados de divisas están relacionadas con operaciones comerciales o de inversión.
Algunos efectos de la globalización económica
El proceso de globalización económica se caracteriza por tener múltiples efectos sobre las economías nacionales, tanto positivos como negativos, que como consecuencia de su interacción darían como resultado algunas lecciones que se precisa tener en cuenta y que en muchos casos se extraen de la propia experiencia económica de los últimos años:
• La globalización tiende a igualar, en términos relativos, las condiciones de producción (y, por tanto, de trabajo y de salarios), en la medida en que los niveles de productividad y calidad entre los distintos países se aproximan rápidamente por la difusión de tecnología e información, al tiempo que los mercados se unifican y liberalizan. En el ámbito empresarial, la globalización de las actividades de las empresas ha fortalecido la internacionalización de la competencia, así como la cooperación interempresarial, facilitando la recolocación de las empresas en cualquier parte del mundo en función de las ventajas que cada país les proporciona.
• Los beneficios de la globalización están desigualmente repartidos, dado que el trabajo se encuentra en peor disposición que el capital, dado que este tiene una mayor movilidad. De igual forma, la situación es peor para los países periféricos que para los centrales, porque estos atraen más fácilmente los recursos que aquellos en caso de inestabilidad de los mercados financieros.
• Los Estados nacionales son incapaces de controlar los flujos financieros y monetarios que determinan la situación de sus economías. Además, ven mermada su capacidad para ocuparse del bienestar de sus ciudadanos, debido a que el capital puede escaparse más fácilmente de la fiscalización que el trabajo, huyendo de aquellos países en los que el empleo está muy protegido o sometido a impuestos elevados, lo que favorece el aumento de la desocupación en dichos países.
• La globalización tiende a disminuir el protagonismo de los gobiernos nacionales en beneficio de los mercados financieros. En efecto, los flujos de capitales determinan la mayor o menor eficacia de las actuaciones de las autoridades económicas nacionales, en mayor medida que la influencia que ejercen los países con una más relevante importancia a nivel internacional. Esta globalización de los mercados financieros ha acentuado las fluctuaciones y la volatilidad, reduciendo el poder de los Bancos Centrales en el control de sus divisas y, en especial, en el manejo de la política monetaria.
• La globalización de los flujos financieros ha motivado un movimiento constante de estos de carácter especulativo, aprovechando las variaciones constantes en el valor de las divisas, creando una gran inestabilidad monetaria que, para algunos, es responsable de un menor crecimiento económico.
• El desarrollo de la economía global ha venido acompañado de una preocupación generalizada por los grandes temas medioambientales, como el calentamiento global y el deterioro de la capa de ozono.
Los economistas ante el proceso de globalización económica
A diferencia de lo que ocurre en el conjunto de la sociedad, donde suele haber posiciones encontradas en cuanto a los beneficios del proceso de globalización económica, la gran mayoría de los economistas más reputados suelen, en líneas generales, hacer una defensa de las bondades del proceso de globalización. No obstante, esta postura es más crítica en cuanto a lo que se refiere al proceso de globalización financiera.
Por ejemplo, Baghwati, que es uno de los principales defensores del libre comercio, muestra una clara oposición a la liberalización de los movimientos de capital a corto plazo. A juicio de Baghwati, la libertad de movimientos de capital genera crisis recurrentes y estas suponen un incentivo a las posturas contrarias a la globalización real, elemento fundamental para el crecimiento económico y el empleo, en especial, en las economías emergentes.
Otra voz crítica es la del premio Nobel Maurice Allais, el cual está en contra del proceso de globalización en su conjunto, tanto en los que se refiere a la globalización del comercio, como a la globalización financiera. Por su parte, el también premio Nobel Paul Krugman, aun defendiendo la globalización comercial y financiera, cree, sin embargo, conveniente establecer controles a los movimientos de capital a corto plazo.