La práctica del silencio: una dinámica que habla por sí sola
Un punto práctico que mejora los entornos laborales y la toma de decisiones.
Después de la presentación del número uno de la organización, invita a hacer un silencio. La finalidad de este ejercicio, es escuchar la voz del espíritu para poder discernir. Porque para discernir hay que emplear -como base- la inteligencia.
El silencio efectivo
Lo habitual sería pensar en intervenciones encadenadas, sin pausas hasta el coffee break, para «aprovechar el tiempo». Los participantes del taller son personas con un alto nivel de jerarquía dentro de la organización, que han destinado su fin de semana para participar de esta actividad, han viajado varios kilómetros hasta llegar al lugar de encuentro, y que han de tratar muchos temas importantes.
Pero no, esta actividad, en medio de una civilización occidental que premia la velocidad, propone premiar también el silencio. El silencio efectivo.
Establecer un momento de silencio para que lo que ha dicho el speaker repose en nuestra cabeza.
Eso antes de que le respondamos con nuestra opinión y no a la inversa. No se trata de parar media hora pero sí de romper con las sesiones maratonianas y dar tiempo a procesar la información y valorarla interiormente.
¿Qué se logra con ello?
- Un mayor aprecio a lo que han dicho otras personas.
- Un mayor sentido de empatía entre los miembros del grupo.
- Un mayor grado de responsabilidad al intervenir.
- Una actitud de mayor escucha.
- Un aprovechamiento superior del tiempo puesto que, como todo el mundo sabe, cuanto más ruido hay en una reunión, más tiempo se pierde y menos efectiva es.
- Con este pequeño momento de silencio, se gana en efectividad del momento de la palabra y de la toma de decisiones.
- Una mayor gratificación para quien habla, ya que ve que su aportación es tenida en cuenta.
- Una toma de decisiones más contrastada y, por lo tanto, más prudente.
Si ustedes son admiradores de Sherlock Holmes, apreciarán lo que dice al doctor Watson en una de las novelas:
«Tiene usted un gran don para el silencio, Watson. Lo hace muy valioso como compañero».
Por supuesto, el momento de silencio en las reuniones de trabajo no está reñido con el movimiento corporal para levantarse, estirar las piernas -la circulación oxigena el cerebro-, respirar aire fresco y tomar un café.
Por último, una reflexión de Pablo D’ors
“La palabra cambia al mundo, pero el silencio transforma a la persona”.