Redarquía

De Sosteniblepedia
Revisión del 22:27 28 jun 2024 de Aprocupet (discusión | contribs.)
(difs.) ← Revisión anterior | Revisión actual (difs.) | Revisión siguiente → (difs.)
Ir a la navegación Ir a la búsqueda

La redarquía es un modelo organizativo emergente característico de las nuevas redes abiertas de colaboración -muy especialmente la web- y está basado en las interacciones que múltiples agentes mantienen entre sí cuando comparten su talento y su conocimiento de forma abierta y transparente, en relaciones de igual a igual.

Frente al tradicional modelo organizativo jerárquico en el que las órdenes son impuestas y discurren exclusivamente de arriba abajo, la redarquía es un orden que funciona de abajo arriba: las decisiones y las soluciones emergen de forma natural como destilación espontánea de la inteligencia colectiva.

¿Qué es la jerarquía?

La jerarquía es una estructura piramidal y subordinante por orden de importancia o superioridad donde cada empleado tiene un superior específico a quien reportar. En una empresa hace referencia a la forma en la que se clasifican a los empleados, de acuerdo a su cargo y responsabilidades. La toma de decisiones va de arriba hacia abajo y se destaca por contar con unos roles muy definidos que permiten una coordinación más efectiva. El orden general de jerarquía en una empresa es el siguiente: director general, vicepresidente, director de departamento, gerentes, jefes, supervisores y empleados.

Entre sus ventajas se encuentran la claridad sobre las responsabilidades, la división de trabajo para favorecer el flujo y la posibilidad de crecimiento en la empresa. Sin embargo, algunas de sus desventajas pueden aparecer con un manejo del liderazgo en alguna de las partes responsables, por ejemplo, al excederse en la rigidez o, por el contrario, falta de comunicación, entre otras.

¿Qué es la redarquía?

La redarquía consiste en una estructura organizacional en red. En este modelo se permite y valida la creatividad independientemente del cargo ocupado, y el objetivo de los esfuerzos va dirigido a metas compartidas. De esta forma surge la innovación colaborativa, que facilita la adaptación hacia el cambio y la incertidumbre. Los especialistas afirman: “No es necesario que alguien te diga lo que tienes que hacer, ni ocupar una posición en el organigrama, para movilizarte, innovar y comprometerte con lo que realmente te apasiona”.

La redarquía, por otro lado, es un modelo organizacional que se caracteriza por su enfoque en la colaboración, la flexibilidad y la comunicación horizontal. Este modelo se basa en una red de nodos (empleados o equipos) que trabajan de forma autónoma bajo unas directrices. La ventaja es que no tienen que estar reportando a nadie, ni esperando órdenes, lo que libera la creatividad, aumenta la capacidad de adaptación y fomenta el activismo corporativo.

El concepto de redarquía fue definido por primera vez por el tecnólogo y emprendedor José Cabrera tomando como punto de partida el modelo organizativo de las comunidades de desarrolladores de software libre, capaces de organizarse y de crear productos y servicios extraordinariamente complejos y sofisticados sin una estructura jerárquica tradicional. Con la redarquía, Cabrera ha intentado sintetizar el funcionamiento y las propiedades de las nuevas estructuras en red típicas de la colaboración masiva.

En Latinoamérica el concepto fue introducido y desarrollado en el marco de la gestión del talento por Marcelo Márquez, profesor e investigador de la Universidad Nacional del Comahue, en sus trabajos: Liderazgo, gestión de equipos y redarquía (2011) y Gestión del Talento, el desafío de administrar la esencia (2009).

Redes basadas en la confianza y el valor añadido

La esencia de una estructura redárquica son las relaciones de participación descentralizadas y los flujos de actividad connaturales a las redes de colaboración.

Estas redes no están basadas en la sumisión y el acatamiento acrítico de las órdenes emitidas por una clase dirigente, sino en la confianza, el valor añadido y la autenticidad de cada uno de los miembros que conforman la red.

El mero hecho de colaborar y compartir de igual a igual genera interacciones, propuestas y soluciones innovadoras, y permite que la actividad se traslade, de forma natural, a los nodos en los que realmente se está aportando valor a la organización.

Siguiendo esta filosofía, en las organizaciones redárquicas el orden no se impone desde arriba, en cascada, sino que emerge desde abajo, fruto de las relaciones de colaboración.

Existen tres tipos de redarquía:

  • Redes de equipos: sirve para organizaciones que funcionan a través de equipos, cada uno con un objetivo específico, pero que colaboran y comparten información entre sí.
  • Organizaciones basadas en proyectos: buena opción para entornos donde los trabajadores se mueven entre proyectos según sea necesario, formando equipos dinámicos que se reconfiguran según los requisitos del proyecto.
  • Comunidades de prácticas: para grupos que se forman alrededor de áreas de interés o especialización compartidas, trabajando juntos para innovar o mejorar en su campo.

Redarquía frente a jerarquía

La jerarquía tiene un carácter marcadamente unidireccional: las relaciones se producen entre dos agentes, pero uno de ellos -el superior- puede hacer valer su poder para imponer su visión al otro -el subordinado-.

En la redarquía, en cambio, las relaciones son multidireccionales y se generan en redes de colaboración en los equipos de trabajo donde prima la horizontalidad y la simetría de vínculos y todos los integrantes están al mismo nivel. Los agentes están dotados de capacidad de decisión y organización, y se relacionan los unos con los otros de forma libre y abierta. El trabajo se realiza de forma distribuida, aprovechando las conexiones entre los diferentes nodos de generación de valor.

La jerarquía se sustenta en un orden de poder impuesto por delegación de autoridad, mientras que la redarquía está basada en un orden emergente de colaboración; la primera se basa en órdenes y relaciones de dependencia, en las que el superior administra los recursos, mientras que la segunda se basa en conversaciones. La jerarquía, además, está basada en premios y castigos, y la redarquía se fundamenta en la transparencia, el reconocimiento y el valor añadido que aporta cada persona formando parte de un equipo de trabajo en el que todos tienen el mismo nivel de autoridad.

Propiedades de la redarquía

Estas son las propiedades que mejor definen y caracterizan a las estructuras redárquicas:

Liderazgo redárquico

Viéndolo con los ojos de las redes sociales, estamos hablando de convertir al líder en algo más parecido a un influencer, donde el liderazgo es asumido desde la paridad con el otro, la identificación y la empatía.

El primer paso en las empresas, para avanzar ante un diagnóstico así, debe ser la capacidad de poder desprenderse de múltiples conceptos y formas de hacer las cosas, lo cual en cierta forma tira a la basura décadas de estudios en materia de recursos humanos, libros y prácticas que estaban basadas en el liderazgo, métodos de control, organigramas y burocracia. Pero después aparecerá la otra gran incógnita: el nuevo desafío que se presenta es cómo hacemos para gestionar el cambio hacia un esquema de gestión basado en la disrupción.

El camino requiere la guía de 6 palabras claves que nos acompañarán para penetrar la cultura de la organización, en detrimento de viejas palabras que ya quedan obsoletas:

- El propósito debe reemplazar a la retórica;

- la innovación debe ganarle al miedo,

- la redarquía necesitará imponerse ante la jerarquía;

- la confianza debe desplazar al control;

- la colaboración debe ganar terreno frente a la competencia;

- la comunidad deberá ganarle a las fronteras.

Rumbo a organizaciones duales: Redarquía y jerarquía

A medida que pasan los años el cambio, así como la incertidumbre, son realidades inevitables con las que deben lidiar las empresas y organizaciones, por ello surge la pregunta, ¿cómo se pueden enfrentar si los cambios aparecen rápidamente y sin previo aviso? En este punto, influirá en gran medida la estructura organizativa, ya que la forma tradicional es jerárquica. Sin embargo, existe otra forma de estructura que ayudará a las empresas a enfrentar cambios, adaptarse rápidamente y mejorar sus procesos.

En esta dirección, la principal ventaja de la redarquía -y que dará origen a las organizaciones duales- es que puede partir de la jerarquía, combinando ambas estructuras de manera eficiente para evolucionar los procesos de la organización. Se trata de dotar a las organizaciones jerárquicas actuales de una segunda estructura en red colaborativa, que les permitan interactuar con la nueva realidad, aprender, adaptarse y abordar la complejidad manteniendo su capacidad operativa y los resultados del negocio durante todo el período que dure la necesaria transformación.

Para ello, pueden aplicarse los siguientes pasos:

  1. Creación de nuevos marcos de contribución que hagan posible la innovación colectiva
  2. Desarrollo del liderazgo colaborativo, la cultura y las competencias sociales necesarias.
  3. Innovar haciendo para traducir la colaboración masiva en valor empresarial.

Por último, si bien es cierto que la jerarquía es un modelo tradicional que brinda claridad en la planificación y la organización, la redarquía puede fortalecer estos procesos y además propiciar la autogestión, colaboración e innovación.

Ambos sistemas se pueden aplicar en un mismo entorno corporativo, en una organización dual que aprovecha las fortalezas de cada uno. La empresa Google, por ejemplo, lo aplica habitualmente en casi todos sus proyectos. Aunque hay un CEO que toma las decisiones iniciales y finales, la compañía está dividida en grupos o nodos de empleados con un sistema de redarquía.

Esta estructura híbrida puede funcionar muy bien a la hora de gestionar diferentes proyectos de forma más efectiva. Además, promueve una cultura que valora tanto la autoridad como el intercambio de ideas y la comunicación abierta. Lo mejor es que de este modo el personal se siente más unido a la empresa al notar que forma parte de ella de forma más implícita, y percibe de una manera más positiva el negocio.

Para más información