Dirección de viaje regenerativo
Apuntes del curso de Ronald Sistek sobre Regeneración organizacional
Mucha agua ha corrido debajo del puente desde que, en 1869, Ernst Haeckel acuñó el término “ecología” para referirse al estudio del planeta Tierra.
El documento La Gran Transición, publicado en 2002 por el Grupo de Estocolmo, afirma que el estado actual de nuestra civilización constituye un momento crucial de transición, y describe los escenarios futuros, dividiéndolos en sostenibles e insostenibles. Queda claro por lo tanto que lo que está en juego es la sostenibilidad del planeta y sus ecosistemas, y la supervivencia del proyecto humano.
Tal como sostiene el experto en regeneración Daniel Wahl, hoy necesitamos migrar del Antropoceno hacia el Ecozoico — la era cuando la humanidad vivirá en mutualismo co-evolutivo con la comunidad de la vida en la Tierra —, lo más viable para nuestro propio futuro y el futuro de la vida misma.
Si consideramos el estado actual de sobrecarga y colapso en el que se encuentran todos los sistemas y ecosistemas naturales y sociales, nos damos cuenta que para poder operar en mercados globales y locales donde imperan la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad, ya no alcanza con solo tener en claro la Misión, la Visión y el Propósito de la organización (podemos tener el mejor propósito del mundo, pero si al final del día no es regenerativo, no responde al nuevo rumbo en el que la humanidad necesita encaminarse). Por lo tanto, a estas tres dimensiones tradicionales que conforman la identidad organizacional, se debe sumar una cuarta: la dirección de viaje regenerativo, una nueva dimensión que nos permite encontrar el camino hacia el repropósito organizacional, y de esta forma resignificar nuestras instituciones para que el camino de largo plazo cobre un sentido cada vez más resiliente, restaurativo y regenerativo. Como bien dice Buckminster Fuller: "Uno nunca cambia las cosas luchando contra la realidad existente. Para cambiar algo, construye un nuevo modelo que vuelva obsoleto al modelo existente”.
En contextos con altos niveles de incertidumbre y complejidad en aumento, lo único que podemos hacer es soltar la falsa ilusión de certeza y control para enfocarnos en la dirección de viaje regenerativo, ajustando paso a paso el adyacente posible -que es el próximo paso plausible- y de esa manera administrar mejor el potencial evolutivo en el presente con el fin de poder evolucionar de escenarios “caóticos” hacia contextos cada vez más ordenados. Esto implica sumergirnos en sistemas complejos, y comenzar a operar a partir de modelos de intervención que desde su concepción fueron diseñados para la regeneración.
En la medida en que el adyacente posible esté bien diseñado, el siguiente paso plausible va a ser mucho más efectivo que el anterior. En este sentido, si el adyacente posible camina vectorialmente en la dirección de viaje, la velocidad del cambio se va a acelerar exponencialmente. Justamente en este alineamiento reside la efectividad. Por eso es tan relevante la dimensión de largo plazo en el repropósito organizacional: una espiral que va creciendo y desarrollándose en un rumbo que siempre es relativamente abierto, y que va a ir evolucionando de acuerdo con las características del contexto, las particularidades del proyecto y la capacidad de los equipos de trabajo para evolucionar.
Pero para poder avanzar en el camino de la regeneración, primero tenemos que tener en claro qué es “regeneración”.
¿De qué hablamos cuando hablamos de regeneración?
La regeneración es un paradigma, un conjunto de capacidades que se acompañan y se basan en la conciencia de que cada forma de vida es única y que todo lo que está vivo se encuentra anidado en un sistema mayor de complejidades anidadas que se llama biósfera. En consecuencia:
- Regeneración es una visión del mundo basada en un nuevo patrón vital de pensamiento. Es poner la vida al centro de las acciones y de las decisiones. (Paul Hawken)
- Regeneración es agregar vida. Es crear las condiciones que propician la vida. (Jeanine Beynus)
- Regeneración es participar en la coevolución de la vida como paradigma. Es una dirección de viaje que responde a una forma de ser y de estar en el mundo. (Ronald Sistek).
La regeneración es un viaje, un proceso, una práctica que pone la vida al centro de cada decisión y acción. Es hacer mejoras radicales y transformativas. Aplica a toda forma de vida: praderas, plantaciones, insectos, bosques, humedales, zonas costeras y océanos. Y de la misma manera también aplica a familias, comunidades, ciudades, religiones, comercios y gobiernos, y más extraordinariamente al clima (Paul Hawken).
La dirección de viaje hacia un mundo regenerativo es una imagen muy cercana y familiar a cada uno de nosotros, porque todos los días nos regeneramos: cada siete años nuestro cuerpo cambia por completo sus células a partir de una transformación silenciosa que se da dentro de cada uno de nosotros en todo momento y a cada instante.
Solo a partir de una visión sistémica de la vida enfocada en el presente organizacional, es que lograremos alcanzar el nivel de coherencia que vamos a necesitar para diseñar modelos que nos ayuden a entender los patrones que emergen durante el proceso. Enfocarnos en el proceso, y no en los objetivos y los resultados, nos va a permitir identificar dichos patrones y evolucionar en la dirección de viaje regenerativo (es importante tener en cuenta que cuando hablamos de un “patrón”, no nos estamos refiriendo a algo que se repite continuamente, o con la misma intensidad, sino que estamos hablando de patrones a nivel cognitivo).
Estos patrones que conectan, nos brindarán nuevos marcos de reflexión que nos permitirán encontrar los puntos de acupuntura -o puntos de entrada- por donde ingresar para obtener la información que precisamos con el fin de intervenir dentro de la organización, y de esa forma poder alcanzar el grado de transformación necesaria para poder avanzar en la dirección de viaje regenerativo.
Solo comprendiendo bien el momento presente es que después podremos resignificar la dirección de viaje y liberar el máximo potencial del adyacente posible -que, como bien señalábamos anteriormente, es el primer próximo paso plausible que nos permitirá definir y ordenar los subsiguientes- como la mejor estrategia a seguir.
¿Cómo podemos los seres humanos resignificar nuestras organizaciones para que el camino de largo plazo tenga un sentido cada vez más regenerativo?
1. Aplicando una visión sistémica de la vida enfocada en el momento presente.
2. Alcanzando la coherencia organizacional a través del aprendizaje que hemos ido recogiendo a lo largo de la vida de la organización.
3. Identificando los patrones que conectan.
4. Descubriendo los puntos de acupuntura por dónde ingresar.
5. Diseñando el adyacente posible.
6. Avanzando en la dirección de viaje regenerativo.
Por último, en la medida en que vayamos recibiendo feedback colectivo en tiempo real a través de la retroalimentación que tendrá lugar dentro del proceso, tendremos que ver de qué forma iremos plasmando todo ese aprendizaje en las intervenciones catalíticas que vayamos desarrollando a lo largo del camino, experiencias que, si resultan beneficiosas, se convertirán en verdaderos atractores y se amplificarán, o de lo contrario, se corregirán o diluirán.
El hacer sentido y construir significado, es algo muy relevante, tan relevante como la circularidad que hay entre el proceso de vivir y el proceso de conocer.
El ser humano tiene muy baja capacidad para poder enfrentar la brecha que existe entre el aumento de la complejidad exponencial de los contextos y de los sistemas, y su capacidad individual de poder hacer frente a eso. Por lo tanto, poder hacer sentido colectivo desde comunidades de práctica y aprendizaje para poder caminar con un poco más de seguridad y con un poco más de confianza y gratitud hacia un mundo posible, es uno de los desafíos más grandes que existen para el ser humano en los años que están por venir.
¿Cómo saber si las iniciativas y las organizaciones en las que participamos van en la dirección de viaje regenerativo? ¿De qué sirve avanzar en la implementación de programas o acciones alineadas con la regeneración periférica, si el core del negocio es degenerativo?
Las decisiones que tomemos en los próximos años van a ser súper relevantes para nosotros y para las futuras generaciones. Si queremos transformar o regenerar el mundo, necesitaremos primero hacer sentido colectivo con el fin de redireccionar el propósito, tanto a nivel individual como organizacional y social, y dejar que emerja y se visibilice todo lo regenerativo que podría llegar a ser el proyecto humano en su conjunto en el largo plazo.
Si no modificamos la dirección de viaje de nuestras sociedades, es muy probable que como humanidad no duremos mucho tiempo en este planeta, porque frente al nivel de sobrexplotación, sobrecarga y colapso actual en el que se encuentran todos sistemas y ecosistemas naturales y sociales, es muy factible que en las próximas décadas todo tenga que volver a ser revisado y transformado radicalmente en todos los ámbitos: político, económico, social, cultural y ambiental.
Sin regeneración no hay transformación posible. Emprender este camino requiere de la mutación genética de todas las partes, y sobre todo de la mutación de la función para la que fue creada la organización, es decir, de su propósito organizacional. Abrazar la nueva dimensión que representa el repropósito organizacional, implica la modificación del ADN que mueve a la organización para que se abra hacia nuevas prácticas y espacios de regeneración.
Sin la regeneración de los campos sociales, no habrá nunca regeneración planetaria. Entender la esencia del proyecto humano para poder trabajar desde la integridad, es clave. Por lo tanto, todos los sistemas y ecosistemas económicos, sociales y culturales deben funcionar embebidos en la biósfera y operar respetando y respondiendo a los principios y patrones de los sistemas vivos.