¿Por qué fracasan las organizaciones sociales?

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La única forma de aprender a no tropezar dos veces con la misma piedra es reconocer las cosas que nos están saliendo mal y sus motivos más profundos.

Por lo general, un líder social es un emprendedor visionario, con ideas creativas y actitudes constantes, que siempre está viendo oportunidades donde otros no las ven, y que se asume como un agente de cambio. Pero por sobre todo, es un nuevo optimista que se hace cargo de su voluntad de emprender, asumiendo riesgos que otros no están dispuestos a tomar, y pone en juego todos los días su sueño, su tiempo, su autoestima y, en muchas ocasiones, hasta su bienestar personal, familiar y su dinero. Sin embargo, muchas veces por falta de experiencia y a pesar de las ganas que pueda llegar a tener el nuevo emprendedor social de salir adelante y llevar a cabo su sueño, el proyecto fracasa.

Alcanzar el impacto esperado es mucho más que “ponerle muchas ganas”.

Llevar adelante un proyecto exitoso es todo un reto, y nada indica que en el futuro esto será más sencillo. Que un emprendimiento social tenga éxito, es decir, que logre alcanzar el impacto esperado a partir de cumplir con los objetivos establecidos, es el resultado de una combinación de conocimientos, uso de herramientas y técnicas, un equipo efectivo, con liderazgo, motivado y bien comunicado para generar acuerdos que permitan optimizar tiempo, dinero, gestionar el riesgo, manejar conflictos, evitar el retrabajo y mantener la calidad, entre muchos otros factores.

Hay factores externos que no podemos modificar, y también aspectos que definitivamente podemos ajustar para utilizar de la mejor forma los recursos existentes y hacer realidad el futuro esperado.

Sin duda, aplicar algunas técnicas de gestión de proyectos puede incrementar enormemente nuestras posibilidades de éxito. Gestionar de forma adecuada nuestros equipos de trabajo para facilitar acuerdos, definir el alcance de la tarea a realizar, planear cuándo se hará qué, quién lo hará, identificar claramente los recursos que necesitaremos, y darnos cuenta a tiempo cuándo debemos cambiar de rumbo, aumenta la posibilidad de llevar a cabo nuestros proyectos de forma más eficiente y eficaz. Esto quiere decir que, mientras más y mejor preparados estemos para evitar el fracaso, más posibilidades tendremos de que nos vaya bien y de poder llevar el proyecto a buen puerto.

A continuación, algunos factores que varios directores y ejecutivos identificaron como las razones más frecuentes que han provocado los fracasos de sus proyectos y organizaciones en este nuevo paradigma de la sustentabilidad y la regeneración.

Pero, antes de enumerar estos factores, es importante definir qué es un proyecto fallido:

Un proyecto fallido no es solo el que presenta desvíos negativos en los plazos de ejecución y/o en el presupuesto, sino también aquel proyecto que, aunque cumple con estos requisitos, entrega un servicio final que no satisface al beneficiario, o que no cumple con sus expectativas, o no tiene el efecto esperado.

Por último, recordemos que es imperdonable insistir en una idea sabiendo que se está equivocado. Como bien señala una reflexión anónima: "un primer vaso corresponde a la sed; el segundo, al placer y a la alegría; el tercero, a la insensatez” (es injustificable seguir tropezando siempre con la misma piedra).

100 motivos por los que fracasan las Organizaciones sociales en la era del conocimiento, la sustentabilidad y la regeneración.

A nivel micro

1.     Falta de principio de realidad, razonabilidad, discernimiento, sentido común, equilibrio y sentido de la proporcionalidad.

El principio de realidad es uno de los dos principios que rigen el funcionamiento mental, por lo tanto, uno de los peligros más graves es perderlo. Este principio está directamente emparentado con el sentido común, que refiere a los conocimientos y las creencias compartidos por una comunidad y considerados como prudentes, lógicos y válidos. El sentido común es lo que supuestamente se pone en juego cuando nos encontramos en situaciones que suponen un dilema, o cuando debemos tomar una decisión. En esos casos, lo esperable es que apelemos a nuestra sabiduría y experiencia, y por supuesto a nuestro “sentido común”, que debería protegernos de cometer errores y generar conflictos, (sin embargo, no es “común” que las cosas se presenten de esta forma). La razón es la capacidad del entendimiento humano para comprender la realidad. Mediante la razón entendemos lo que nos rodea superando la experiencia personal, ya que ésta pone orden en el mundo. Discernimiento refiere a distinguir una cosa de la otra, y generalmente se utiliza para marcar la diferencia entre el bien y el mal. Se denomina proporcionalidad a una determinada relación entre partes, que hace que estas mantengan entre sí un orden determinado capaz de reconocerse y especificarse. Del respeto de la proporcionalidad depende en gran medida la fecundidad de un proyecto y su desarrollo y crecimiento. El equilibrio es un estado espiritual que permite a los individuos tener control sobre sí mismos y poder vincularse adecuadamente con el mundo que los rodea. Por lo tanto, es imprescindible que nuestro proceso de toma de decisiones esté regido por los principios de realidad, razonabilidad, proporcionalidad, equilibrio, benevolencia,  verdad, e integralidad, y que haya un balance entre todos ellos, ya que de no respetarlos estaríamos aumentando el riesgo de caer en la desmesura, la ausencia de límite y la falta de norma, que nos llevarían a la práctica de formas insostenibles de desarrollo humano que destruyen valor y valores en vez de crearlos. Solo a través de un abordaje basado en principios que persiguen la coherencia como un valor inclaudicable, es que podremos aspirar a crear y desarrollar una estrategia sistémica integrada orientada a la creación de valor integral.

2.     Desconocimiento de las reglas de juego que rigen el mundo de las organizaciones sociales y del tercer sector.

El mundo del tercer sector y de las organizaciones sociales es muy diferente del mundo de las empresas y del sector público. Se expresa a través de un lenguaje propio vinculado con la naturaleza de la creación de valor social. De acuerdo con su tipo asociativo las organizaciones sociales pueden ser organizaciones políticas, culturales, económicas, educativas, de salud, recreativas, ambientales, etcétera. Y de acuerdo con la forma institucional que adquiera la organización, puede ser organizaciones sin fines de lucro, organizaciones no gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil, asociación civil, fundación, cooperativa, obras sociales, centros, círculos, colectivos, colegios profesionales, comunidades, confederaciones, fundaciones, agrupaciones, mutuales, iglesias, institutos, redes, sociedades de fomento, sindicatos, uniones, universidades, vecinos autoconvocados, etcétera. El propósito, el cumplimiento de la misión, el armado del board, la llegada a los públicos beneficiarios (tanto directos como indirectos), el vínculo con los mecenas y sponsors, la búsqueda de fondos, el planeamiento estratégico, el desarrollo del voluntariado, la correcta administración de las diferentes partidas presupuestarias, así como también nociones básicas de contabilidad y aspectos legales vinculados con los temas societarios y laborales., son todos temas vinculados con la creación de valor social. Por lo tanto, al igual que para poder sentarse a jugar una partida de ajedrez el jugador debe conocer con precisión el reglamento, si uno decide crear una organización sin fines de lucro, no puede desconocer todos estos conceptos.

3.    Errores en el enunciado de la Misión, un Propósito poco claro y poco convocante, y/o una Visión con un rumbo equivocado.

Una organización social comienza por una adecuada y correcta definición del Propósito de la organización: para qué hace lo que hace, y también de su Misión, es decir: definir claramente a qué se dedica y cuál es el rumbo y el horizonte que le marca la Visión. La misión nos indica al mismo tiempo aquello que tenemos que hacer, y por default, nos señala aquello que no. En el mundo del sector social esto se denomina hacer foco, y es una condición que nos permite centrar nuestras energías y recursos en los objetivos que nos hemos propuesto alcanzar, con el fin de cumplir con la Misión que nos hemos fijado como organización. La falta de foco y de compromiso con el cumplimiento de la Misión hace que dispersemos energía, tiempo, dinero, conocimiento y recursos, perdiendo de esta forma eficiencia, efectividad, productividad y competitividad.

4.    Una estrategia desalineada de la Misión, la Visión y el Propósito de la organización.

La estrategia organizacional siempre debe estar correctamente alineada con los preceptos que nos marcan el Propósito, la Misión y la Visión de la organización, algo que no se ve todos los días. A su vez, la estrategia operativa, que descansa en cuatro pilares –la Estructura (las personas que trabajan dentro de la organización y sus conocimientos), los Recursos con los que contamos para llevar a cabo nuestras acciones, los Públicos target, también conocidos como beneficiarios o los segmentos de la sociedad a los que apuntamos, que hoy se conocen como partes interesadas o stakeholders, y el Pacto cultural, que define nuestro estilo y nuestra forma de ser y de estar en el mundo–, exige que en el momento de bajarla a la realidad y construir el plan estratégico exista entre estas cuatro dimensiones equilibrio y proporcionalidad, ya que en caso contrario estaríamos perdiendo eficiencia y eficacia y será imposible que podamos alcanzar los objetivos.

5.    Un diagnóstico equivocado respecto del ciclo de vida en el que se encuentra la organización social.

Las organizaciones sociales, al igual que las empresas y las personas, son influenciadas de diversas maneras por el paso del tiempo. En este sentido, resultaría útil que aquellos equipos que las dirigen y gestionan, tomaran en cuenta que las organizaciones son organismos vivos, que al igual que las personas, tienen un ciclo de vida determinado, que tenemos que poder identificar, conocer, comprender y respetar. Sin embargo, pocas veces se analizan los períodos que transitan las organizaciones sociales en función del tipo de habilidades que deberían tener sus miembros para enfrentar con éxito cada etapa particular del ciclo de vida institucional.

Dicho más sencillamente, así como las personas son afectadas de manera distinta por las ocupaciones propias de cada momento de su vida –infancia, adolescencia, adultez, madurez, vejez– las organizaciones sociales también deben responder a diferentes interrogantes y desarrollar variadas aptitudes.

6.    Desconocer la habilidad distintiva de la organización social.

Las organizaciones sociales que sobresalen en el su sector, generalmente lo hacen por tienen una habilidad distintiva que logran convertir en una ventaja competitiva sobre el resto de otras organizaciones sociales que operan en el mismo segmento de la sociedad y apuntan a los mismos beneficiarios. De ahí su supervivencia en el tiempo. Se dice que una organización social posee una habilidad distintiva o una ventaja competitiva cuando su índice de impacto positivo y su capacidad de crear valor integral son mejores que el promedio. Una habilidad o competencia distintiva se refiere a la fortaleza que le permite a una organización social lograr una condición superior en eficiencia, calidad, innovación, y satisfacción del beneficiario. Aquello que otras organizaciones sociales similares no pueden igualar ni imitar con facilidad. Se trata por lo tanto de identificar lo que una organización sabe hacer extraordinariamente bien, la distingue de las demás que operan en el sector, y que puede constituir un elemento central de su plan estratégico y un motivo de benchmark. Algunas habilidades distintivas son: una ecoeficiencia superior, calidad superior, innovación superior, imagen superior, modelo de gestión sostenible, pacto cultural de nueva generación, la coopetencia, mayor capacidad de aceptación de parte de los stakeholders para renovar la licencia social para operar, etc. El secreto de la gestión es poder transformar las habilidades distintivas en verdaderas fortalezas y ventajas competitivas y coopetitivas.

7.     Construir la estrategia organizacional y operativa a partir de un abordaje fragmentado de la realidad, no sistémico y de corto plazo.

El abordaje sistémico es una manera de pensar en términos de interconexión, relaciones, contexto, transversalidad y transdisciplina. Según este enfoque, las propiedades esenciales de un organismo, de una sociedad o de otros sistemas complejos, son propiedades del conjunto y surgen de las interacciones y las relaciones entre las partes. Las propiedades de las partes no son intrínsecas, y se pueden entender solo dentro del contexto de un “todo” más amplio. El pensamiento se concentra no solo en los componentes básicos sino en los principios básicos de organización y organicidad. Organización es ordenar, separar; organicidad es aquella propiedad que le brinda articulación al conjunto. Por eso es tan importante que el abordaje de la gestión organizacional se realice dentro de los parámetros que ofrece la disciplina del management sistémico. En cuanto a la mirada de largo plazo, algunos expertos han sugerido que mientras cada generación se preocupe de la siguiente, ésta última estará siempre protegida. Sin embargo, hoy vemos que esto no está sucediendo, ya que tanto las políticas públicas como las acciones de las diferentes instituciones y organizaciones de la sociedad, suelen tener en cuenta solamente el corto o mediano plazo. Y aunque no se espera que una generación garantice resultados que no puede identificar, de igual manera no se debería permitir que ignore aquellos que sí puede observar.

8.     No incorporar al proceso de toma de decisiones criterios vinculados con la sustentabilidad y la regeneración.

Sin lugar a duda, en la actualidad estamos viviendo un cambio de paradigma que obliga a las organizaciones sociales a convertirse en verdaderos ciudadanos que con su accionar aspiran a crear valor económico, público, social y ambiental con el fin de que sus públicos, especialmente los beneficiarios y las partes interesadas, les renueven la licencia social que necesitan para operar. Entre muchas otras cosas, esto puede significar tener que hacer una revisión de la Misión, la Visión y el Propósito y someter el tradicional modelo de toma de decisiones a un modelo de gestión sostenible, adaptar el Pacto cultural de la organización a las nuevas agendas globales y a los nuevos requerimientos de las partes interesadas, etc. Si una organización social no asume el compromiso que significa convertirse en una organización de nuevo paradigma y atender a los nuevos requerimientos de la sociedad a partir de abrazar la agenda de la sustentabilidad y la regeneración, incorporarla a su estrategia organizacional y operativa, y ponerla en práctica, tiene sus días contados.

9.    No respetar las leyes, las normas vigentes ni el cumplimiento normativo.

El principio de legalidad o primacía de la ley es un principio fundamental, conforme al cual todo ejercicio de un poder debe realizarse acorde a la ley vigente y su jurisdicción, y no a la voluntad de las personas. Si un Estado se atiene a dicho principio, entonces las actuaciones de sus poderes estarán sometidas a la constitución y al imperio de la ley. El Estado de derecho es un modelo de orden por el cual todos los miembros de una sociedad –incluidos aquellos forman parte de los gobiernos– se consideran igualmente sujetos a códigos y procesos legales divulgados públicamente. El cumplimiento normativo tiene como objetivo principal implementar los procedimientos que aseguren el cumplimiento de las normas a nivel interno y externo de la organización en el sentido más amplio. Esto quiere decir que las organizaciones sociales, al igual que las empresas, deben ajustarse a los lineamientos que establecen la leyes y los principios generales de administración de las organizaciones, y tienen que ser capaces de demostrar, por ejemplo, que sus empleados han asistido a cursos de formación en los que se trataron temas críticos, como por ejemplo, aquellos vinculados la equidad de género en el ambiente laboral. Es muy importante señalar, que no se trata de acciones aisladas, sino de actuaciones organizadas, coordinadas, unificadas basadas en la autorregulación. O sea, prácticas que van más allá de las actuaciones específicas de determinadas divisiones o departamentos concretos: jurídico, fiscal, etc.

10. Insuficiencias graves en el modelo de gestión.

Para aspirar a la creación de valor integral –que es el resultado de sumar diferentes dimensiones de creación de valor vinculadas tanto con lo político, como con lo económico, social y ambiental–, es imprescindible que las organizaciones sociales presten igual atención a la gestión por objetivos, que está relacionada con el qué (los aspectos tangibles de la gestión), como a la gestión por subjetivos, vinculada con el cómo (los aspectos intangibles de la gestión). Por lo tanto, en su proceso de toma de decisiones, las organizaciones sociales deben sumar a la ya tradicional y conocida gestión por objetivos, la gestión por subjetivos, a través de incorporar en dicho proceso valores cívicos y ciudadanos que contribuyen a aumentar los niveles de sostenibilidad, tanto de la organización como de la sociedad en su conjunto. Solo a través de poner en práctica un modelo sostenible de gestión, podremos crear valor sostenible en las tres dimensiones: la económica, la social y la ambiental.

11. Errores en la priorización de los problemas y desafíos que debe enfrentar la organización social.

Una posible respuesta a la pregunta de por qué las organizaciones fracasan, es porque muchas veces a pesar de que se trabaja duro, no se hace de forma inteligente. Trabajar en forma inteligente exige entender la diferencia entre las necesidades urgentes y los temas importantes. Saber también quiénes son los responsables de realizar cada una de las tareas que hacen al éxito en el alcance los objetivos y la fecha en la que las mismas deben concretarse. Aquellas organizaciones que logran alcanzar sus objetivos, son aquellas que conocen sus prioridades, se centran en ellas y hacen que lo mismo suceda con cada una de las personas que trabajan dentro de la organización, con el fin que en algún momento del ciclo operativo deje de tener déficit para pasar a ser superavitario. Por lo tanto, debemos vigilar las actividades que realizamos y las actividades de nuestros colaboradores bien de cerca, asegurándonos no solo de estar ocupados, sino también de estar siendo productivos, porque el cambio al que tanto aspiramos no se fundamente en desarrollar una actividad, sino en cambiar la realidad con sentido.

12. Errores importantes en el análisis de contexto.

El análisis de contexto es una herramienta fundamental para el sistema de gestión, porque determina los asuntos a nivel macro y micro, interno y externo, convenientes al cumplimiento de los objetivos. Incluso esta práctica se encuentra incorporada en las normas de calidad, lo que demuestra que el contexto es una parte clave para ayudar a realizar un diagnóstico que nos permita alinear la gestión sostenible de la organización con su planificación estratégica. Al analizar los elementos del contexto, descubriremos que la mayoría de ellos se pueden categorizar en tres niveles: el estratégico, el táctico y el operativo. El análisis de contexto revela los problemas que están allí, pero que se desconocían o ignoraban para no enfrentarlos. Toda la información que circula a diario puede ser filtrada para encontrarle una utilidad y los datos se convierten entonces en oportunidades. Analizar los datos desde una mirada estratégica, permite crear un impacto que se traduce en beneficios reales tanto para la organización como para la sociedad en su conjunto. Como bien sostiene el analista Carlos March: “sin un contexto amigable, todo se vuelve hostil”.

13. Una concepción errónea o un análisis deficiente del “modelo de negocios”.

El término modelo de negocios proviene del mundo empresarial, sin embargo, desde principios de siglo también se lo viene utilizando en el mundo de las ONGs en referencia a la necesidad de poder tener una mirada integral y sistémica respecto de las diferentes actividades y procesos, y el funcionamiento general de la organización. A través de este tipo de análisis, podremos identificar los problemas a solucionar en el corto, mediano y largo plazo con nuestra propuesta de valor, y los resultados que esperamos alcanzar. Esto demanda identificar los recursos clave para alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto, revisar nuestro portafolio de programas y actividades, la estructura de costos, las métricas de impacto, las alianzas estratégicas y colaborativas, las relaciones con los beneficiarios, las fuentes de financiación, nuestra cadena y red de valor, y seleccionar los clusters en los que deseamos participar, entre muchas otras cosas.

14. Una planeación pobre, ausente o planes poco realistas.

En todo proyecto la etapa de planeamiento es primordial porque es donde se puede definir en gran parte su posible éxito o fracaso. Ejecutar correctamente los procesos de planificación implica definir el alcance y los objetivos del proyecto, identificar actividades, estimar recursos y presupuesto, desarrollar cronogramas, evaluar los riesgos, trabajar los planes de las distintas áreas, en resumen; poner en marcha las mejores prácticas y realizar las mediciones pertinentes. Mientras más grande o complejo sea un proyecto, más importante será tener un método profesional para gestionarlo. La alta competitividad que hoy reina, nos obliga a tener que elegir permanentemente cuáles serán las variables de ajuste que deberemos sacrificar para poder tomar las decisiones correctas con el objetivo de no exceder la capacidad de carga del sistema. Para comprender este concepto, puede ser útil el siguiente ejemplo: el tiempo, el dinero y la calidad son tres variables que nunca van de la mano. Si disponemos de poco tiempo y buscamos mucha calidad, entonces tendremos que invertir mucho dinero, y viceversa. En el momento de tener que analizar esta ecuación, debemos tener en cuenta que en la misma nunca pueden entrar los empleados como una variable de ajuste más, porque de ser así estaríamos rompiendo el contrato laboral y avasallando los derechos de los trabajadores. No contar con un método de planeación profesional es uno de los máximos errores que se suelen cometer.

15. Objetivos poco claros, imprecisos o confusos.

Que los objetivos no estén del todo claros, es una de las principales causas de fracaso en cualquier organización, no importa si ésta pertenece al sector privado, público o social. Si no sabemos bien hacia dónde vamos y qué es aquello que tenemos que lograr, será muy difícil encontrar el mejor camino para llegar allí. Es probable que durante la etapa de start up de un proyecto de pequeña escala y mediana complejidad, esta sea una situación normal, pero a medida que se avanza en la definición de las características y alcance del proyecto, no existe ninguna razón para mantener los objetivos poco claros o ambiguos. Los objetivos alinean la estrategia con la estructura de la organización, y son fundamentales para avanzar con claridad hacia la meta que nos hemos propuesto alcanzar. Deben ser específicos, medibles, alcanzables, trazables, realistas y acotados en el tiempo. Pero es importante no confundir objetivos con deseos, porque en ese caso nos será muy difícil poder mantener el rumbo esperado y llegar a buen destino. “Si tu objetivo es tomar un vaso de leche, no compres una vaca”.

16. La falta de un plan estratégico sostenible.

“Un objetivo sin un plan es solo un deseo”, es una máxima de Antoine de Saint-Exupéry, creador del magnífico libro “El Principito”. Es necesario conocer, al menos, los datos claves sobre nuestro proyecto y sobre el sector. Para eso, debemos estudiar el mercado, analizar la inversión necesaria y el financiamiento. La elaboración de un plan estratégico sostenible nos permitirá bajar la estrategia a la realidad, verificar si entre los pilares de la estrategia se dan los principios de equilibrio y proporcionalidad, y ver de qué forma afecta el contexto a nuestra actividad. Por su parte, armar un plan nos permitirá entender los puntos clave, evitar errores, conocer el punto de equilibrio del presupuesto con el que cuenta la organización, hacer proyecciones de flujo de caja y, sobre todo, a conseguir los fondos que vamos a necesitar para poder solventar nuestra operación. La mayoría de los directores ejecutivos tienden a comenzar sus operaciones con mucho entusiasmo y para ello es muy necesario tener presentes los datos clave y contar con respaldo financiero necesario. Debemos conocer las características del segmento de la sociedad en el que nos estamos involucrando, analizar el rango de servicios y las prestaciones con sus diferentes los costos para poder definir la inversión requerida en pos de alcanzar los objetivos.

17. Fallas en el análisis FODA y en la implementación de las conclusiones.

El análisis o matriz FODA, nos ayuda a evaluar los problemas que deberá enfrentar la organización tanto a nivel interno como externo. Está compuesto por una evaluación de las competencias internas: fortalezas y debilidades, y las competencias externas: las oportunidades y amenazas. A través de este análisis podremos identificar claramente nuestras fortalezas, y decidir de qué forma las vamos a consolidar y cómo las vamos a utilizar para aprovechar las oportunidades y enfrentar las amenazas; nuestras oportunidades, y cómo las vamos a aprovechar; nuestras debilidades, y de qué forma las vamos a superar tomando ventajas de las oportunidades detectadas, y minimizándolas para enfrentar las amenazas; y descubrir las amenazas que nos acechan, para después poder definir claramente qué es aquello que vamos a hacer para neutralizarlas. Para llevar a cabo un análisis FODA acertado, una organización social debe formularse las preguntas correctas y buscar la participación de una variedad de fuentes, tanto dentro como fuera de la organización, para determinar si las percepciones del adentro coinciden con el punto de vista de los beneficiarios y las partes interesadas.

18. Querer empezar a lo grande.

Es un riesgo innecesario. Es preferible equipar a la organización con material de segunda mano, alquilar en lugar en vez de comprar, empezar con una plantilla ajustada y abrir una sola sede por vez. Porque como lo mencionamos anteriormente, para ser un emprendedor social exitoso, es necesario tener la capacidad de asumir los riesgos, pero teniendo en cuenta que el riesgo se incrementa si comenzamos con una gran inversión, desconociendo si tiene el potencial de lograr el impacto esperado o no. Lo mismo sucede si las remuneraciones que se asignan no están proporcionadas con los ingresos genuinos y con la capacidad de pago de la organización para hacer frente a sus obligaciones laborales. El mal uso de los fondos que se tienen al alcance puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. Es necesario tener en cuenta que además de fracasar, también podemos llevar a los miembros del directorio a una situación tal, que los mismos tengan que asumir las deudas de la organización, si nuestros gastos son mayores que los ingresos, con las peligrosas consecuencias que esto conlleva.

19. Tomar la decisión de empezar sin el capital suficiente.

Los emprendedores sociales suelen calcular una necesidad de financiación un poco por encima de la inversión inicial y confían en el éxito inmediato de los programas de búsqueda de fondos para autofinanciarse desde el principio. Sin embargo, es frecuente que la organización tarde meses o años en generar los fondos esperados. Un capital inicial demasiado corto, puede condenar a un proyecto bueno a los pocos meses de su inicio al fracaso. En el momento que se inician las operaciones de la ONGs, se tendrán una serie de gastos extraordinarios vinculados con la puesta en marcha de las actividades, que deberán luego devengarse en varios ejercicios. Si manejamos de forma desordenada un presupuesto de gastos, esto puede ser un motivo clave de riesgo para la organización en su conjunto. Por eso es esencial poder contar con ahorros o una reserva de dinero mensual para ayudar a amortiguar las situaciones que se presenten, al menos hasta que comencemos a generar los ingresos suficientes como para alcanzar ese punto de equilibrio tan deseado.

20. Un crecimiento excesivo en poco tiempo.

A veces, los emprendedores sociales desarrollan tan rápidamente el crecimiento de su organización, que terminan fracasando gracias a su propio éxito. En la mayoría de los casos esto se debe a haber excedido la capacidad de carga del sistema, que se expresa a través de motivos de carácter financiero, por no haber sabido esperar el tiempo suficiente como para crear la masa crítica de donantes y mecenas que le permita a la organización subsistir en el tiempo, o no poder acceder a fuentes alternativas de financiamiento en momentos críticos. Otro de los problemas de crecer demasiado rápido es no poder contar con personal especializado para acompañar el crecimiento, o con otros recursos que no se encuentran disponibles en el momento en el que la organización los necesita. Si la organización empieza a ir bien, debemos desarrollar una estrategia equilibrada y un plan estratégico realista de crecimiento sostenible y sostenido en el tiempo.

21. Estar demasiado solo: ausencia de “socios” y consultores expertos.

Uno de los grandes retos que enfrentan los emprendedores sociales es creer que tienen la capacidad de poder solos contra todo. Pero una organización se construye en base al equipo que formamos. Al estar rodeados de gente que comparta nuestra misma misión, visión y propósito, podemos apoyarnos mutuamente y juntos enfrentar los retos y desafíos. Así estaremos más motivados para sacar adelante nuestro “negocio” y llevarlo a buen puerto, y tendremos con quien superar los fracasos. En el caso de que logremos conseguir esos “socios” o “aliados” que nos acompañen en el camino, no hay que dudar en contratar buenos consultores con experiencia, que nos sepan asesorar en el desarrollo y la puesta en marcha de prácticas complementarias que ayudarán a completar nuestro conocimiento del segmento de la sociedad donde operamos, porque en la abundancia de consejo reside la victoria.

22. Rodearse de personas poco capaces o no formar cuadros de reemplazo.

No hay que tener miedo de contratar a personas más capaces que nosotros, debido a que es precisamente ese tipo de empleados lo que necesitamos para que nuestra organización sea exitosa y no trabajadores mediocres que no realicen sus labores. Inclusive el emprendedor debe estar dispuesto a que muchos empleados perciban salarios muy superiores al suyo, siempre y cuando sean activos estratégicos imprescindibles para el desarrollo y crecimiento de la organización. Y cuando descubramos un excelente empleado comprometido con los resultados, nunca debemos descartar la posibilidad de premiarlo y ascenderlo en el escalafón. También debemos considerar la posibilidad de que alguno de nuestros principales ejecutivos se enferme, o decida repentinamente abandonar la organización por un motivo personal. En ese caso, es muy importante haber previsto con tiempo suficiente la formación de un potencial candidato a reemplazarlo.

23. No saber decir “no”.

Poder decir que no a tiempo es el arte de saber poner el límite que cuida. Los proyectos que continúan consumiendo recursos a pesar de saber que los plazos y los presupuestos autorizados están más que sobrepasados, afectan de manera importante la supervivencia del proyecto y la credibilidad del equipo que debe llevarlo adelante. Por lo tanto, moderación, frugalidad y austeridad son tres virtudes que deben hacerse presentes todo el tiempo. El director ejecutivo de una organización social debe saber decir “no”, y, en el caso de ser necesario, replantear o cancelar el proyecto. Trabajar con equipos que no hacen otra cosa sino crear problemas, supone que tener que invertir más tiempo y dinero en contratar a otra gente que solucione sus errores. Aquellos procesos o herramientas tecnológicas que no funcionen adecuadamente, deben ser ajustados en el menor tiempo posible, aunque ello suponga tener que pagar el precio de rescindir un contrato con antelación, o pagar una indemnización. Como bien dice el refrán: “es preferible aprender a mandar una pérdida a tiempo, que vivir haciéndose mala sangre y enterrando plata buena sobre plata mala”.

24. No adaptarse a las exigencias de emprender y falta de laboriosidad.

La tarea de emprender en el campo de lo social es muy dura, debido a que requiere de un gran sueño personal, mucha vocación de servicio, esfuerzo, trabajo, tomar decisiones difíciles, aguantar muchas cosas y hacer infinitos sacrificios (todas actitudes directamente vinculadas a la laboriosidad, que es la perseverancia y el esmero en el trabajo). La decisión de crear una nueva organización requiere de un compromiso del ciento por ciento. Si no es así, muchos emprendimientos sociales justamente fracasan por esta misma razón. Los beneficiarios en general, por su alto nivel de vulnerabilidad, son siempre muy exigentes, por lo tanto, debemos adaptarnos a ellos y escucharlos permanentemente para ir mejorando los procesos de forma continua y optimizarlos en la medida que avanza el tiempo. Si no lo hacemos, la organización se quedará cada vez más rezagada hasta desaparecer.

25. Abandonar demasiado pronto, no estar preparado profesional y emocionalmente para enfrentar la adversidad.

Emprender socialmente no es una tarea fácil; requiere de mucha preparación, estudio, formación, paciencia y perseverancia para mantenernos firme en la idea de sacar nuestra organización adelante. En muchos momentos podemos sentirnos agobiados, pero si nuestro propósito es bueno, pronto veremos sus frutos si trabajamos con inteligencia, ahínco y esfuerzo. Hay que recordar que, por lo general, los beneficios no aparecen en el corto plazo y el que se asusta pierde. Por lo tanto, la confianza en nosotros mismos y un poco de optimismo resultan ingredientes imprescindibles. Esto requiere tener una alta cuota de templanza –cualidad humana que induce a usar o hacer las cosas con moderación–, y fortaleza –aquel conjunto de habilidades, características o aspectos de tipo psicológico o actitudinal en las cuales sobresalgamos y que supongan algún tipo de virtud o ventaja adaptativa–, fe –que es la certera de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve–, y esperanza –saber esperar con la confianza de que algo deseado suceda–. Todos temas que están directamente vinculados con la inteligencia emocional.

26. Falta de conocimientos específicos, falta de experiencia en la gestión de proyectos y de herramientas adecuadas.

Es imprescindible poder contar con los conocimientos específicos que requiere la misión a la que la organización se va a dedicar, y si uno no los dispone, entonces será el momento de buscar más fondos para poder incorporar a un especialista o a un consultor con experiencia en el sector. Al mismo tiempo será imprescindible poder contar con las herramientas adecuadas para poder monitorear la evolución de la organización y medir el impacto de su accionar. En este sentido, será muy importante poder construir diferentes tableros de control que nos permitan observar el funcionamiento de la operación con una sola mirada. El management es una ciencia que se aplica al liderazgo y la conducción de las organizaciones y da buenos resultados. Quienes la ejercen, generalmente cursaron estudios de grado y de posgrado invirtiendo importantes sumas de dinero y tiempo en su formación. Nunca hay que subestimar la importancia de esta ciencia en el momento de tener que gestionar un proyecto y elegir aquellos que nos acompañarán en la aventura.

27. Un control débil de la operación, o ausencia de seguimiento de la gestión.

Controlar es dirigir, liderar. Una vez delegada una tarea, el ejecutivo con personal a su cargo debe darle seguimiento y controlar su correcta ejecución de acuerdo con el plan establecido, monitoreando la correcta implementación de los procesos y los posibles cambios de escenario, y verificando todo el tiempo los resultados alcanzados midiendo el grado de alcance de los objetivos. Este seguimiento, nunca deber realizarse desde el “poder de policía”, sino desde el acompañamiento empático y fraternal a la persona en quien se delegó. La consigna es, por lo tanto: “construyendo confianza, para después, también poder compartir los fracasos y aquellas cosas que salieron mal durante la gestión”. La no aplicación de técnicas y herramientas adecuadas para el control desde el acompañamiento, generalmente dificulta que la alta dirección conozca en tiempo real el estado de avance del proyecto y los problemas que se están presentando durante la gestión, como, por ejemplo, que los empleados se ocupen de resolver temas personales durante sus horas de trabajo, o que utilicen los recursos de la organización en beneficio propio. Una de las áreas clave vinculadas con el control es la administración. De modo que es muy importante poder contar con personas de confianza, controlar mensualmente los desvíos del presupuesto, y, además, realizar controles cruzados y tener buenos auditores contables.

28. Deficiencias en la gestión del conocimiento y en el marco metodológico de trabajo.

La gestión del conocimiento es un concepto utilizado en las organizaciones que pretenden transferir el conocimiento y la experiencia existente entre sus miembros, de modo que sea un recurso disponible y que pueda ser utilizado por otros integrantes de la organización. La principal función de la gestión del conocimiento es que una organización nunca debería pasar dos veces por un mismo proceso para resolver el mismo problema, sino que debería disponer de mecanismos para abordarlo utilizando información guardada sobre situaciones y procesos previos. Una deficiente captura de información y requerimientos nos llevará a un alcance incompleto de nuestro conocimiento del “negocio”, y por consiguiente, a no cumplir con los objetivos fijados. En este escenario, en la medida que avanza el proyecto nos veremos complicados y, ante el surgimiento de posibles cambios, no podremos cumplir con las expectativas de los beneficiarios ni con los objetivos que nos hemos trazado. Todavía hoy es posible encontrar organizaciones en las que el ámbito de la documentación de una metodología es vista como burocracia. Sin embargo, un adecuado marco metodológico que nos guíe y nos provea los lineamientos para la gestión, nos permitirá disponer de mejores herramientas y técnicas que podremos poner en práctica para conducir proyectos exitosos.

29. Falta de indicadores, métricas, medición de impacto, trazabilidad y rendición de cuentas.

Evaluar es determinar el valor, examinar y calificar. Medir es darle seguimiento a la acción, y es un término que suele usarse como sinónimo de vigilancia. Es función de los ejecutivos de la organización evaluar y medir permanentemente la correcta implementación de los procesos, y comunicar abiertamente los resultados dando testimonio, inclusive, de aquellas cosas que salieron mal durante la gestión. Esto implica la implementación de un modelo de gestión sostenible que mida el logro de los objetivos que nos hemos propuesto alcanzar a través de la implementación de indicadores, métricas, medición de impacto y rendición de cuentas permitan una correcta trazabilidad ambiental y social. Como señala Steve Howard, el ex Chief sustainability officer de IKEA, “solo se puede manejar o administrar aquello que se mide, por lo tanto, es una obligación medir aquello que nos importa” (a pesar de que medir muchas veces ponga en juego nuestra autoestima, sobre todo cuando no se alcanzaron los resultados esperados). Todo esto solo lo podremos alcanzar a través de un monitoreo permanente con herramientas como los indicadores clave de rendimiento KPIs y sistemas profesionales estandarizados de medición de la gestión con reconocimiento y aceptación internacional, como por ejemplo las normas ISO. La ausencia de este tipo de prácticas en el mediano plazo se traduce en pérdida eficiencia y efectividad, con los riesgos que ello conlleva.

30. Falta de acceso a fuentes de financiamiento genuinas.

Se conoce como fuentes de financiamiento a las vías que utilizan las organizaciones sociales para obtener los recursos financieros que necesitan para realizar una determinada actividad y sufragarla en el tiempo. La búsqueda de fondos es un elemento clave en el éxito de cualquier organización ya que, por una parte, nos permite atravesar con tranquilidad cualquier crisis o momento difícil que se pueda llegar a presentar en los mercados donde operamos, y por la otra, nos asegura la posibilidad de disponer de los recursos económicos que necesitaremos para mantener en marcha la operación y crecer. En este sentido, es muy importante conocer con exactitud nuestra situación económica, las necesidades financieras de corto, mediano y largo plazo, nuestra capacidad de acceso a capital y a diferentes fuentes de financiamiento, e inclusive, la capacidad de endeudamiento de la organización en vistas al lanzamiento de nuevos proyectos o servicios.

31. Perder demasiado tiempo en diseñar un servicio.

Ningún servicio será perfecto, ni tampoco ninguna estrategia será infalible. No hay servicios perfectos, aunque muchos emprendedores sociales tienen la idea de que los servicios que brinda la organización que dirigen son lo máximo. Intentar mejorar e innovar es parte de las funciones de un emprendedor social, pero sin perder el foco que debemos poner en las expectativas de los beneficiarios y en los resultados. de la gestión. En este sentido se presenta un dilema: ¿Calidad o cantidad? He aquí uno de los temas a resolver, siendo conscientes de que, para poder jugar en el campo de los social necesitaremos diseñar de una buena estrategia, un buen “plan de negocios”, y una propuesta que supere la de otras organizaciones similares a la nuestra que operen dentro del mismo segmento que nosotros. Por otra parte, es importante comprender que muchas veces el apoyo que nos brindan tanto mecenas, como sponsors y beneficiarios está mucho más vinculada con nuestro propósito como organización, que con las supuestas funciones, bondades y beneficios que brindan nuestros servicios.

32. Plazos de entrega excesivamente ajustados y poco realistas.

Muchas veces un nuevo proyecto que se inicia nos llega con las fechas ya fijadas. Esto puede deberse a diferentes acuerdos de todo tipo, por ejemplo a la promulgación de nuevas leyes o bien a razones estratégicas, todas por cierto muy válidas, lo cual puede provocar que el proyecto no cumpla en tiempo y forma con los objetivos fijados. Cuando los plazos de un proyecto se calculan a la baja, la consecuencia más grave no es un simple retraso en el calendario. Para empezar, hay que remunerar a los trabajadores por el tiempo extra de trabajo, por lo que hay que añadir nuevos gastos al presupuesto inicial. Por otro lado, se afecta la credibilidad de los equipos que confiaban en que el proyecto se desarrollaría dentro de los plazos establecidos y, al no ser así, se han perdido importantes acuerdos, o lo que es peor, se ha afectado la credibilidad de la organización. Es importante fijar unos plazos de entrega sensatos. Esto requiere empoderarse de la situación, evaluar y planificar a conciencia, velando por los recursos, sin perder del foco las restricciones y objetivos, evaluando el alcance y dimensionando los impactos que permitan presentar alternativas viables.

Una vez identificadas las causas, veremos tres aspectos principales a examinar para combatirlas:

1.    Gestión del tiempo: Una correcta planificación de la línea de tiempo ayudará a establecer plazos concretos. Esto nos permitirá saber con exactitud cuánto tiempo se necesita para planificar tareas y proyectos, y usar datos reales para la toma de decisiones. Monitorear el avance de los proyectos y la productividad del equipo permite mejorar la performance y maximizar los resultados.

2.    Gestión de tareas: Es importante crear tareas y sub-tareas y asignarlas a distintos miembros del equipo. También gestionar la documentación relativa a cada una de ellas, mediante reportes individuales que nos permitan ver los avances que se han realizado. Existen herramientas tecnológicas que contienen tableros de control que ayudan a visualizar el desarrollo y la ejecución de proyecto al mínimo detalle.

3.    Gestión de personas: Los proyectos requieren la capacidad de coordinarse y comunicarse de manera efectiva. Aunque las interacciones cara a cara son indispensables, es importante contar con una herramienta que permita programar una reunión, crear su respectiva agenda y registrar comentarios desde un solo espacio de trabajo. Con el dominio de los tres, se trabajará para asegurar que el proyecto se entregue a tiempo, contenga todas las partes necesarias y sea un esfuerzo de trabajo en equipo y colaboración colectiva.

33. No comprender que la tecnología es un vector de competitividad.

Una de las principales herramientas para enfrentar los turbulentos mercados globales que hoy en día afrontan las organizaciones es, sin duda, la tecnología, que, por su relevancia, se ha constituido como uno de los vectores transversales clave de competitividad. De la misma forma que cada organización evalúa las repercusiones que tendrá cada uno de sus diferentes escenarios sobre los objetivos estratégicos y la creación de valor, también cada decisión relativa a la adquisición de nuevas tecnologías debe ser sometida a un análisis exhaustivo para verificar su pertinencia y alineamiento con la estrategia de la organización en su conjunto. Para ello es muy importante conocer el estado del arte de la tecnología con la que contamos como vector de productividad y competitividad, con el fin de tomar las medidas necesarias para alcanzar niveles mínimos aceptables de operación en esta materia que nos permitan seguir operando en el largo plazo.

34. No avanzar hacia la digitalización del “negocio”.

Cuando se habla de digitalizar un negocio, se hace referencia a todas aquellas acciones, tecnologías y estrategias que hagan uso de métodos digitales para hacer más eficientes las operaciones rutinarias de una organización y, a su vez, generar otras tareas para incrementar la productividad y los resultados de la misma. Es que más allá de simplemente adquirir nuevos dispositivos o automatizar algunas tareas, es una mentalidad que reinará sobre nuestra cultura organizacional para que cada empleado, colaborador, ejecutivo o encargado, pueda pensar en “modo digital”, aprovechando las oportunidades de la economía en Internet. El reto hoy en día es sacarle provecho a la expansión tecnológica y al diálogo social. Sintetizar un proceso de digitalización es muy complejo, ya que cada proceso será diferente según la actividad que desarrolla la organización y la alianza sociotécnica que requiera. Es muy probable que, si una organización social se queda impasible ante la explosión digital, dentro de 10 años habrá desaparecido.

35. Negarse a construir escenarios presentes y futuros.

La construcción de escenarios nos brinda la oportunidad de analizar diferentes respuestas a un mismo problema, con el fin de considerar y poder evaluar los riesgos potenciales que se puedan llegar a presentar. De esa manera, podremos desarrollar planes de mitigación, y, en el caso de que se presenten, prepararnos para el control de daños. Aprender a construir escenarios es un arte que nos permitirá contar con estrategias alternativas para atravesar la turbulencia de las sociedades donde opera la organización. La metodología para la elaboración de escenarios implica, inicialmente, transformar las variables claves en hipótesis. Dichas hipótesis deben estar redactadas en términos que faciliten la medición de las respectivas variables en cuanto a su comportamiento presente y su situación futura. La planeación por escenarios resalta interrelaciones entre fuerzas y eventos del entorno exterior, que no serían evidentes usando otros métodos de análisis. La herramienta empleada en este caso es el análisis de los tres escenarios básicos: optimista, pesimista y más probable. Futuros potenciales, identificando casuísticas futuras no discretas, que pueden ser definidas por un número limitado de variables cuyo resultado puede llegar a ser predecible.

36. Una deficiente gestión de control de los cambios en los escenarios.

Heráclito dijo “Lo único constante es el cambio”. Afortunadamente esto no se cumple al 100% en nuestros proyectos, y, por el contrario, contamos con herramientas de gerenciamiento como el control de gestión, además de tableros de comando que nos permiten evaluar en tiempo y forma los impactos disruptivos que puedan llegar a presentarse durante su ejecución. Esto nos da a su vez la posibilidad de evitar los potenciales daños que podrían llegar a causar aquellos cambios que tuvieron que resolverse sobre la marcha y que no estaban contemplados. Si los cambios se van ejecutando a medida que se van produciendo sin analizar el impacto que tendrán sobre el proyecto en general, tarde o temprano éste terminará fuera de control convirtiéndose en un riesgo. En este sentido, es importante recordar que los proyectos se dividen en tareas o actividades que son interdependientes entre sí, y que, si nos retrasamos en una, es muy probable que todo el proyecto también se retrase. Un abordaje sistémico de la estrategia, y comprender el efecto mariposa, nos permitirá abordar la gestión con las herramientas adecuadas con el fin de poder alcanzar los objetivos esperados.

37. Una inadecuada gestión de riesgos, ausencia de gerenciamiento de crisis y falta de planes de mitigación y control de daños.

Una crisis responde a un cambio repentino entre dos situaciones. La crisis se caracteriza, por consiguiente, por una ruptura de equilibrio: es un fenómeno grave, pero sin embargo normal, ligado al funcionamiento cotidiano de toda organización. El beneficio de una correcta identificación de riesgos es gestionar con antelación, planificar respuestas para mitigar o contener una posible amenaza y minimizar los impactos negativos de éstos en caso que ocurran. Hay métodos para identificar y gerenciar las crisis y gestionar los riesgos de una mejor forma y reaccionar de forma preventiva. Todo proyecto está envuelto en una atmósfera de incertidumbre en donde los riesgos, tanto con resultados positivos como negativos, están presentes y deben ser identificados y resueltos. Si los riesgos no se gestionan adecuadamente, es muy probable que se cumpla la Ley de Murphy: “si algo puede salir mal, así será”. Para ello es importante identificarlos desde el inicio del proyecto y prepararnos para el control de los potenciales daños que puedan ocurrir.

38. Falta de prudencia, prevención, ausencia de los límites que cuidan y no cumplir con el principio precautorio.

Como bien sostenía Aristóteles, “la prudencia es la madre de todas las virtudes”. El término prudencia alude a cautela, mesura y cuidado. La falta de prudencia suele reflejarse en conductas que lo ponen en peligro a uno mismo y/o a otras personas, o a la organización en su conjunto. El principio de prevención es aquel por el cual, ante una situación de riesgo cierto, deben adoptarse las medidas de vigilancia y previsión necesarias para evitar las posibles consecuencias negativas. El principio de precaución, por su parte, es un concepto que respalda la adopción de medidas protectoras ante las sospechas fundadas de que ciertas prácticas o tecnologías podrían generar un riesgo grave, pero sin que se cuente todavía con una prueba científica definitiva. Los límites que cuidan refieren al ejemplo de los semáforos que sirven para ordenar el tránsito, y que nunca debemos interpretar como un agente represor que impide a los automovilistas poder continuar con su camino, sino como un elemento que nos advierte que quien tiene el derecho de paso es el otro, y que, en consecuencia, para poder avanzar debemos esperar nuestro turno.

39. Confianza desmedida en las propias fuerzas, en las personas, en nuestra capacidad de alcanzar los objetivos, en la receptividad de los beneficiarios, etc.

La confianza es la esperanza firme que una persona tiene en que algo suceda, sea o funcione de una forma determinada, o en que otra persona actúe como ella desea. Otra de sus interpretaciones la define como “seguridad, especialmente al emprender una acción difícil o comprometida”. Poder aplicar una cuota importante de confianza a todo lo que hacemos es imprescindible para que las cosas salgan bien. Sin embargo, una exagerada cuota de confianza puede llegar a provocar resultados adversos. Muchas veces tenemos la tendencia a sobrevalorar nuestra fuerza o nuestra capacidad para alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto. Este exceso de confianza nos expone a asumir grados de riesgo no calculados, que muchas veces pueden llegar a poner en peligro la operación. Cuando somos demasiado confiados, quizás nos dejamos llevar en exceso por el plano emocional. Nuestros juicios no siempre se ajustan a la realidad y nos limitamos, posiblemente, a escuchar a nuestras emociones sin ser capaces en ocasiones de ver o apreciar otros indicios más concretos. Es justamente por este motivo que la aplicación de criterios como la prudencia y la prevención se vuelven tan importantes en el momento de tomar decisiones. Como bien sostenían los poetas griegos, “en la desmesura siempre habita la tragedia”.

40. No fomentar alianzas estratégicas, el trabajo en red; no participar de las comunidades de práctica ni de los sistemas de influencia.

Una alianza estratégica es un acuerdo realizado por dos o más partes para alcanzar un conjunto de objetivos deseados por cada parte, independientemente. Es una cooperación o colaboración que tiene como objetivo llegar a una sinergia en la que cada una de las partes: organizaciones del sector privado, público o social, espera que los resultados obtenidos sean mejores que los resultados alcanzados por sí mismos. Las alianzas casi siempre se basan en la transferencia de conocimientos y en combinar habilidades complementarias. Una red es un grafo en el cual los nodos representan individuos (a veces denominados actores) y las relaciones entre ellos. Las redes permiten que se generen nuevas formas de asociación e intercambio, facilitando de este modo las sinergias entre sectores, así como la integración e interacción individuos y organizaciones que están dispuestas a unir fuerzas y trabajar en forma conjunta. “Nadie es tan fuerte como para poder hacerlo solo, ni nadie tan débil como para no tener algo valioso para aportar a la fiesta de estar vivos”.

41. Desconocimiento acerca de la necesidad de desarrollar una cultura de innovación y rediseño permanente.

Innovación es un cambio que introduce novedades. El diseño, en cambio, se define como el proceso previo de configuración mental, "prefiguración", en la búsqueda de una solución en cualquier campo. Se aplica habitualmente en el contexto de disciplinas que requieren algún grado importante de creatividad y que nos obligan a tener que aprender a “pensar fuera de la caja”. Las organizaciones cambian cuando los factores de productividad se combinan de una manera novedosa. Durante el análisis de estas dos dimensiones, debemos poner el acento en la operatividad y funcionalidad de los servicios, y de nuevos procesos o soluciones orientados a mejorar la performance de la organización en su conjunto. Si bien en una organización pequeña o mediana no se suelen considerar a estas dos dimensiones como parte de la estrategia, es importante no negar su potencia catalizadora.

42. Defectos o incongruencias en la construcción del GAP Analysis.

El GAP Analysis es una técnica que consiste en observar y tomar conciencia de la distancia, o diferencia excesiva que existe entre dos o varios elementos relacionados entre sí, y ver de qué forma podemos zanjar esa diferencia de la forma más eficiente y eficaz posible. Entre muchas otras cosas, lo podremos lograr a partir de la información que hemos reunido acerca del contexto tanto a nivel macro como micro, interno como externo, y de esa forma dar respuesta a las siguientes meta-preguntas:

-      ¿de dónde venimos? para conocer nuestra historia;

-      ¿dónde estamos hoy?, con el fin de realizar un diagnóstico;

-      ¿hacia dónde vamos?, para definir el medio externo futuro;

-      ¿adónde nos gustaría ir?, para fijar nuestros objetivos;

-      ¿adónde podemos ir?, para conocer nuestras capacidades disponibles;

-      ¿qué es aquello que tenemos por hacer?, para descubrir la brecha entre lo que queremos y lo que podemos; y por último,

-      ¿qué es aquello que deberíamos hacer y cómo?, para seleccionar nuestros planes de acción y ponerlos en marcha.

43. Desorganización, falta de mecanismos claros de gobernabilidad, ausencia de legitimidad y de validación interna y externa.

El término gobernabilidad refiere al grado de implementación de un sistema de gobernanza que regula las relaciones de poder entre los diferentes actores y grupos dentro de la organización. La legitimidad refiere a la capacidad de ejercer el poder y ser obedecido sin tener que recurrir a la coacción o a la violencia. Validación es la acción y efecto de validar: convertir algo en válido, darle fuerza o firmeza, y hace referencia a aquello que tiene peso propio y que es sólido y subsistente. Ya no alcanza con que la ley nos permita actuar de determinada manera, sino que es necesario poder contar con la legitimidad que otorgan la validación interna y externa por parte de los stakeholders, que habilite y brinde a las personas, organizaciones e instituciones, la licencia social para operar que les permita poder continuar con su actividad como de costumbre.

44. Llevar adelante un proceso de toma de decisiones no consultivo, no participativo y no vinculante.

Consultar es pedir información, opinión, parecer o consejo sobre un determinado tema o materia. Participar es un concepto complejo y dinámico que remite más a un proceso que a un estado o a una meta, por lo que podría hablarse de diferentes niveles de participación. Pero también la participación puede ser un medio para alcanzar una meta, lo cual incluye la formación de líderes para mejorar y agilizar la eficacia de un proyecto, y es un fin en sí mismo en cuanto fortalece la autoestima de los equipos de trabajo proporcionándoles control sobre sus actos y decisiones. Este tema ligado a la autogestión, ocupa actualmente un lugar relevante en la organización, ya que da cuenta de una relación organización-empleado diferente, en la que el trabajador deja de ser objeto para transformarse en sujeto que con su trabajo participa en la construcción de la misma. Participar es preguntarle al otro qué necesita, porque la solución a nuestros problemas está en las capacidades instaladas –en cada uno de nosotros y en los demás– por lo tanto, las consultas siempre deben ser vinculantes con el fin de que las soluciones expresen la mirada del conjunto y no solo de unos pocos.

45. Manipulación de las normas internas, no respetar el Código de ética de la organización y los Principios del código de ética profesional.

Un código de ética fija normas que regulan los comportamientos de las personas dentro de una organización. Aunque la ética no es coactiva (no impone castigos legales), el código de ética supone una normativa interna de cumplimiento obligatorio. Las reglas generales del Código de ética profesional establecen obligaciones morales, y transmiten o reflejan los valores y principios éticos que tienen de fundamento. Su objetivo es realizar el valor moral que esa norma encierra. Los principios constituyen el basamento en que se asienta y fundamenta el ordenamiento en general, y en muchas ocasiones funcionan como verdaderas garantías que se pueden invocar. Hay razones más específicas para asignar un valor más relevante que en otros sectores a la técnica de los principios, debido a que en las organizaciones se producen, necesariamente, problemas de justicia, o si se prefiere, de ajuste entre situaciones, intereses y derechos. Siendo la organización social un sistema sociotécnico sujeto a relaciones jurídico-administrativas, tiene calidad para producir por sí misma normas, por lo tanto, no sería excepcional que en dichas normas se sobrevaloren los intereses propios de la organización como sujeto, y por eso es tan importante que las políticas de la organización se rijan por los Principios generales de administración.

46. Ausencia de verdad, autoridad moral y honestidad intelectual en los altos mandos.

La verdad es la coincidencia entre una afirmación y los hechos, o la realidad a la que dicha afirmación se refiere,​ o la fidelidad a una idea. La verdad es un valor vinculado a la honestidad que implica la actitud de mantener en todo momento la veracidad en las palabras y en las acciones. La fuerza de la autoridad se halla en la autoridad moral, conquistada no por decretos o investiduras externas, ni mucho menos por imposiciones o castigos, sino por la coherencia entre el decir y el hacer, entre el hacer y el ser. Es el resultado de un proceso interior en quien detenta la autoridad, por el cual él mismo lucha por los valores que desea transmitir. La honestidad intelectual debe ser entendida como el máximo intento de no-intencionalidad, y como el juego limpio o respeto a la libertad de respuesta. Se trata también de que quien esté reflexionando pueda asomarse a la sorpresa de las conclusiones de su pensamiento y esté dispuesto a sostenerlas, aun cuando no le convenga. Es por eso que la honestidad intelectual es considerada un culto a la verdad; un modo de aprecio por la objetividad y la comprobabilidad, y el desprecio por la falsedad y el autoengaño.

47. Falta de transparencia y rendición de cuentas.

Presentar una actitud pública que deje ver claramente la realidad de los hechos, eso significa transparencia. La transparencia es una de las características distintivas de la organización moderna, desarrolla un potente programa de alianzas con las organizaciones de los sectores privado y público en pos de cumplir con los preceptos de la teoría de valor compartido, a partir de la cual la organización no solo debe preocuparse por crear valor social sostenible, sino que, además, debe acompañar a las organizaciones del sector público y privado en el alcance de sus respectivos focos de valor. Dentro de las actividades de un programa de responsabilidad social de las organizaciones RSO podemos citar: la difusión de campañas de concientización, promover la práctica de acciones alineadas con los ODS, llevar una contabilidad de gestión ambiental, la publicación de balances de sostenibilidad o un balance integrado, etc. A su vez, el libre acceso a la información y a los actos de gobierno de la organización, es otro concepto que está directamente vinculado con la transparencia y la rendición de cuentas. Mantener un diálogo abierto y sincero con las partes interesadas, nos ofrece una serie de ventajas que pueden ser aprovechadas a partir de mostrar un genuino interés por las opiniones de los diferentes públicos beneficiarios, y nuestra vocación por intentar encontrar una solución conjunta a los problemas que aquejan tanto a la organización como a la comunidad en su conjunto.

48. Desconocimiento profundo de los procesos gerenciales.

Los procesos gerenciales definen el estilo de management de la organización, y guían el accionar de los ejecutivos y de las personas que tienen personal a su cargo. Una vez definida la descripción de las funciones y responsabilidades correspondientes a cada cargo, pondremos especial énfasis en las siguientes dimensiones de la gestión: la implementación de políticas internas dentro de la organización, la elaboración de estrategias y su correcta ejecución; el establecimiento de objetivos, la planificación y programación de acciones y tareas específicas; la elaboración del cronograma de actividades; la delegación y el control de gestión a partir del acompañamiento y la motivación del personal; la comunicación interna; el alineamiento con el Pacto cultural, la correcta administración de los recursos y su presupuestación; la medición del impacto, la rendición de cuentas y la evaluación del impacto alcanzado.

49. Ausencia de conocimientos en administración y manuales de procedimiento.

La administración es la disciplina científica que tiene por objeto el estudio de las organizaciones constituyendo una socio-tecnología encargada de la planificación, organización, dirección y control de la gestión de talento, financieros, materiales, tecnológicos, del conocimiento, etc., con el fin de tomar el máximo beneficio posible en pos de la creación de valor integral. Un manual de procedimientos es un documento en el cual se describen ciertas actividades importantes y críticas, o todas aquellas actividades que se consideran necesarias para el desempeño eficaz y ecoeficiente de una organización. Este manual representa la documentación de los procesos y establece la secuencia de pasos para que un departamento o área, consiga desempeñar sus funciones con éxito y alcanzar los objetivos. Así como definir el orden, tiempo establecido, reglas o políticas que conforman el manual de políticas internas de la organización.

50. Deficiencias e inconsistencias en la construcción del Pacto cultural de la organización o incumplimiento del mismo.

El pacto es un acuerdo en que se estipulan términos cuyos involucrados aceptan respetar. Establece un compromiso y fija la fidelidad hacia lo acordado, por lo tanto, obliga al cumplimiento de ciertas pautas o normas de comportamiento. Cuando hablamos de Pacto cultural, hacemos referencia a aquellos comportamientos que definen nuestra forma de ser y de estar en el mundo, y que se ve plasmada en los hábitos que elegimos premiar o castigar dentro de la organización.  Luego, estos hábitos se ven reflejados en los valores, o disvalores, que abrazamos, y que marcan nuestro estilo de management y nuestro accionar. Una cultura organizacional directamente vinculada con la decencia, la dignidad, la honestidad y el altruismo, permite a las organizaciones sociales crear confianza, lo que se traduce en beneficiarios leales, empleados e inversores sociales comprometidos y mecenas y sponsors solidarios. Esto requiere que las virtudes se consideren un fin en sí mismas y no un medio para justificar un fin.

51. Negar del valor de la riqueza que reside en la diversidad.

Valorar la diversidad es reconocer la riqueza que hay en el otro y en la suma de lo diferente. “Celebrar la diferencia”, como bien dice el rabino Sergio Bergman. La valoración de la diversidad está íntimamente ligada con el respeto por la singularidad, ya que cada uno de nosotros es un ser único e irrepetible que, desde su propia originalidad y subjetividad, tiene algo valioso para aportar a la fiesta de estar vivos y participar de los beneficios que ayuda a construir con su presencia y trabajo. Somos únicos porque somos “variados” internamente, porque somos una combinación irrepetible de condiciones y cualidades diversas que no son estáticas, lo que nos hace también diversos respecto de nosotros mismos a lo largo del tiempo y según las circunstancias cambiantes que nos afectan y las características de nuestra cultura. La diversidad se enriquece y potencia, por lo tanto, gracias al aporte de cada individuo y grupo a la sociedad, respetando, y de hecho promoviendo, las diferencias. Un sueldo digno es la base de toda relación laboral sana. La diferencia entre el que más gana en una organización y el que menos, debe siempre conservar algún tipo de relación coherente y justa. La brecha salarial de género, que se define como la diferencia entre el salario medio percibido por hombres y mujeres al desempeñar su actividad laboral, es una realidad inaceptable.

52. Falta de interés por la correcta administración de los Recursos Humanos y ausencia de la gestión de talento.

La Estructura, es decir las personas y sus conocimientos y habilidades profesionales y laborales, son uno de los pilares centrales de la estrategia, ya que sin su compromiso será muy difícil poder alcanzar los objetivos. Esto implica administrar los recursos humanos a partir de la gestión desde el abordaje que nos propone el modelo M8, que refiere a la circularidad que se produce entre: misión, mística, marca, método, mente, maniobra, momentum y métrica. En este sentido, la gestión de talento, refiere “al proceso que desarrolla e incorpora nuevos integrantes a la fuerza laboral, y que además desarrolla y retiene a un colaborador valioso para la organización”, y busca básicamente destacar a aquellas personas con un alto potencial, entendido como talento dentro de su puesto de trabajo. Entre muchos otros temas, la gestión de talento abarca la política de selección de personal, la compatibilidad con la cultura organizacional, las posibilidades de desarrollo profesional, el reconocimiento del desempeño, el salario y los beneficios tangibles e intangibles, el ambiente de trabajo, la comunicación interna, la equidad de género en términos de cupo y equidad salarial, el clima laboral, el teletrabajo y el derecho a la desconexión, etc. La gestión de talento es una herramienta clave para la continuidad de las actividades que desarrolla la organización que requiere por parte de la Estructura una alta integración con los recursos, y comprender las nuevas formas de trabajar de las organizaciones de nueva generación.  

53. Demostrar falta de consideración y de respeto hacia los empleados y los colaboradores no jerárquicos.

El respeto es la consideración y valoración especial que se le tiene a alguien o a algo, al que se le reconoce valor social o especial diferencia. Muchas formas de respeto se basan en la valoración de la reciprocidad y reconocimiento mutuo. El respeto en las relaciones interpersonales comienza en el individuo, en el reconocimiento del mismo como entidad única, que necesita y quiere comprender al otro. Reconocimiento es la acción de distinguir a una cosa, una persona o una institución entre las demás como consecuencia de sus características y rasgos. Se apoya en la premisa antropológica según la cual “el hombre solamente es hombre entre los hombres”, es decir que solo a través de poder establecer una relación sana consigo mismo, se constituye en una relación con el otro. El concepto de aceptación está vinculado con aprobar, dar por bueno o recibir algo de forma voluntaria y sin oposición. La gestión sostenible es, en tal sentido, un decálogo de principios y valores humanos, éticos y medioambientales, desde la perspectiva del bienestar, la calidad de vida y la excelencia, que tiene por objeto dotar a las organizaciones y a las instituciones de instrumentos y herramientas de gestión para el desarrollo sostenible, fortaleciendo de esta forma al tejido económico y social y promoviendo la dignidad humana.

54. Desigualdad en el acceso a las oportunidades de crecimiento y ausencia de desarrollo profesional dentro de la organización.

La igualdad de acceso a las oportunidades es una idea que propugna que un sistema es socialmente digno cuando todas las personas tienen las mismas posibilidades de acceder a verdaderas oportunidades de crecimiento y desarrollo personal, profesional y laboral. Discriminar significa diferenciar, distinguir, separar una cosa de otra. La discriminación negativa es una situación en la que una persona o grupo es tratado de forma desfavorable a causa de prejuicios, generalmente por pertenecer a una determinada categoría social, o por motivos de nacionalidad, género, origen étnico, color, religión, idioma o cualquier otra condición. La equidad introduce un principio ético o de justicia en la igualdad, simetría y paridad. Tiene una connotación de justicia e igualdad social con responsabilidad y valoración de la individualidad, buscando un equilibrio entre ambas cosas. Por el contrario, la exclusión es sacar, dejar fuera de un lugar o rechazar a una persona o a un grupo de personas, negando de esta forma la vigencia de los derechos humanos universales dentro de la organización y la posibilidad de ser digno de ser.

55. Negar el valor de la cocreación, el codiseño y la cogestión.

El trabajo en equipo se define como la unión de dos o más personas organizadas de una forma determinada, las cuales cooperan para lograr un fin común que es la ejecución de un proyecto. Co-crear es recrear el mundo junto a otros con el fin de cumplir los objetivos que nos hemos propuesto alcanzar como grupo de trabajo o como organización. Codiseño es un desarrollo del pensamiento sistémico que comienza la primera vez que se ve el mundo a través de los ojos de otro. Se sustenta en la concepción de que todas las personas tienen ideales y perspectivas diferentes, y que cualquier proceso de diseño tiene que aprender a lidiar con la diversidad que esto significa, (justamente para poder aprovechar la riqueza que reside en dicha diversidad. Cogestionar quiere decir gestionar o administrar conjuntamente, lo que refiere a la democratización de las organizaciones y a la colaboración de los diferentes actores que conforman la organización, actuando siempre desde la horizontalidad del poder, porque todas las personas tienen derecho de participar activamente de los proyectos que ayudan a construir con su presencia, conocimiento y trabajo.

56. Ausencia de alineamiento organizacional, no alentar el trabajo en equipo, ausencia de horizontalidad y de simetría en los vínculos.

Es muy probable que durante las reuniones de equipo surjan miradas o interpretaciones muy diferentes respecto de aquello que acostumbramos llamar “la realidad”. Esto es lo que comúnmente se conoce como dispersión cognitiva. El alineamiento organizacional, por el contrario, es una técnica que promueve que los miembros de la organización aprendan a dialogar y conversar en forma abierta y horizontal, valorando la riqueza que existe en la diversidad de opiniones, con el objetivo de hacer foco en aquellos temas que conforman el corazón de la Estrategia organizacional, de los que dependen el éxito o fracaso de la operación. De esta forma, desde la horizontalidad del poder, en simetría de vínculos y respetando la singularidad de cada actor, es que podremos alcanzar los mínimos consensos necesarios respecto de los temas esenciales para poder avanzar, desarrollando al mismo tiempo un fuerte espíritu de equipo, que permitirá que todos se sientan igualmente informados, motivados y comprometidos con los acuerdos a los que han arribado, evitando que se construyan tabiques, losas o compartimentos estancos entre las diferentes áreas de la organización. Solo después de haber alcanzado este compromiso colectivo con aquello que consideramos “nuestra mejor opción”, es que podremos tomar las decisiones que nos permitirán alcanzar los objetivos fijados.

57. Exceder la capacidad de carga de los equipos de trabajo y de la organización en su conjunto.

La capacidad de carga es un concepto relativo, que puede aplicarse tanto al planeta como a la agricultura, la pesca, los recursos humanos, a una región en particular, y también a la vinculación de las personas con la tarea que desempeñan dentro de una organización. La capacidad de carga de un sistema o de un ecosistema puede aumentarse mediante el uso de tecnologías, la disminución de la cantidad necesaria de un recurso para brindar un servicio útil o la sustitución de los recursos no renovables por renovables, si ello resulta posible. La capacidad de carga también permite determinar la cantidad de horas que un individuo debe trabajar y las tareas que puede desempeñar dentro de una organización, sin que por ello colapse, o sea, sin sobrecargarse. El realizar demasiadas tareas en forma simultánea, arriesgando la estabilidad psicofísica de una persona, o el trabajar más horas de las estipuladas por los organismos que regulan estos aspectos de la vida laboral, son cuestiones que se oponen a un desarrollo humano sostenible.

58. Falta de empoderamiento del jefe de proyecto.

Podría ser obvio, quizá, lo que se espera de un jefe de proyecto desde el punto de vista de sus funciones y responsabilidades. Sin embargo, “empoderarse” va mucho más allá, implica adueñarse del proyecto y hacer que las cosas sucedan de la mejor forma posible. Es precisamente aquí donde deben aparecer las habilidades blandas de dirección y liderazgo, y cuando la empatía y la confianza en el equipo son puestas a prueba. No es fácil en un proyecto hacer que cada integrante del equipo funcione de forma cohesionada en pos del objetivo común, muchas veces porque quien debe realizar ciertas actividades tiene distintas prioridades, otro foco, o bien solo participa en instancias específicas. Al mismo tiempo también es importante no dejar afuera aspectos personales tales como la rivalidad, la envidia, y los celos, que muchas veces suelen tener un rol preponderante y complican mucho las cosas. Ante este escenario, donde diversas personas deben trabajar de acuerdo a un plan y cronograma fijado, es vital sentirse y actuar de forma empoderada a partir de liderar en valores, ser proactivo, aprendiendo del negocio con el fin de proponer las mejores soluciones a los diferentes problemas que se presenten en la gestión del día a día, y solicitando feedback permanente para poder evaluar procesos y resultados de forma acertada. Todos temas directamente vinculados con la inteligencia emocional y la ecología emocional.

59. Falta de empoderamiento de los empleados.

Una de las principales funciones de un líder de nueva generación, es dejar capacidad instalada en sus empleados para que, desde su propia autonomía y autogestión, puedan resolver los problemas y desafíos que deben afrontar en el momento de tener que desempeñar sus tareas laborales. Empoderar es adquirir poder e independencia para mejorar una situación personal, con el fin de lograr una verdadera transformación a través de la cual la persona deja de ser objeto de otros y consigue ser protagonista de su propia historia. Autonomía es la facultad de una persona o de una organización para obrar según su criterio, con independencia de la opinión o el deseo de los demás. Autogestión significa administración autónoma, gestión por uno mismo. En el ámbito organizacional, la autogestión es el uso de cualquier método, habilidad y estrategia a través de las cuales los partícipes de una actividad pueden guiar el logro de sus objetivos con autonomía en el manejo de los recursos. Se realiza por medio del establecimiento de metas, planificación, programación, seguimiento de tareas, autoevaluación y autodesarrollo. El desempeño laboral es el rendimiento que un trabajador refleja al momento de realizar las actividades que le corresponden. A través de observar el desempeño laboral, se considera si la persona es apta para el puesto asignado.

60. No dotar al personal de los recursos que necesitan para el buen desempeño de sus tareas.

Uno de los defectos más comunes en los que caen tanto los emprendedores sociales como los empresarios experimentados, es no dotar al personal con los recursos que éste necesita para poder desempeñar con idoneidad las tareas que les fueron encomendadas. Esto se debe a varios factores, el primero de los cuáles es resistirse a aceptar el alto nivel de inversión que generalmente requiere la operación en general, cifra que siempre se tiende a menospreciar y negar. En este sentido, es muy importante tener en cuenta que el pilar de los “Recursos” es uno de los pilares centrales de la estrategia de la organización, del cual depende el grado de eficiencia, eficacia y calidad con el que se podrán desarrollar los diferentes programas y acciones planificadas en el tiempo para cumplir con los plazos establecidos e impactar en los beneficiarios de la forma esperada. Por lo tanto, antes de arrancar un nuevo proyecto o iniciar una nueva actividad, será necesario realizar un estudio de pre factibilidad con el fin de conocer en detalle las necesidades que deberemos satisfacer en términos de capacidad de inversión y financiamiento, infraestructura, tecnología, logística, gestión del conocimiento, gestión de talento y estudios de todo tipo que la organización deberá desarrollar con el fin de poder alcanzar los objetivos fijados.

61. Ausencia de planes de carrera para aumentar los niveles de desempeño del personal y su empleabilidad futura.

Un plan de carrera es una técnica de retención del talento que consiste en crear un plan de formación y capacitación que facilita a los empleados la apropiación de ciertos conocimientos lo que les da la oportunidad de crecer profesionalmente dentro de la organización y aumentar su nivel de empleabilidad. La empleabilidad es un compendio de habilidades y actitudes que permiten a las personas mostrar y potenciar sus talentos para aprovechar las oportunidades laborales que les ofrece el mercado. El plan de desarrollo de carrera permite al empleado definir sus metas a largo plazo y le aporta las herramientas necesarias para poder alcanzarlas. Al mismo tiempo, se genera cierta fidelización dado que es la organización quien está dotando al trabajador de los medios necesarios para seguir avanzando en el ámbito profesional y laboral, y de esa forma mejorar su nivel de empleabilidad presente y futura. La falta de un buen plan de carrera puede llegar a ser una fuente muy grande de desmotivación, y puede repercutir negativamente en el rendimiento del personal a mediano y largo plazo.

62. Equipos de trabajo poco motivados.

La motivación laboral hace referencia a la capacidad que tiene una organización de mantener implicados a sus empleados para que ofrezcan el máximo rendimiento y conseguir así los objetivos marcados por la organización. Contar con un propósito y un manifiesto inspirador, convocante y potente, es una herramienta imprescindible para inspirar la gestión. Algunos de los factores que pueden desmotivar a los empleados son la ausencia de liderazgo, fallas en los procesos gerenciales, falta de alineamiento con la estrategia de la organización, problemas en el armado del organigrama, falta de claridad en la descripción y asignación de roles y responsabilidades, falta de acompañamiento por parte de los ejecutivos y falta de comunicación en el equipo, salarios que se encuentren por debajo de los estándares de mercado, asignación de tareas innecesarias, deficiencias en el área de recursos humanos o una política de gestión de talento desactualizada, falta de incentivos, etcétera. Es importante tener en cuenta que, si este tipo de situaciones se prologan en el tiempo, la organización acabará desaprovechando una parte muy importante de su capital humano y destruyendo valor y valores.

63. Descubrir que no se conoce el segmento de la sociedad en el que quiere operar la organización, cuál es y dónde está.

La tendencia a pretender encontrar un segmento nuevo, muchas veces lleva al emprendedor social a buscar un nicho que no es lo suficiente grande como para desarrollar su propósito con éxito. Por lo tanto, es muy importante identificar a nuestros potenciales beneficiarios y asegurar que existe una demanda lo suficientemente importante como para poder solventar nuestro proyecto. Debemos estar seguros y saber con qué segmento de la sociedad nos estaremos involucrando, conocer su demografía, cuáles son los hábitos y necesidades de nuestros beneficiarios. Y en el caso de que lo consideremos necesario, es importante estar abiertos a la posibilidad de contratar un estudio de mercado que pueda brindar la información y el conocimiento que necesitamos para poder proyectar nuestra actividad, y continuar después con un estudio de prefactibilidad. Adaptarnos a nuestros beneficiarios y escucharlos, estar en la disposición total de atenderlos y deleitarlos utilizando todos los medios y herramientas posibles, nos llevará al crecimiento y la expansión de nuestra organización.

64. Desconocimiento del sector en el que se desarrollan las actividades de la organización.

En el sector social, los cambios ocurren todo el tiempo, y puede que no contemos con el tiempo suficiente como para aprender aquello que necesitamos saber para poder adaptarnos a los cambios. Por eso, antes de emprender socialmente, es necesario investigar y conocer en profundidad las características de los segmentos de la sociedad en los que decidimos desarrollar nuestra actividad organizacional, con el fin de poder determinar de antemano si nuestro servicio será realmente demandado por los beneficiarios, y si estamos en condiciones de poder competir y cooperar con las organizaciones que ya están operando en esos segmentos. En este sentido, los resultados que arrojaron el estudio de mercado, el estudio de prefactibilidad y las conclusiones a las que se arribó, son algunas de las herramientas que nos ayudarán a sortear este escollo. Solo a partir de comprender con exactitud el sector al que pertenecemos, podremos tener una oportunidad clara para saber si nuestro proyecto tiene alguna posibilidad de éxito.

65. No poner al beneficiario en primer lugar.

Siempre debemos tener presente que el beneficiario es la parte interesada más importante para nuestra organización, dado que, de nuestra capacidad de conquistarlo, dependen los ingresos con los que podremos solventar nuestra operación. Por lo tanto, tenemos que escucharlo, poner sus necesidades en primer lugar, y deleitarlo con el servicio que brindemos (además de desarrollar un diálogo permanente a través de conversaciones con propósito que nos permitan conocer sus intereses más profundos, y los intereses de las comunidades de práctica y los sistemas de influencia en los que participa), pues sus requerimientos son la razón de ser de nuestra actividad y el centro de nuestro accionar. En este sentido, una de las primeras cuestiones que debemos tener en claro en el momento de fundar una organización social, es comprender que el secreto no está solo en impactar de forma positiva en los futuros beneficiarios, sino en lograr fidelizarlos para que permanezcan ligados a nuestra organización. De nuestra habilidad para deleitarlos, cautivarlos, satisfacerlos y al mismo tiempo, respetarlos, dependerá nuestro éxito o fracaso.

66. Errores en el posicionamiento, la imagen y la reputación de marca.

En la actualidad, todo lo que “realmente” sucede, sucede en el campo de la comunicación, cuyo máximo representante es Internet, donde conviven los medios masivos de comunicación, con los medios interactivos, las redes sociales y los new media. El Posicionamiento de una marca es una técnica que lleva a la definición, o al desarrollo de una idea o concepto, para ser proyectado en el proceso de comunicación a través de mensajes claves, de modo que la marca ocupe un lugar privilegiado en la mente del público objetivo (target) y en las partes interesadas. En este sentido, debemos ser conscientes de la importancia que tiene el correcto posicionamiento de nuestras marcas de acuerdo con el perfil deseado, cuidando de dar respuesta a las nuevas exigencias de la sociedad, y que dicho posicionamiento y sus respectivos atributos se encuentren siempre alineados con nuestro Propósito, con nuestra estrategia organizacional, y con los principios y valores que abraza nuestro Pacto cultural.

67. Ausencia de una estrategia de marketing.

Muchos emprendedores sociales comienzan sus proyectos con un gran entusiasmo, midiendo al milímetro cómo harán esto, aquello o lo otro, analizando todos los escenarios posibles. Pero a la mayoría les falta una estrategia de marketing y comunicación profesional para ayudarles a alcanzar el impacto esperado. Por eso se debe trabajar en desarrollar un programa de acciones destinado a hacer crecer la organización con éxito: esto significa esforzarte por atraer beneficiarios (o tráfico si lo nuestro es el mundo online).  El marketing no es una tarea extremadamente difícil, pero es necesario poner empeño en elaborar diferentes estrategias de mercadeo que tengamos a nuestro alcance para lograr el impacto esperado. Esto incluye el desarrollo de procesos y herramientas, entre las que se pueden citar la comunicación sostenible, la publicidad, la promoción, las relaciones públicas e institucionales, los vínculos con los medios de comunicación, la prensa, la presencia en las redes sociales, el marketing digital, etc.

68. Comunicación interna pobre, mala o ausente.

Una adecuada política de comunicaciones y un plan de comunicación sostenible a nivel interno y externo de la organización, resultan críticas para el proyecto y requiere de la coordinación de múltiples actores. El plan debe destacar el posicionamiento que se desea alcanzar, los medios a utilizar, la frecuencia de la comunicación, sus destinatarios y los procedimientos de retroalimentación. Y, en el caso de ser necesario, quien lidera el proyecto deberá estar dispuesto también a promover el dialogo y generar conversaciones de calidad con los diferentes públicos beneficiarios y stakeholders con el fin de renovar periódicamente la licencia social para operar. También es vital dedicar tiempo a mejorar las habilidades de comunicación interna del equipo, porque si se desatiende este punto, es muy probable que se presenten problemas dentro de la organización. Algunos síntomas de una deficiente gestión de comunicación interna suelen ser: que la información llegue por más de un canal inapropiado, o bien por distintos interlocutores y generalmente distorsionada; que la información no llegue en tiempo y forma, o lo que es peor, que llegue a través de las personas incorrectas: que exista un diferente entendimiento de un mismo tema: que los equipos de trabajo estén desinformados o que la política de comunicación interna no esté alineada con el Pacto Cultural de la organización.

69. Publicidad defectuosa o insuficiente.

Algunos emprendedores sociales piensan que los mecenas, sponsors y beneficiarios vendrán solos y por lo tanto se resisten a hacer algún tipo de inversión en publicidad o en acciones de marketing. Sin embargo, desarrollar campañas profesionales de publicidad y acciones de promoción de nuestra organización, en proporción a nuestros recursos y presupuesto y nunca en exceso, es una tarea imprescindible en la que deben intervenir creativos, agencias y expertos en comunicación. En este sentido, debemos no solo dar a conocer la organización, sino también los servicios que brindamos a nuestros beneficiarios, porque de no hacerlo correctamente, limitaremos fuertemente nuestra capacidad de penetración en los segmentos de la sociedad donde nos interesa operar, y demoraremos el alcance del punto de equilibrio del presupuesto tan deseado en toda organización profesional y superavitaria.

70. Pensar que competir es la oportunidad para destruir al otro en vez reconocer el valor de la coopetencia.

La coopetición o coopetencia es la colaboración entre diferentes actores que son, además, competidores entre sí. Es un concepto que se ha expandido a todas las esferas de la gestión, obligando a las organizaciones a incorporar una arquitectura de cooperación que establece vínculos con otras organizaciones en pos de una economía colaborativa. Cooperación supone integración y conocer al otro para buscar apoyos mutuos en aquellos aspectos que unen, y soluciones comunes frente a lo que puede ser causa de enfrentamientos y daños estériles, convirtiéndose de esta forma en una instancia superadora de la competencia. La competencia, por el contrario, es “oponerse entre sí dos o más personas que aspiran a la misma cosa o a la superioridad en algo”. En este sentido, la competencia es inherente a la naturaleza humana, y obedece en cierto modo a la evolución del proceso de selección natural que vivimos como especie. Cuando pasamos de competir a coopetir, es decir a cooperar y competir al mismo tiempo, no se hace presente el ánimo de destrucción, sino la posibilidad de apelar a nuestras mejores capacidades y competencias, cooperando de esta forma con el conjunto y agregando valor para todos.

71. No diferenciarse lo suficiente de la “competencia”.

Si bien está claro que en el sector social no se compite de la misma forma en que lo hace el sector privado, no podemos dejar de reconocer que los recursos son siempre escasos y finitos, y que la posibilidad de recaudar fondos para promover causas vinculadas con necesidades que ya están satisfechas, es una tarea por lo más difícil. Sin embargo, que haya otras organizaciones que han decidido atender a las mismas necesidades que nosotros y que apunten a los mismos beneficiarios, nos asegura que efectivamente existe una demanda real de nuestro servicio. La cuestión entonces es si seremos capaces o no de diferenciarnos de ellos, y que el beneficiario perciba esto como una ventaja comparativa. En este sentido, nunca debemos intentar diferenciarnos basándonos nada más que en la calidad de la prestación. Debemos centrarnos en cambio, en una dirección en la que tengamos claro qué es aquello que haremos para ser diferentes, y animarnos a mostrar nuestra singularidad, originalidad y habilidad distintiva, cooperando al mismo tiempo con nuestros potenciales competidores para lograr aumentar el alcance de nuestro accionar en su conjunto. Una mentalidad enfocada en la innovación y el rediseño colaboran fuertemente para poder avanzar en esta dirección.

72. Subestimar a las partes interesadas y su grado de influencia en el éxito de la operación. Ausencia de diálogo con los stakeholders.

Las partes interesadas o stakeholders en inglés, son todas aquellas personas o instituciones que puedan verse influenciadas o afectadas positiva o negativamente por el proyecto, o puedan influir en su desarrollo, de tal forma que tengan un grado de participación importante en el éxito o fracaso de éste. Sin la colaboración y el compromiso de las partes interesadas, los proyectos difícilmente logren cumplir sus objetivos. Es por lo tanto de vital importancia identificar la “totalidad” de las partes interesadas a nivel interno y externo de la organización, principalmente al inicio del proyecto, gestionar su compromiso, mantenerlos informados y lograr su adhesión y apoyo al proyecto. En el entorno actual, los grupos de interés exigen mayores responsabilidades a las organizaciones y condicionan sus resultados al cumplimiento de normas vinculadas con su rol de ciudadano corporativo. En cuanto al renombrado diálogo con los stakeholders, es una conversación entre dos o más partes que exponen sus ideas e intereses con la intención de llegar a un acuerdo o de encontrar una solución, comprendiendo que la verdad se construye de a dos. Durante ese proceso, la construcción de confianza se constituye en un valor esencial, porque nos asegura que una persona, organización o empresa se comportará de una determinada manera. Confianza es estar dispuesto a ser vulnerable a las acciones de otro, lo que implica haber logrado una relación de muy alta calidad, por lo que se necesita tiempo, esfuerzo y decisión para lograrla.

73. Permitir que se hagan presente los disvalores, las conductas destructivas y la intolerancia.

El mal, como característica intrínseca a la naturaleza humana, se expresa como una radiografía de los aspectos más oscuros del ser. Los puntos ciegos son aquellos defectos, carencias, fallas, debilidades que podrían estar afectando nuestra performance, comportamiento, desempeño, lo cual no solo incide en nuestra percepción de los objetos, sino también en nuestra percepción de los demás y de nosotros mismos. En los puntos ciegos se esconden nuestra sombra, los disvalores que ella encarna, el rechazo a las críticas que no queremos ver, y la tendencia a cerrarnos y a hacer cosas solamente con personas que se parecen a nosotros. Y por supuesto, sin que tengamos la más mínima idea de lo que está sucediendo, de lo que estamos haciendo mal, o de todo aquello estaría dañando a nuestra imagen y reputación. Entre estos comportamientos perversos se destacan administrar mal los recursos y gastar más de lo que ingresa o utilizarlos para beneficio propio, fomentar las guerras internas entre los diferentes departamentos o áreas, el enfrentamiento de ejecutivos que responden a intereses contrapuestos entre los miembros del directorio, entre muchos otros factores.

74. Ausencia de bondad, generosidad y falta de compromiso con aquello que es bueno para la organización en su conjunto.

La benevolencia o no-maleficencia es el principio ético de hacer el bien y evitar el daño, o lo malo para el sujeto o para la sociedad. Actuar con benevolencia significa ayudar a los otros a obtener lo que es benéfico para ellos, o que promueva su bienestar, reduciendo los riesgos maléficos: aquellos que les puedan causar daños físicos o psicológicos. La generosidad hace referencia a ofrecer ayuda a personas que lo necesitan, y está asociada al altruismo. Compromiso es una obligación o acuerdo formal al que llegan dos o más partes tras hacer cada una de ellas ciertas concesiones. En el ámbito laboral, compromiso es la capacidad que tiene el ser humano para tomar conciencia de la importancia que tiene cumplir con el desarrollo de su trabajo dentro del tiempo estipulado. Al comprometernos, ponemos al máximo nuestras capacidades para sacar adelante la tarea encomendada y de esta forma poder alcanzar los objetivos propuestos, tanto a nivel individual como colectivo. Trabajar en equipo implica tirar todos juntos del carro para el mismo lado y defender los intereses del grupo, resignando los intereses personales de corto plazo y evitando caer en actitudes oportunistas y ventajeras en pos del bien común y la cohesión interna.

75. Ausencia de empatía en los altos mandos.

La empatía es la participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella, generalmente vinculada a los sentimientos de otra. Cuando se habla de empatía se hace referencia a una habilidad tanto cognitiva como emocional o afectiva del individuo, en la cual éste es capaz de ponerse en la situación emocional de otro. Hostil es quien con su actitud o sus actos se muestra contrario a una persona, o enemigo de ella. Segregar es marginar a un grupo de personas por considerarlas diferentes desde un punto de vista étnico, cultural o social. La división se expresa a través de lo diabólico, aquello que al no respetar ni límite ni forma, desune y divide. La falta de empatía, la presencia de actitudes agresivas, la injusticia, la segregación y la división, son todas conductas que fomentan climas hostiles de trabajo, generan enemistad entre los colaboradores, y entorpecen la sana convivencia, que es el acto de convivir, existir y actuar de forma respetuosa hacia las demás personas. La falta de respeto por aquellas cosas que consideramos sagradas, es decir, que merecen un respeto especial, nos lleva a profanar el lugar de trabajo y a vivir en un clima de indignidad permanente.

76. Falta de vocación de servicio, solicitud y solidaridad.

Cuando alguien tiene el convencimiento y la pasión por ejercer una actividad profesional se dice que tiene vocación. Por otra parte, la idea de servicio en un sentido más amplio, se refiere a la acción de servir, es decir, mantener una actitud de empatía hacia los demás. Consecuentemente, el concepto de vocación de servicio se refiere a la inclinación profesional orientada a satisfacer las necesidades ajenas. Se define como solidaridad a la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, ya que todos somos interdependientes unos de otros y corresponsables, o sea, realmente responsables por todos. Junto con los de autoridad, personalidad, subsidiaridad y bien común, la solidaridad es un principio filosófico sin el cual, por regla general, se entiende que la sociedad no funciona bien, ni se encamina hacia su verdadero fin. Una persona solícita es una persona espontánea, presta para hacer algo, para servir, para dar. El vocablo refiere a un individuo, rápido, servicial, afanoso, complaciente, esmerado, eficiente o eficaz, que actúa con diligencia, prontitud, cuidado, presteza y laboriosidad, en especial para hacer una cosa o alguna actividad que alguien pide o encomienda.

77. No dar el ejemplo ni trabajar con sentido de trascendencia.

“Ejemplar” es un concepto que responde a la pregunta de cómo es, en general, alguien, y si parece o no digno de confianza. La responsabilidad del ejemplo concierne a todos los hombres por igual, porque vivimos en una red de influencias mutuas de la que no podemos escapar: todos debemos asumir que, de alguna manera, somos “ejemplares” para todos y hacer honor a esta premisa. Pero es indudable que la ejemplaridad pesa especialmente en aquellas personas que tienen más acceso a los privilegios, y en las personas célebres y públicas, lo que nos lleva al concepto de responsabilidad superior y diferenciada. Trascender significa la acción de “sobresalir”, de pasar de “dentro” de un determinado ámbito hacia afuera, superando su limitación o clausura en el tiempo. Trascendencia adquiere asimismo un carácter de finalidad que debe cumplirse como "lo más importante", "lo esencial", por lo que se convierte en el fundamento de la acción y el sentido de todo lo que se hace.

78. Fomentar en los ejecutivos un estilo de conducción donde primen la soberbia, la arrogancia, la vanidad, la frivolidad, la banalidad, o conductas que atentan contra el Pacto Cultural de la organización.

Es claro que de acuerdo con los valores o disvalores que decidimos abrazar como organización, estaremos creando o destruyendo valor y valores. Lo diabólico es aquello que separa y divide, en contraposición a lo simbólico, que es aquello que nos une. Al no respetar ni límite ni forma, el mal –que es la expresión por excelencia de lo diabólico–, en la inmediatez de su accionar se torna terriblemente eficiente y eficaz. La construcción de un vínculo nos puede llevar toda una vida, y su destrucción un solo instante. Cuando el mal se combina con la frivolidad y la banalidad, entonces se vuelve extremo y sumamente peligroso, ya que se comienza por los detalles y se termina por no respetar nada. Nuestro gran desafío como organización es lograr que esto no pase, y que a través de implementar un modelo de gestión sostenible que contemple la dimensión de la gestión por subjetivos, logremos erradicar los disvalores, o al menos intentar que si se hacen presente, su aparición termine siendo cada vez más esporádica y con menor intensidad, de tal forma de dar espacio a las virtudes humanas de nuestros colaboradores, fuentes de amor, paz y convivencia que deben conformar nuestro Pacto cultural.

79. Subestimar la importancia de la pluralidad, el pluralismo, la aceptación y el reconocimiento.

La pluralidad refiere a la cualidad o condición de ser más de uno. Solo en la variedad y en la diversidad de posturas es que se podrá llegar a la resolución de problemáticas complejas, porque esa pluralidad de pensamientos terminará siempre impactando en el resultado final, en las conclusiones, generando que cada postura termine teniendo su representación, su voz y su voto. El pluralismo es un sistema que acepta, tolera y reconoce las diferentes posiciones o pensamientos que puedan surgir en la discusión sobre algún tópico en particular. Aceptación hace referencia aprobar, dar por bueno o recibir algo de forma voluntaria y sin oposición. El respeto es la consideración y valoración especial que se le tiene a alguien o a algo, al que se le reconoce valor social o especial diferencia. El respeto en las relaciones interpersonales comienza en el individuo, en el reconocimiento del mismo como entidad única, que necesita y quiere comprender al otro.  

80. Ejercicio del poder desde el autoritarismo, el verticalismo y la arbitrariedad.

La horizontalidad del poder implica esforzarse por mantener estructuras de poder y relaciones humanas no jerárquicas. Es una práctica o propuesta organizacional, que implica desarrollar o incentivar un poder de decisión y de participación más o menos igualitario entre los individuos que conforman una organización, con el fin de lograr una mayor interacción en el grupo para potenciar el liderazgo y la innovación. El autoritarismo y el verticalismo significan todo lo contrario. Se manifiestan en el temor reverencial –que siempre nos remite a la dominación y el control fundados en la amenaza, el miedo y el terror– y en el abuso que hace una persona de su autoridad y de actuar basada solo en su voluntad o en el capricho, y que no obedece a principios dictados por la razón, la lógica o las leyes. La organización moderna responde a modelos de horizontalidad y simetría en los vínculos, lo que no significa perder de vista las diferentes jerarquías que existen dentro de la organización y las líneas de mando o de reporte.

81. Defensa de los privilegios de unos pocos: nepotismo, favoritismo, y acomodo.

Los ungidos son aquellos que están convencidos de ser moralmente superiores. No solo creen estar en lo correcto acerca de su visión de la realidad, sino que se paran en un plano superior respecto de aquellos a quienes consideran que están errados y son moralmente inferiores. El nepotismo es la preferencia que tienen algunos funcionarios para dar empleos a familiares o amigos de acuerdo a su nivel de lealtad o alianza, sin importar su preparación o el mérito para ocupar el cargo. De acuerdo con los lineamientos que marca la Declaración de los Derechos humanos "Toda persona tiene el derecho de acceso a las oportunidades, en condiciones de equidad". Por lo que el nepotismo violenta el derecho humano de todos aquellos trabajadores y colaboradores que se ven privados de poder acceder a oportunidades para competir justamente por un cargo. También se expresa a través de diferentes formas de favoritismo o acomodo, y la defensa de los privilegios de unos pocos a costa del bienestar del conjunto. Todas conductas que promueven el sometimiento y el temor reverencial, dando lugar a situaciones injustas e indignas.

82. Alentar la demagogia interna, la permisividad, la impunidad, la falta de integridad, el despilfarro y la corrupción.

Demagogia refiere al empleo de halagos, promesas difíciles o imposibles de cumplir y otros procedimientos similares para convencer al otro y convertirlo en un instrumento de la propia ambición. Permisividad significa tolerancia excesiva y ausencia de límite. Cuando alguien actúa con impunidad, sus acciones no tienen consecuencias ni son castigadas. La integridad es el estado de lo que está completo o tiene todas sus partes intactas o puras. Despilfarro es el gasto excesivo e innecesario de dinero tiempo, energía, medios o bienes materiales. También refiere a la conducta de directores y ejecutivos voraces que se asignan honorarios que comprometen la necesidad de reinversión permanente que necesita la organización para poder modernizarse y no perder penetración en los segmentos de la sociedad en los que opera. Corrupción remite al abuso del poder y de la confianza para beneficio propio. Complicidad y connivencia, que refieren a la participación de una persona junto a otras en la comisión de un delito. Todas situaciones que destruyen valor y valores y fomentan y aumentan los niveles la insosteniblidad de la organización en su conjunto.

83. Fomentar la mediocridad, premiar la falta de talento y alentar el rumor dentro de la organización social.

Según el Dr. Luis Chiozza las cuatro emociones que nos habitan: rivalidad, celos, envidia y culpa son “los gigantes del alma”. Como descubrió el psicoanálisis desde sus inicios, todas las emociones son heredadas, es decir, con ellas nacemos y su intensidad varía en cada persona. En su libro El hombre mediocre, José Ingenieros ya nos advertía acerca del problema de la mediocridad: "cada cierto tiempo, el equilibrio social se rompe a favor de la mediocridad. El ambiente se torna refractario a todo afán de perfección, los ideales se debilitan y la dignidad se ausenta; los hombres acomodaticios tienen su primavera florida. Los líderes no crean ese estado de cosas; lo representan. La declinación de la educación y su confusión con ‘enseñanza’ permiten una sociedad sin ideales y sin cultura, lo que facilita la existencia de dirigentes ignorantes y rapaces". Fomentar este tipo de actitudes negativas dentro de nuestros equipos alimenta la falta de productividad y nos aseguran la pérdida de oportunidades y la imposibilidad de poder alcanzar las metas que nos hemos propuesto como organización.

84. Carencia de instancias de mediación y negociación para la resolución de los conflictos internos.

La mediación es un método alternativo de resolver conflictos, el cual tiene como finalidad intrínseca arribar a la solución integral entre partes (pueden ser dos o más personas), evitando de este modo llegar a una instancia superior. Los principios rectores que guían e instrumentan la mediación son: la confidencialidad, la voluntariedad, la oralidad entre las partes y la plena comunicación entre las mismas, la imparcialidad del mediador interviniente y la neutralidad del mismo frente a la materia traída a cuestión. La negociación es algo cotidiano que sucede en casi todas las áreas de la vida. Una negociación es un esfuerzo de interacción orientado a generar beneficios mutuos. El cambio ocurre cuando pasamos de transacciones ganar-perder a transacciones ganar-ganar, que son las transacciones que le agregan valor a las cosas, a los bienes, servicios, valores y emociones de una sociedad. Las transacciones ganar-ganar aumentan la riqueza y disminuyen la inequidad.

85. Liderar convencidos de que el fin justifica los medios y que dividir para reinar es una conducta aceptable.

Tomar la decisión de comenzar a operar como una organización de nuevo paradigma, nos obliga a tener que comprender que de ninguna manera el fin puede seguir justificando los medios, como suele suceder en el sector social tradicional en el que la caridad y la beneficencia son el centro del accionar de la organización y su leit motiv. Si elegimos seguir actuando de este modo, lo único que conseguiremos es romper la promesa de valor que hemos construido con nuestros beneficiarios y stakeholders. Esto implica que nuestro proceso de toma de decisiones debe ser participativo y, en lo posible, vinculante, y tiene que estar basado en un modelo de gestión sostenible, que incorpore los preceptos que nos señala la gestión por subjetivos, y que nos obligan a alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto desde un “cómo”, es decir, a partir de una forma de ser y de estar en el mundo alineada con la cultura de paz, la ética del cuidado y la dignidad humana y de la naturaleza. Por lo tanto, la forma en la que alcanzamos los objetivos es tan importante como la exigencia de cumplir con dicha meta. En cuanto a dividir para reinar, entre muchos otros problemas el más acuciante es que promueve en los mandos medios actitudes de desobediencia y rebeldía, que desembocan en que un día, sin saberlo, nos encontremos durmiendo con el enemigo.

86. Desatender la cultura de paz, la ética del cuidado, y la dignidad.

En la Declaración Universal de Derechos Humanos y otros instrumentos internacionales pertinentes del sistema de las Naciones Unidas, se reconoce que la paz no sólo es la ausencia de conflictos, sino que también requiere un proceso positivo, dinámico y participativo en el que se promueva el diálogo y se solucionen los conflictos en un espíritu de entendimiento y cooperación mutuos. Cuidar, más que un acto, es una actitud de ocupación, de preocupación, de responsabilidad y de involucrarse afectivamente con el otro. Lo que se opone al descuido y la indiferencia es el cuidado. La dignidad propia del hombre es un valor singular que puede reconocerse fácilmente: lo podemos descubrir en nosotros o podemos verlo en los demás. Se trata de algo que nos viene dado; es anterior a nuestra voluntad y reclama de nosotros una actitud adecuada: reconocerlo y aceptarlo como un valor supremo. Este valor singular que es la dignidad humana se nos presenta como una llamada al respeto incondicionado y absoluto por el otro y sus elecciones. Todos valores que a lo largo de la historia han conformado la agenda de los valores tradicionales, fuente de toda forma civilizada de convivencia y cultura.

A nivel macro

87. Un ambiente social cada vez más adverso y competitivo.

Por la acción de la naturaleza o del hombre, como consecuencia de crisis financieras internacionales, catástrofes naturales, tsunamis y otros efectos del cambio climático, los seres humanos debemos estar preparados para enfrentar cambios bruscos en los escenarios reales. Para poder abordar la realidad y sus circunstancias desde esta perspectiva disruptiva, debemos prepararnos.

VUCA es un acrónimo en idioma inglés que se utiliza para describir la volatilidad, incertidumbre (uncertainty), complejidad y ambigüedad de condiciones y situaciones. Más allá del acrónimo, VUCA es un código práctico de conciencia y preparación, un conjunto de conocimientos acerca de anticipación, evolución e intervención, al que hay que sumarle en concepto de fragilidad, que caracteriza el entorno actual tanto a nivel social, como cultural y de negocios. El significado particular y la relevancia de este concepto se relaciona con la forma en la que la gente contempla las condiciones bajo las que se toman decisiones, se planifican y gestionan riesgos y se resuelven problemas. Un mundo VUCA nos interpela y nos obliga a incorporar a la dimensión del método “just in time”, la dimensión del “just in case”. Por eso es que tenemos que tomar consciencia de que debemos estar preparados para lidiar con aquello que no podemos predecir, y dispuestos a cambiar antes de que tengamos que cambiar, porque aquello que no podemos esperar se ha convertido en la norma.

88. Ignorar los cambios que se producen a nivel político, económico, social y laboral que pueden afectar el logro de los objetivos.

En un mundo pequeño, finito e hipercomunicado, es imprescindible que la organización conozca muy bien los segmentos de la sociedad en los que opera, y las características de los países y regiones donde desarrolla sus actividades. Identificar y conocer en profundidad a los actores políticos y económicos que operan en diferentes clusters y regiones en los que la organización aspira a operar, la política económica y los marcos regulatorios de cada país, la situación socioambiental, las características propias del sector en el que la organización desarrolla su estrategia, los desafíos presentes y los escenarios futuros, resulta vital para poder anticiparse a situaciones de riesgo externo que puedan llegar a volverse incontrolables. Una correcta y acertada administración de riesgos y la detección temprana de potenciales emergencias a todo nivel es una de las principales herramientas con las que cuenta la organización para minimizar riesgos y asegurar el alcance de los objetivos que se propuso alcanzar.

89. Seguir pensando solo en términos de caridad y beneficencia, sin prestar atención a la creación de valor integral.

"No sólo ser las mejores organizaciones del mundo, sino también ser las mejores para el mundo", es el lema que caracteriza al movimiento mundial de las sociedades de beneficio e interés colectivo, y que bien podría aplicar a las organizaciones de nueva generación del sector social. Este tipo de organizaciones se caracterizan, básicamente, por que buscan dar una solución a problemas sociales y medioambientales, sin perder de vista las necesidades puntuales de sus públicos beneficiarios, pero generando un impacto positivo en la sociedad a través de aplicar una cuádruple cuenta de resultados. Estas organizaciones se rigen por altos estándares sociales, ambientales y de transparencia, considerando no solo los retornos que esperan sus sponsors y mecenas en términos de dividendos sociales, sino también otros intereses de largo plazo tales como los derechos de la naturaleza, el cuidado del medio ambiente, los intereses de la comunidad a la que pertenecen. Es que la sustentabilidad y la regeneración llegaron para quedarse entre nosotros y ya forman parte de las expectativas que las partes interesadas tienen depositadas en la organización.

90. Desinterés por orientar las actividades de la organización hacia la creación de valor social sostenible.

La creación de valor social sostenible y sus diferentes dimensiones son magnitudes que nos marcan el camino para pasar de un sistema basado en la caridad y la beneficencia, a otro que pone el acento en los dividendos sociales que espera la sociedad en su conjunto del accionar de la organización. Dentro de dichas dimensiones podemos citar: la filantropía de nueva generación, la democratización de las organizaciones, la transparencia y el libre acceso a la información y a los actos de gobierno, los procesos de toma de decisiones participativos y vinculantes, el pluralismo y la pluralidad, la promoción de infinitas formas de asociación, la legitimidad y la validación interna y externa en pos de la renovación de la licencia social para operar, los observatorios sociales, la inclusión y la equidad, la igualdad de acceso a las oportunidades, las nuevas economías, entre las que se destaca la economía circular, la banca ética, los microcréditos, las inversiones de impacto, los instrumentos financieros socialmente responsables, los patrones sustentables de producción y consumo, las energías renovables, el pago por servicios ambientales, los fondos de carbono, el comercio justo y el consumo responsable, el decrecimiento sostenible, la desaceleración del consumo, entre muchas otras. Por lo tanto, para poder alcanzar el objetivo de convertirnos en una organización que crea valor integral, es necesario que nuestra estrategia esté orientada a que nuestra organización incorpore estas nuevas dimensiones de la creación de valor integral a su accionar.

91. Persistir en la práctica de formas insostenibles de desarrollo humano y de modelos de gestión insostenibles.

Durante toda la historia de la humanidad, el concepto de desarrollo se construyó sobre la base del paradigma de la insostenibilidad fundamentado en las características de la economía lineal: extracción, la explotación y la acumulación. Esto solo fue posible gracias a la subvención que nos brindó el planeta hasta el año 1987, cuando comenzamos a consumir los recursos naturales a una velocidad muy superior de la que este tiene para regenerarlos. Es lo que se conoce como el día de la deuda ecológica. Fue en ese momento que pasamos de administrar la escasez, a administrar la finitud. Esta realidad corrobora que toda nuestra historia estuvo signada por la práctica de formas de desarrollo humano y de gestión insostenibles. En el presente, afortunadamente, el mundo se encamina hacia un desarrollo sostenible y regenerativo, con un fuerte acento y orientación hacia el ser humano, el cuidado de nuestra casa común, que es la Tierra, el progreso, y no hacia el desarrollo per se. Una formulación más adecuada de esta idea sería hablar de “formas sostenibles de desarrollo humano como el modo de alcanzar sociedades sostenibles”, basadas en un método de organización social y política que permita a todas las personas y los seres vivos puedan tener una existencia digna.

92. Ausencia de un sentido de admiración profunda por la belleza de la naturaleza y la Creación.

El principio de belleza proviene de la admiración por la naturaleza y la condición humana. La belleza no es un afecto humano idiosincrásico, meramente sentimental, sino que es nuestra manera de describir nuestros encuentros con la vitalidad, con pautas que afirman la vida y los vínculos. Denominamos como bellas aquellas cosas que sostienen y dan realce a la existencia. Por eso es tan importante la protección y valoración de la biodiversidad y del sistema Vida. A fin de que la palabra sostenibilidad signifique algo más que supervivencia, debemos referirnos a la belleza, porque la belleza es el valor intrínseco del paradigma ecológico, que se manifiesta en esa categoría de sensibilidad que es la observación profunda de la naturaleza. En su sentido más profundo, la belleza puede engendrarse a partir de una experiencia de reflexión positiva sobre el significado de la propia existencia, y también cuando se hacen presentes la congruencia y la coherencia. Es la ausencia de belleza lo que ha confundido nuestros esfuerzos en nombre de la sostenibilidad.

93. Negación de los principios de integralidad, interdependencia y corresponsabilidad.

La integralidad entre el mundo y la Tierra se sustenta en el principio de realidad. Esto implica que el mundo, como creación humana, debe reconocerse parte de la Tierra y sus normas necesariamente tendrán que reflejar las normas de los ecosistemas. Por todo esto es que quizás ya es hora de que comencemos a pensar en “declaraciones de interdependencia”, más que en “declaraciones de independencia”, reconociendo que las fragmentaciones artificiales precisan redefinirse desde la integración que nos brindan los ecosistemas, que no reconocen fronteras ni banderas. Los límites planetarios, el cambio climático y la deuda ecológica nos imponen nuevas reglas de juego que debemos respetar. Corresponsabilidad significa responsabilidad compartida, y es uno de los fundamentos de la convivencia. En el ámbito organizacional, la corresponsabilidad significa asumir y compartir las responsabilidades y comprometerse con el cumplimiento de la Misión y el Propósito de la organización y el bienestar de todos. Si bien es verdad que todos somos corresponsables, no debemos olvidar que, de acuerdo con nuestro grado de acceso las oportunidades y a los diferentes roles que desempeñamos dentro de la organización, algunos tenemos mayores grados de responsabilidad que otros.

94. Contaminar, no cumplir las normas ambientales y no actuar ecoeficientemente.

Las normas ambientales son disposiciones legales que establecen, por acuerdo entre los distintos sectores de la sociedad, cuáles serán los niveles de sustancias contaminantes que serán considerados aceptables y seguros para la salud del ser humano y del medio ambiente. La huella de carbono es un indicador ambiental que pretende reflejar “la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto”. La huella hídrica se define como "métricas que cuantifican los impactos ambientales potenciales relacionados con el agua", o también como el volumen total de agua dulce consumidos por un individuo o una comunidad. Ecoeficiencia significa ser ecológica y económicamente eficiente. La regla de las tres erres es una propuesta sobre hábitos de consumo responsable que hace referencia a estrategias para el manejo de residuos con el fin de ser más sustentables con el medio ambiente, específicamente dando prioridad a la reducción en el volumen de residuos generados, el reuso y reciclado de los mismos. Se consideran contenidas dentro de estas prácticas la minería urbana producto de la obsolescencia programada y el suprarreciclaje. Contaminar es transmitir a una cosa, en especial al agua y a la atmósfera, sustancias capaces de perjudicar su estado o la salud de los seres vivos. En la actualidad la destrucción del medio ambiente, especialmente si es intencionada e irreversible, es considerada un ecocidio.

95. No medir el impacto ambiental y social de nuestras acciones, y negarnos a rendir cuentas a la sociedad.

Toda actividad humana tiene un impacto sobre su entorno, que puede ser positivo o negativo. El llamado impacto ambiental o social se refiere al efecto que produce una determinada acción humana sobre el medio ambiente y sobre la sociedad. Para medir este impacto y la sostenibilidad del ecosistema, se ha creado la Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) de acuerdo a indicadores de desarrollo sostenible, que apuntan a resolver el conflicto entre una vida humana sostenible y la integridad de la naturaleza. Rendición de cuentas significa colocar la información en la “vitrina pública de la organización” para que las partes interesadas puedan revisarla, analizarla y, en caso de ser necesario, usarla como mecanismo para sancionar si se detectan anomalías”. Un balance o informe de sostenibilidad puede definirse como el informe de carácter público que las organizaciones sociales ofrecen a sus partes interesadas, tanto internas como externas, sobre su posición corporativa y sus actividades en las cuatro dimensiones de la sostenibilidad: social, pública, ambiental y económica. En otras palabras, se trata del informe en el que se busca plasmar la contribución de la organización al desarrollo sostenible y a la regeneración en su propósito de crear de valor integral para la sociedad.

96. Desarrollo de patrones de producción insostenibles.

Alcanzar patrones de producción sostenibles no se reduce a una cuestión ambiental; se trata de mantener el capital natural y, por lo tanto, la productividad y la capacidad de nuestro planeta para satisfacer las necesidades humanas y sustentar las actividades humanas. Uno de los factores esenciales para el desarrollo sostenible es que la producción de bienes y servicios sea cada vez más limpia y ecoeficiente. Sin embargo, los patrones actuales de consumo fomentan una producción insostenible y la degradación tanto de los recursos como de los ecosistemas sociales y naturales. No se trata únicamente de los comportamientos de compra de los consumidores, sino que esto también refiere a todos los tipos de interacciones entre las personas y las infraestructuras que dan forma a sus estilos y medios de vida. El consumo sostenible exige una convergencia de diferentes patrones de consumo y que todos consumamos de manera responsable, con el fin de poder generar beneficios económicos, bienestar social e inclusión social (acceso a los mercados, innovación, creación de empleo, estilos y medios de vida más saludables), además de reducir los riesgos y sacar provecho de las oportunidades ambientales que nos ofrece la regeneración.

97. Falta de alineamiento de la estrategia organizacional con los Objetivos de desarrollo sostenible.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son el plan maestro para conseguir un futuro sostenible para todos. Se interrelacionan entre sí e incorporan los desafíos globales a los que nos enfrentamos día a día, como la pobreza, la desigualdad, el cambio climático, la degradación ambiental, la búsqueda de prosperidad, justicia y paz. Para no dejar a nadie atrás, es importante que logremos cumplir cada uno de estos objetivos al 2030. El sector social –por su fuerza y capacidad de innovación– deberá asumir un papel relevante, teniendo una oportunidad ideal para promover articulaciones y acciones que favorezcan el cumplimiento de los ODS. Ir más allá del propósito e integrar la perspectiva del desarrollo sostenible en las propias actividades y en la estrategia de acción a través de la puesta en marcha de herramientas de gestión que además de mejorar los niveles de eficiencia y eficacia, aseguran la supervivencia de la organización en el largo plazo.

98. Desatender los requerimientos y reclamos de la sociedad en cuanto al rol que cumple la organización como ciudadano corporativo.

La actual crisis del sistema mundial viene a señalarnos la necesidad de un cambio de rumbo a partir de un nuevo paradigma que se basa en la creación de valor integral. Para las organizaciones sociales, la creación de valor social sostenible implica un cambio muy profundo, que las obliga a refundarse como verdaderos ciudadanos corporativos preocupados y ocupados de acompañar otras dimensiones de creación de valor, como por ejemplo la creación de valor social, pública, ambiental y eco espiritual cívico ciudadano. Ya no resulta suficiente abrazar un buen propósito, también es necesario que tengan en cuenta los contenidos de una “nueva agenda de la sociedad global”. La licencia social para operar que le otorga la sociedad a la organización social se basa en el grado en que la organización y sus actividades cumplen con las expectativas de las comunidades locales, la sociedad en su conjunto y las partes interesadas.

99. Ignorar la nueva agenda de la ciudadanía global y el valor que aporta el sector social a la calidad de vida y el bienestar general.

En la era del conocimiento, surge un nuevo actor social que es el ciudadano global, representado por personas que, en cooperación con otras, tienen la capacidad de crear, transformar y conservar el orden social en el que quieren vivir, cumplir y proteger para la dignidad de todos. Estos ciudadanos formados e informados, con autonomía moral desarrollada y una mirada de la realidad con criterio propio, son personas activas que participan de la vida social y se comprometen, que operan en redes presenciales y virtuales reflexivas, que alimentan la discusión y crean conocimiento, verdaderos actores políticos cosmopolitas que influyen en la agenda pública, adhieren a tres agendas: los principios y valores humanos universales, los valores cívico ciudadanos, los valores de la sustentabilidad y la regeneración, que implican un respeto irrestricto a los derechos humanos y a la defensa del medio ambiente con la convicción de que la globalización debe estar acompañada por un mejoramiento de las condiciones de vida del planeta y sus habitantes. Estos nuevos agentes de cambio se organizan con otros que comparten sus mismos valores y, desde la conformación de comunidades de práctica y sistemas de influencia, construyen colectivamente para influir en la agenda pública a nivel local, regional y global.

En cuanto al rol del sector social en la vida de una sociedad, es importante tener en cuenta que en la actualidad las organizaciones sociales de nueva generación se asumen como verdaderos ciudadanos corporativos comprometidos no solo con su propósito y misión, sino también con transmitir y compartir sus mejores prácticas con aquellas organizaciones que forman parte de su red de valor con el fin de que éstas incorporen esta nueva visión vinculada a la sustentabilidad y la regeneración, y la adopten dentro de su propio accionar. Solo de personas, organizaciones sociales, empresas e instituciones sustentables y dignas, que busquen aprender de la historia para no volver a repetir los errores cometidos, nacerán comunidades y sociedades sostenibles y regenerativas.

100. La falta de suerte, de buena fortuna, o no haber sabido esperar el momento oportuno para actuar.

¿Existe la suerte? Esta es una meta-pregunta –una pregunta que dentro de sí encierra muchas otras–, que no tiene respuesta. Sin embargo, no podemos desconocer que muchas veces la buena fortuna, o la buena estrella, es un factor importante en el éxito de aquello que emprendemos. En muchas ocasiones puede que sea simplemente una cuestión de timing: estar en el lugar indicado en el momento indicado, y en muchas otras, nunca dejar de patear al arco y estar dispuesto a dejarlo todo en la cancha. Como bien decía Picasso: “…por las dudas, mejor que la inspiración me encuentre con un pincel en la mano”.  El problema con la suerte es que, si solo nos fue bien por un golpe de gracia, no sabremos cómo hacer para volver a repetirlo, y la sobrevivencia de una organización social depende de que las cosas nos salgan bien todos los días, para lo cual necesitamos un método, organización y tiempo. De todos modos, también es importante tener en cuenta que, hasta para ganarse la lotería, antes tenemos que haber tomado la decisión y asumido el riesgo de comprar un billete. A fin de cuentas, el agua moja, el fuego quema, y en esta vida todo tiene consecuencias. “El que abandona no tiene premio”, como bien reza el Indio Solari en su canción. Para quien no sabe adónde va, nunca soplan vientos favorables.

101. ¡Descubrilo vos!

Cada uno de estos 100 motivos por los que generalmente fracasan los proyectos y las organizaciones sociales, dejan al descubierto el paradigma de la insostenibilidad en el que vivimos inmersos en la actualidad. Un paradigma que solo nos conduce a destruir valor y valores, sino que además resulta altamente perjudicial para cualquier proyecto personal, social o de negocios. Por otra parte, el desconocimiento profundo de las propias emociones, la escasez de inteligencia emocional y la incapacidad de administrarlas correctamente, son todas características negativas del carácter que, sin lugar a duda, constituyen el problema más difícil a sortear. Lamentablemente, como decía Pogo, el personaje de historieta creado por el dibujante Walt Kelly: “¡hemos descubierto al enemigo, y somos nosotros!”.

Sin embargo, siempre que abundó el pecado sobreabundó la Gracia. Por lo que nunca es tarde para apelar y practicar la ecología emocional y la eco-espiritualidad cívica ciudadana, ambas herramientas imprescindibles para la construcción de un Pacto cultural de nueva generación basado en los preceptos que nos exigen la cultura de paz, la ética del cuidado, la ecobioética y la dignidad humana.

¿Qué debes hacer para solucionar estos errores?

Lo importante no es solamente conocer las razones por las cuales los proyectos, las organizaciones sociales, las empresas y los negocios fracasan, sino actuar con inteligencia para que nuestro destino no quede preso de ninguno de estos problemas. Pasar por un mal momento no puede ser excusa para abandonarlo todo y tirar la toalla, al contrario, se debe trabajar más y con más esfuerzo y energía.

Para superar una crisis, lo más recomendable es empezar por contratar a profesionales que ya hayan trabajado en otras compañías como la nuestra y que tengan experiencia en su labor. Al principio puede ser duro tener que dividir nuestro presupuesto para pagar al personal experto que nos ayude a sacar adelante nuestra organización, pero sin duda a largo plazo nos será más beneficioso de lo que pensábamos, y así podremos construir nuestro futuro sobre una base sólida difícil de derrumbar.

Una excelente motivación para tener muchas más ganas de salir adelante, es poder compartir nuestra visión organizacional con otros emprendedores sociales que asuman la coopetencia como un valor, que ya han experimentado lo mismo que nosotros. Así aprenderemos que en algún momento los emprendedores exitosos también han estado en nuestra misma situación, y que saben por todo lo que se tiene que pasar para llegar a la cúspide del logro.

Por último, tenemos que saber que emprender no es para todos. Aquel emprendedor o intrapreneur social, que aspire a tener alguna oportunidad para alcanzar el impacto esperado, tiene que estar dispuesto a sacrificarse y poner todo de sí para, quizás, en algún momento, tener alguna posibilidad de que le vaya bien y ser sustentable en el tiempo. Aquel que no esté dispuesto a arriesgarlo todo y a poner en juego su autoestima, mejor que se dedique a otra cosa.